LA PRÁCTICA MUSICAL COLECTIVA, APRENDIZAJE ARTÍSTICO Y SOCIAL

El Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela es otro ejemplo de los beneficios que acarrea la Práctica Musical Colectiva. El Maestro Jose Abreu, define el papel importante que juega la práctica colectiva, en la que cual cada uno es responsable por sí mismo y por el otro. Estas prácticas musicales colectivas son, fundamentales para niños y jóvenes, para su formación como personas individuales y para sus prácticas de comunidad, fomentando así los valores de comportamiento, y mejorando así la vida en sociedad.

En este mundo contemporáneo es necesario Pensar sin sosiego, como lo afirma Nancy, en estrategias para mejorar la vida de los seres humanos, y fortalecer los lazos para vivir juntos. La globalización y la aceleración de los tiempos ha ocasionado que a pesar que el conocimiento se ha convertido en una herramienta de fácil acceso gracias a las tecnologías, no tenemos una conciencia acerca de la inteligencia y la sabiduría que se le debe dar al buen uso de esta herramienta. A pesar que la evolución de este mundo, como lo dice Ricardo Maliandi: afirmamos la necesidad de una ética de la globalización, dado que se están violando las más elementales normas de justicia social.

Son los niños los que más sufren por estos cambios socioeconómicos ya que a pesar de la globalización ellos pueden adaptarse a estos cambios con el desarrollo de sus potencialidades pero esto conlleva a que pierdan los valores cívicos de comportamiento y adquieran una vida hostil con pensamientos más materiales que espirituales.

Es deber de estas prácticas crear la responsabilidad y el valor de pensar y hacer por los otros en conjunto en un ambiente pacífico, respeto y comprensión. Para ello la educación tiene un papel fundamental el cual no sólo debe referirse a la formación individual ni tampoco al sentido de pertenencia institucional, sino que debe centrarse en el sentido de lo educativo en la sociedad para fortalecer el trabajo en equipo y el desarrollo de la solidaridad y el deseo de un trabajo en conjunto.

La Educación Artística tiene un rol importante. La formación en arte, sus manifestaciones, y sus prácticas en conjunto, potencian la creación, la sensibilidad tan necesaria en este mundo tan hostil, y lo estético, recuperando la idea de proyección hacia futuro, des-rutinización y el fomento a la producción compartida.

Georg Simmel manifiesta que todos somos músicos pre existenciales, interpretamos la música de nuestras sensaciones. Esta surge naturalmente generando sonidos pero también relaciones con otros, es una práctica que hacemos con otros. Eugenio Trías manifiesta que la música es el hogar nativo del lenguaje, asociándolo así con la lingüística y asociándola con la arquitectura como artes limítrofes, responsables de dar forma a lo matricial, así constituyendo un mundo apto para ser morada del sujeto humano.

Trías propone de consumar un giro musical que descubra el carácter liminar, de umbral que la música tiene, antecediendo y anticipándose al lenguaje hablado y tramando con él y con la escritura, una relación dialéctica. La música es un arte que se constituye y nos constituye de manera inevitable.

Es posible caracterizar a esta práctica como un espacio de creación compartida en el que se ponen en juego aspectos técnicos, socioafectivos y estéticos, que generan el fenómeno musical integral. Este espacio de construcción musical compartida requiere del concurso de todos y cada uno de los participantes que aportan saber general, conocimiento técnico, competencias instrumentales y talento para el logro musical; quisiera resaltar también lo que influye el valor de la responsabilidad para asumir estas prácticas como un motor que mueve toda actividad y que genera un resultado de un trabajo agradable y motivante.

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