Análisis de “Betty Blue”: Pasión, locura y la intimidad de una relación incondicional

37° 2 LE MATÍN (Betty Blue)

Le escena inicial de la película muestra a dos personajes despojado de todo. Sin pasado, sin estructura previa, sin nada que los ate ni siquiera a este mundo. Envueltos como dos peces en una pecera de pación. Todo suyo, toda suya, atrapados más que en el calor del verano, en el de sus cuerpos vividos mutuamente a flor de piel.

Así empieza esta historia de amor. Construida desde la pación misma hasta el reconocimiento en la cotidianidad.

Betty Blue cristaliza una pareja en su intimidad. Exponen varias escenas de desnudo que no son más que para dibujar siluetas de una relación llevada a flor de piel, libre, totalmente entregados el uno al otro. No es de casualidad que los únicos que aparecen totalmente desnudos son Betty y Zorg, tratando de contraponerse a una sociedad donde las personas que la conforman navegan entre sueños e ilusiones rotas, conformándose con la vida que les toco, sin ganas ya ni siquiera de creer en alguna esperanza, solo viéndolos distantes y dejándolos morir poco a poco mientras los recuerdan con nostalgia como a alguien que ya murió. Como el policía decepcionado por haber sido rechazado veinte y siete veces, sin poder ver la luz para sus escritos o el policía que detiene a Zorg mientras conduce a toda velocidad el camión para entregar su piano, trágica nostalgia frente a la idea de ser padre.

Opuestos complementarios que se necesitan el uno al otro para poder justificar su existencia, dos partes de un mismo todo que se encuentran, que se unen para ya nunca más ser separados. Betty, pulsiones que se encienden al rojo vivo, una mujer que transita como un huracán borracho de ganas de vivir, desarraigo feroz al contrato social, a las convenciones, sin limitarse a nada.

Zorg; muy paciente, sumiso, con ganas de vivir pero consciente de que todo tiene un proceso, que todo llegara a su tiempo, esperando que la marea baje para poder salir a buscar un nuevo horizonte.

Todo esto mostrado en escenas donde Betty estalla constantemente contra todo lo que le presiona, lo que le parece mal, lo que le perturba, destruyendo todo a su paso, como el carro del jefe de Zorg, el jefe de Zorg, las cosas de la casa, la casa, la señora del restaurant, el editor. Pero Zorg siempre detrás de las tormentas para encontrarla, para reparar los daños causados, para volverse a sentir completo soportándolo todo, luchando por ese amor imperecedero.

Esta historia muestra los dos lados de una relación amorosa, por una parte escenas donde el calor, el cielo naranja por las tardes, el color vivo de todo lo que los rodea refleja la felicidad y la ternura. Pero por otra parte cuando tienen que enfrentar discusiones, estallidos de furia, dolor, miedo, terror, llanto, se reflejan bastante claras a través de los colores obscuros, de la casa donde casi no se atreve a pasar la luz del sol, la lluvia, la noche. Envuelven y dan a conocer la verdadera conformación del sentimiento más humano que puede existir, el amor.

Un amor tan arraigado el uno del otro desde las paciones hasta las cotidianidades, donde se complementan y a veces el uno tiene la necesidad de ser el otro o sumergirse en la locura del otro con tal de no ser separados jamás, como refleja la escena cuando Zorg toma los vestidos de Betty o cuando sumergido en la locura de su amada conversa con el gato blanco.

A través de escenas claves de la película como cuando Betty le dice: te amo, a Zorg o se prometen amor eterno y que nunca se separaran, se muestra esa entrega total mutua, donde las palabras no se las utiliza gratuitamente y las promesas se cumplen todo esto dentro de su fantasía y esto deja la idea de que tal si un día nos fijamos en las cosas que decimos, en lo que prometemos, y ponernos a pensar en que las palabras no son inocentes e imaginar que sucedería si cumplimos todo lo que prometemos y se hace realidad palpable todo lo que decimos.

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