Analisis de la pelicula Sybil

Analisis de la pelicula Sybil

ANÁLISIS SYBIL

La película muestra un trastorno disociativo de identidad que sufre Sybil, una joven tímida que vive sola en Nueva York, comienza a tener más acentuado el problema de fugas mentales en el que ya no recuerda qué ha pasado, así llega con una terapeuta, la doctora Cornelia Wilbur.

La disociación según West, 1967 “es un proceso que produce una alteración en los pensamientos, sentimientos o actos de una persona de forma que durante un periodo de tiempo ciertas informaciones no se asocian o integran con otras, como sucedería en condiciones normales”, lo mencionado anteriormente concuerda con lo que padecía Sybil, sus múltiples personalidades al no estar integradas hacían que Sybil no recordara lo que pasaba cuando salía Peggy o Vicky. Es importante mencionar que la madre de Sybil era una persona con esquizofrenia, de tal manera que la relación objetal entre madre e hija fue devastadora en sus primeros años de crecimiento. En tanto, Sybil existía en el momento de tener contacto con su madre, la madre la hacía existir de maneras traumáticas, es decir, la personalidad esquizofrénica de la madre hacía que con base en el lenguaje desorganizado e ideas delirantes, la relación con su hija se basara en malos tratos, en pensamientos parcializados acerca de Sybil, o era completamente buena o feliz o “si corría dentro de la casa” era una niña completamente mala. Esos comentarios, en la estructura de personalidad de Sybil, construyeron poco a poco las diferentes personalidades, para después comenzar a surgir y defenderse de su propio yo. Fue una niña que todas sus pulsiones eran prohibidas por la madre (por ejemplo, no le salían lágrimas), y eso se vuelve simbólicamente en una castración y frustración por parte de Sybil, aunque a su edad no supo realmente qué sentía, solo odiaba a su madre en el inconsciente.

Sybil tiene una idea parcializada de su madre, es completamente “buena” y eso la hace reprimir impulsos en donde odia a su madre por todo lo que hizo que sufriera. Por otro lado, su figura materna cariñosa que tanto buscó Sybil en su infancia fue su abuela. Ya que con ella, podían ser reconocidos sus logros, como cuando hace un arreglo para el árbol.

La relación objetal de Sybil con su madre tuvo el resultado de una des-estructuración de personalidades ya que los estímulos propios de Sybil eran concebidos como malos o prohibidos; recuerdo la escena cuando le hacía los lavados, en los que amarrada, Sybil, tenía que retener el líquido, “no debía dejarlo ir”. Lamentablemente los castigos colgada o encerrada en el granero hicieron que fuera despersonalizando, desintegrando y perdiendo el contacto con su realidad inmediata. Todos estos malos tratos hacia Sybil, no le dejaron otra opción que asumir el poder que tenía la madre sobre ella, a pesar de que sus deseos fueran otros. La madre por su lado, debido a su esquizofrenia y debido a su falta de empatía, ni siquiera se dio cuenta de las necesidades “agujeros” de su hija.

Lo real que provoca malestar (vacío de objeto) le deja como única posibilidad desear lo que el Otro desea en él (para eso lo engendró), lo anterior hace que recuerde las diferentes escenas en que Sybil tiene brotes de sus diferentes personalidades, en los cuales se repite una y otra vez que “soy una niña mala, así no se hace, no corras, etcétera”, finalmente esa única posibilidad de la que se habla al principio se volvió una constante en la vida de Sybil: lo que su madre deseaba en ella.

El acto lúdico en el niño evidencia el distanciamiento del objeto pero reteniendo la significación del acto en relación con el Otro, es decir, Sybil cuando era pequeña y jugaba a hacerle un dibujo a su madre, la niña ya sabía que el dibujo, en lo imaginario, sería una extensión de ella hacia su objeto primario (madre), si la madre hubiera sido congruente con este acto lúdico de Sybil, tanto en su acción como en su lenguaje, Sybil habría comenzado a apropiarse imaginariamente de su realidad de una manera adecuada, sin embargo, la madre al burlarse de su dibujo y al pisar sus crayolas, destruyó ese objeto transicional en el que Sybil estaba haciendo una extensión de ella misma, perdiendo así el sentido de reafirmación y significación de su propio yo.

En cuanto a la relación con los diferentes objetos, como por ejemplo, el desinfectante, los ganchos para abotonar, los paños de cocina, la niña los introyectó como agresivos debido a los eventos traumáticos a los que fue expuesta. Para Sybil son los objetos malos, ya que fueron una vía de frustración y sobre ellos se proyectan las pulsiones destructivas de su yo. Por otro lado y en el mismo sentido de sus relaciones objetales, la bata blanca y suave del doctor que la estaba atendiendo en una de las escenas, al conocer a la terapeuta que también tenía una bata blanca hizo que la identificara como objeto

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