Filemón y El Castillo de Cera

Filemón y El Castillo de Cera

Erase una vez en un lejano pueblo, un niño llamado Filemón, le gustaba ir a jugar a los pastos de los alrededores del pueblo.

Donde jugaba con su amigo Pepe, este era su amigo desde que la familia de Filemón se mudaron muy cerca de la casa de Pepe, junto con su amigo Filemón se imaginaban muchos viajes y aventuras. Filemón tenía un hermano mayor el cual le gustaba hacer bromas de mal gusto.

Un día cuando salían de la escuela, Pepe vio entre los arbustos una pequeña corteza de madera, por la cual se agacho para investigar el pequeño madero que tenía aspecto de una puerta antigua, y para su sorpresa ¡esta era una pequeña puerta!, rápidamente la cubrieron con los arbustos.

Al día siguiente fueron en busca de nuevo por la pequeña puerta, pero no se percataron de Nery el hermano mayor los seguía, cruzaron la puerta y siguieron un pequeño sendero hasta llegar a una inmensa estructura, que no era más que un antiguo Castillo, entraron sin precaución sin llamar a las puertas.

Siguieron su camino, curioseando y traveseando hasta que una sombra les hiso erizar la piel, cuando produjo del interior de el estomago un sonido escalofriante, esto les hizo perder la cabeza ante la situación por la que pasaban pero nos se habían dado cuenta de que nery ya no estaba con ellos, se armaron de valor y se decidieron a ir buscarlo por todas partes hasta dar con él.

Luego de haberlo encontrado inconsciente dijo pepe hay que salir de aquí inmediatamente corrieron y corrieron hasta llegar a las puertas del castillo,

Pero notaron que las puertas habían sido selladas, corrieron de nuevo hacia adentro y Filemón fue empujado hacia la pared y se dio cuenta de que las paredes eran de cera y llegaron a un salón lleno de personas que habían sido convertidas en estatuas de cera. Luego a Filemón se le ocurrió prender una antorcha y atravesar las paredes.

Cuando llegaron a un cuarto, lleno de oro, había de toda clase de metales preciosos y perlas, hicieron sacos con sus camisas, y siguieron atravesando paredes, hasta salir se fueron de prisa hacia la puerta y corrieron a toda velocidad a casa de Filemón.

Cuando abrieron los sacos se dieron cuenta de que ya no llevaban oro sino que piedras.

Y comprendieron que la avaricia no es buena y siguieron poniendo en práctica el valor de la humildad

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