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La Buena Musica


Enviado por   •  13 de Febrero de 2014  •  2.091 Palabras (9 Páginas)  •  204 Visitas

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Hablar, desde Occidente --las sociedades industriales del Norte--, de la pobreza y la marginación, de la miseria y las desigualdades sociales, pudiera parecer algo ya históricamente superado. No es así. Lo confirman los millones de pobres a los que me referiré: los involuntarios --pues no han elegido su estado-- y prácticamente perpetuos --sumidos en la trampa que tiende la pobreza--. De los 5.660 millones de humanos que pueblan la Tierra, solo 1.200 millones viven en el hemisferio Norte o desarrollado; el resto lo hacen en países del Tercer Mundo, subdesarrollado: basta recordar el continente africano --Etiopía, Somalia, Ruanda, Chad-- o las grandes áreas de América Latina o Asia --Bangladesh, India--, estados que viven en medio de una pobreza absoluta --personas que carecen de comida y abrigo--.

No obstante, la pobreza y el empobrecimiento también aparecen en bastantes regiones, comarcas y pueblos de occidente; referidos a España, Andalucía o Extremadura son claras manifestaciones.

Sin embargo, a lo largo de estas páginas, cuando hablo de pobreza, entiéndase que me refiero sobre todo al empobrecimiento (capitalista). Generalmente, en los discursos sobre la pobreza, muchos científicos --entre ellos los españoles (cf. Tortosa 1993: 87 ss)-- y políticos aluden a sus formas cuantitativas habituales: determinar el número de pobres, en un momento dado y en una sociedad concreta. Por encima de todo son estudios economicistas. En mi intención no está «medir pobres»: sus aspectos cuantitativos --aunque son imprescindibles para calibrar la gravedad de este problema mundial-- carecen de importancia si no hay, a la vez, cambios cualitativos, intelectuales, sociales y políticos respecto a ellos (1). Incluso cuando se ha aplicado alguna medida, por separado, normalmente se llega al fracaso.

Como dice C. Lles, «los estudios [sobre la pobreza] de los años ochenta, igual que los de los años sesenta, se caracterizan por un empirismo cuantitativista y descriptivo escasamente analítico. La realidad, troceada funcionalmente, se describe y caracteriza por una necesidad imperiosa de actuar, pero no de entender» (Lles 1989: 185). Por tanto, es más positivo reflexionar sobre los orígenes de la pobreza y, sobre todo, sobre los procesos del empobrecimiento, ya que su estudio «proporciona una visión más adecuada, completa y rica del funcionamiento de una sociedad o del funcionamiento del mundo» (Tortosa 1993: 29).

He de advertir que desigualdades humanas y empobrecimiento --conceptos claves de este artículo-- son diferentes, aunque ambos guardan una relación directa. Las desigualdades establecen diferencias sociales (de estatus o clase social o diferencias étnicas, religiosas). El empobrecimiento, además, genera hambre, miseria, necesidades primarias insatisfechas, injusticia y violencia (2).

Con otros términos, a las puertas del siglo XXI, la cuestión no es únicamente preguntarse si aún existen desigualdades sociales y empobrecimiento, en el sentido integral del término, sino también analizar por qué entre ricos y pobres las diferencias son cada vez más dilatadas e insalvables; por qué los pobres son cada vez más pobres. El capitalismo moderno ha aumentado el número de ricos y ha mantenido a un alto porcentaje de familias en la mitificada «clase media» (la séptima parte de los seres humanos); en el siglo XVI no había el 1% de «ricos», en términos simbólicos. Sin embargo, apenas ha mejorado el sector de la población mundial más miserable y desfavorecido, que continúa superando el 30% de la humanidad: es el grave problema del subdesarrollo. Sin olvidar que, al mismo tiempo, en el propio capitalismo occidental también se han creado más pobres. Es lo que se ha dado en llamar el Cuarto Mundo (3). En Estados Unidos se calculan unos 36 millones de pobres; unos 18 millones en la Europa Occidental. En el mundo hay al menos en extrema pobreza unos mil millones de seres humanos.

¿Por qué no se erradica en la actualidad la pobreza, si es objetivamente evitable? La tesis que defiendo es porque los pobres son y han sido siempre necesarios --económica, social, política, moral, religiosa y militarmente-- para la supervivencia del mundo moderno; un mundo que camina, como siempre (al menos desde el siglo XVI), guiado por los dictámenes que interesan a las clases dominantes, que en la actualidad no son otras que las clases (=intereses) internacionales de las multinacionales (4). Aun sabiendo que el sistema mundial capitalista no debe conceptualizarse como un ente inmutable, sino como algo en continuo cambio, aunque con algunas características básicas permanentes.

Para su mejor exposición y análisis, divido el artículo en varios apartados: una definición de pobreza, que aquilate el término en sus variadas acepciones, con un breve recorrido histórico. En segundo lugar, hablo de la cultura de la pobreza, aunque es un término que no todos los científicos aceptan. A continuación abordo la pobreza y el empobrecimiento como problemas políticos y sociales. Termino con una aproximación al Sur, como el hemisferio pobre, las relaciones Norte-Sur y la orientación que están siguiendo tras la caída del comunismo en la Europa del Este.

1. Hacia una definición de pobreza

En realidad, no pretendo tanto un exhaustivo análisis conceptual, cuanto la observación de las situaciones en las que los individuos están fuera, al margen, de la sociedad en la que viven, a los lados (5) de la corriente principal de esa sociedad.

Los términos pobre, pobreza o empobrecimiento no han sido nunca uniformes, sino que, según los períodos históricos, teniendo en cuenta las variables económicas, sociales, políticas, militares e incluso morales y religiosas, han ido variando y tomando diferentes connotaciones. De aquí la amplitud y diversidad del concepto, que, en definitiva, refleja un estado de diversos tipos de carencias de, al menos, alguna clase de bienes importantes para la vida social e individual. La pobreza es un estado de debilidad, de dependencia, de subordinación o humillación, respecto a la privación de medios para conseguir la subsistencia, pero una existencia humanamente digna; medios de todo tipo: económicos, sociales, de poder o saber, de salud, de honra, etc., aunque no han de faltar todos en la misma persona.

Por tanto, la pobreza no se puede considerar como un modelo único y absoluto, será siempre un criterio relativo, pero nunca podremos desligarlo de la noción de diferencia, de insuficiencia, de carencia en las necesidades básicas (de desigualdades humanas económicas). Carestía de un bien que cualquiera desea poseer --pues en verdad lo necesita-- y del cual el pobre escasea o no tiene (los bienes, como veremos, van cambiando según la mentalidad social vigente en cada período

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