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La Casa De Alba

yoanna123 de Noviembre de 2014

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La casa de Bernarda Alba.

Drama de mujeres en los pueblos de España

Personajes

Bernarda, 60 años. María Josefa, madre de Bernarda, 80

años.

Angustias, (hija), 39 años. La Poncia, 60 años. Mujer 1

Magdalena, (hija), 30 años. Criada, 50 años. Mujer 2

Amelia, (hija), 27 años. Mendiga, con niña. Mujer 3

Martirio, (hija), 24 años. Mujeres de luto. Mujer 4

Adela, (hija), 20 años. Muchacha

El poeta advierte que estos tres actos tienen la intención de un documental fotográfico.

Acto primero

Habitación blanquísima del interior de la casa de Bernarda. Muros gruesos. Puertas en

arco con cortinas de yute rematadas con madroños y volantes. Sillas de anea. Cuadros

con paisajes inverosímiles de ninfas o reyes de leyenda. Es verano. Un gran silencio

umbroso se extiende por la escena. Al levantarse el telón está la escena sola. Se oyen

doblar las campanas.

(Sale la Criada)

Criada: Ya tengo el doble de esas campanas metido entre las sienes.

La Poncia: (Sale comiendo chorizo y pan) Llevan ya más de dos horas de gori-gori.

Han venido curas de todos los pueblos. La iglesia está hermosa. En el primer responso

se desmayó la Magdalena.

Criada: Es la que se queda más sola.

La Poncia: Era la única que quería al padre. ¡Ay! ¡Gracias a Dios que estamos solas un

poquito! Yo he venido a comer.

Criada: ¡Si te viera Bernarda...!

La Poncia: ¡Quisiera que ahora, que no come ella, que todas nos muriéramos de

hambre! ¡Mandona! ¡Dominanta! ¡Pero se fastidia! Le he abierto la orza de chorizos.

Criada: (Con tristeza, ansiosa) ¿Por qué no me das para mi niña, Poncia?

La Poncia: Entra y llévate también un puñado de garbanzos. ¡Hoy no se dará cuenta!

Voz (Dentro): ¡Bernarda!

La Poncia: La vieja. ¿Está bien cerrada?

Criada: Con dos vueltas de llave.

La Poncia: Pero debes poner también la tranca. Tiene unos dedos como cinco ganzúas.

Voz: ¡Bernarda!

La Poncia: (A voces) ¡Ya viene! (A la Criada) Limpia bien todo. Si Bernarda no ve

relucientes las cosas me arrancará los pocos pelos que me quedan.

Criada: ¡Qué mujer!

La Poncia: Tirana de todos los que la rodean. Es capaz de sentarse encima de tu

corazón y ver cómo te mueres durante un año sin que se le cierre esa sonrisa fría que

lleva en su maldita cara. ¡Limpia, limpia ese vidriado!

Criada: Sangre en las manos tengo de fregarlo todo.

La Poncia: Ella, la más aseada; ella, la más decente; ella, la más alta. Buen descanso

ganó su pobre marido.

(Cesan las campanas.)

Criada: ¿Han venido todos sus parientes?

La Poncia: Los de ella. La gente de él la odia. Vinieron a verlo muerto, y le hicieron la

cruz.

Criada: ¿Hay bastantes sillas?

La Poncia: Sobran. Que se sienten en el suelo. Desde que murió el padre de Bernarda

no han vuelto a entrar las gentes bajo estos techos. Ella no quiere que la vean en su

dominio. ¡Maldita sea!

Criada: Contigo se portó bien.

La Poncia: Treinta años lavando sus sábanas; treinta años comiendo sus sobras; noches

en vela cuando tose; días enteros mirando por la rendija para espiar a los vecinos y

llevarle el cuento; vida sin secretos una con otra, y sin embargo, ¡maldita sea! ¡Mal

dolor de clavo le pinche en los ojos!

Criada: ¡Mujer!

La Poncia: Pero yo soy buena perra; ladro cuando me lo dice y muerdo los talones de

los que piden limosna cuando ella me azuza; mis hijos trabajan en sus tierras y ya están

los dos casados, pero un día me hartaré.

Criada: Y ese día...

La Poncia: Ese

...

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