Bolero de M. Ravel

Audición dirigida y documentada[pic 1]

1. Bolero de M. Ravel

En 1928 el compositor francés Maurice Ravel (1875-1937) compuso la obra BOLERO con algo más de 50 años justo en el momento que se encontraba en la cúspide de su fama y su reconocimiento mundial, con cientos de piezas a su haber que se escuchaban por toda Europa y América del norte.

 El Bolero nace de la combinación de dos rasgos muy característicos de Ravel: su pereza a la hora de ponerse a escribir y su pasión por marcarse retos y superarlos.

Reducido al puro sonido, el Bolero parecía una trama orquestal sin música, solo un largo y progresivo “crescendo” si bien concebido con una audacia inaudita: un simple motivo dividido en dos partes, apoyado en un ritmo omnipresente e incansablemente repetido, sin cambio, que no sea el que, alternadamente, Ravel encomendó a la caja siguiendo la indicación: donde hubo corcheas haga ahora tresillos, luego vuelta a lo mismo y así sucesivamente hasta el final de la pieza.

La obra de Ravel Bolero pertenece al siglo XI-XX por lo tanto pertenece a la estética vanguardias musicales  del impresionismo. Esta estética musical se caracteriza por sus frases largas sin apenas reposo, líneas melódicas sin principio ni final. El impresionismo destaca por el cambio en la simetría que había hasta el momento  con una sensación de que los sonidos fluyen en el tiempo. Se pueden apreciar armonías complejas, escalas no habituales, una gran libertad en las formas musicales.

En el caso de Bolera podemos apreciar un ritmo muy repetitivo, constantemente se repite una y otra vez. En el caso de la melodía nos encontramos ante un diseño melódico complejo muy acorde con la época. Los instrumentos que se pueden apreciar en esta obra son de la familia de viento metal, y de viento de cuerda frotada. En el caso de la textura la obra de Bolero se aprecia una textura polifónica con diferentes voces al mismo tiempo. Su género es instrumental ya que solo se utilizan instrumentos y no se aprecia ninguna voz vocal. Y a la armonía que podemos apreciar en esta obra es completamente tonal ya que nos deja fluir con ella, no se nos hace extraño escuchar esta obra.

1. Vals Nº 1, Op. 64 (Del minuto) de F. Chopin

Frederic Chopin (1810-1849) compuso en el año 1847 el Vals opus 64 nº 1 en re bemol mayor como el primero de sus Trois Valses.

Si el piano es el instrumento romántico por excelencia se debe en gran parte a la aportación de Frédéric Chopin: en el extremo opuesto del pianismo orquestal de su contemporáneo, el compositor polaco exploró un estilo intrínsecamente poético, de un lirismo tan refinado como sutil, que aún no ha sido igualado.

Hijo de un maestro francés emigrado a Polonia, Chopin fue un niño prodigio que desde los seis años empezó a frecuentar los grandes salones de la aristocracia y la burguesía polacas, donde suscitó el asombro de los asistentes gracias a su sorprendente talento. De esa época datan también sus primeras incursiones en la composición.

Si nos centramos en la composición del Vals Nª1 (del minuto) podemos apreciar que pertenece a la época del romanticismo. En esta época la música se caracterizaba por un ritmo métrico pero completo y variado con empleo de poliritmias como es el caso de la composición del Vals. La melodía en esta época era amplia, lírica y cantable. La armonía que predominaba en esta época era tonal pero compleja y muy rica, con un empleo de disonancias y otras audacias armónicas.

Si analizamos la composición del Vals de Chopin podemos apreciar un ritmo simétrico, un solo instrumento (en este caso el piano el cual pertenece a la familia de cuerda percutida). Su textura la podemos clasificar como una melodía acompañada donde una de las manos trabaja a un ritmo con la melodía principal y la otra realiza los acompañamientos. Pertenece al género instrumental y su armonía es completamente tonal, ya que tiene un sentido.

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