Cine Colombiano

Con la imposición de la nueva mirada, formas de sentir y de pensar que trajo consigo el cine a Colombia, se debilitaron la que tenían los colombianos ya que lo que ha visto en la pantalla ha hecho que traspasen los límites de la fantasía y la realidad, como la teoría de Zizek “las ficciones estructuran nuestra realidad, de modo que la verdad (la realidad misma) deba ser buscada dentro de la ilusión- ficción (cine)” esto apunta a que el hombre siempre requiera de otros elementos que lo hagan refugiar en su propio mundo.

El origen de esto fue la fotografía, con la captura del movimiento, y después la llegada de la televisión, que ha sido el imperio que reina en todos los hogares, por ende se puede decir que el público colombiano se ha convertido en un adorador de imágenes, tanto así que el mundo que debía estar escondido en el más allá de las creencias y de las ideas, quedaba reflejado en las pantallas cinematográficas.

Increíble como el cine y más abrumadoramente la pantalla chica colombiana permitió que la época del siglo XX, lograra ponerse ante sí misma, engañarse y observándose, en otras palabras, habían arrebatado la identidad de manera que se hacía imposible determinar hasta dónde se había extendido el reino de la simulación, ficción. El cine es capaz de encantar la realidad, fabricar sueños, recrear el mundo.

Hoy en día la tarea de las nuevas producciones y realizadores es respondernos a estos interrogantes: ¿qué están diciéndonos las imágenes de los nuevos creadores?, ¿qué nuevas palabras son las que usan?, ¿qué quieren contarnos?, ¿cómo nos están viendo y cómo nos ven en nuestro país? Puesto que la imagen que tenemos es de un pueblo violento lleno de muchas necesidades sociales.

En Colombia se ve una gran cantidad de trabajos audiovisuales, que ni siquiera según Luis Ospina son cine, simplemente son películas, que al verlas no provocan ni mueven en lo más mínimo nuestro ser, no tienen ningún compromiso, sino que solo son películas bien hechas técnicamente: una excelente fotografía un lenguaje cinematográfico impresionante pero no hay historia, todo es perfecto; son películas “bonitas” pero de contenido vacío, ni amplío ni lo contrario.

Como realizadores audiovisuales no hay que caer en aquello, hay que tener más compromiso, debemos conocer la historia, más no repetirla, para así saberle llegar al espectador, sobre gustos no hay nada escrito. El espectador responderá a lo que uno le entregue.

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