Los 400 golpes de Fraoncois Troffaut

Los cuatrocientos golpes

Título original: Les cuatre cents coups
Dirección: François Truffaut
Producción: François Truffaut
Guion: François Truffaut, Marcel Moussy
Música: Jean Constantin
Fotografía: Henri Decaë
Protagonistas: Jean-Pierre Léaud, Claire Maurier,
Albert Rémy, Guy Decomble, Patrick
Auffay, Georges Flamant
País: Francia
Año: 1959
Género: Drama (nouvelle vague)
Duración: 99 minutos
Idioma: Francés[pic 1]

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Cannes 1959: “El rostro del cine francés se ha transformado” anunció Jean Luc-Godard antes del estreno del primer largometraje de Truffaut  Les Cuatre cents coups, el 4 de mayo de 1959 en Cannes. Este film mostraría al mundo “el verdadero rostro del cine francés”. El film cayó como una bomba (Doniol-Balcroze) en Cannes y convirtió en una noche, a Truffaut en símbolo y portador de la bandera del nuevo cine. Bonnaffons. Amigos y enemigos de la nouvelle vague, de “la nueva ola” del joven cine francés estuvieron de acuerdo que habían visto el prototipo del “nuevo film”, del cual se discutía desde hacía algunos años en Cahiers du cinema y que podía renovar al cine francés, incluso al europeo. El triunfo en Cannes fue tanto mayor cuando Truffaut-excluido del festival en los años previos como periodista crítico del cine- fue invitado, esta vez con la bendición del ministro de cultura André Malraux, con Les cuatre cents coups como contribución oficial de Francia y en esta primera ocación consiguió el premio a la mejor dirección: “Malraux no se ha equivocado” (Godard).

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El éxito del primer film de Truffaut (después del cortometraje Les mistons) y de todos los otros films de la nouvelle vague ( Porque “Lo que se puede decir de François Truffaut se podría escribir también de Alaín Resnais, de Claude Chabrol si se hubiera elegido Les cousins (Los primos) para representar a Francia en Cannes de Georges Franju”…) fue la consecuencia de una crisis en la que cayó el cine en los años cincuenta: Otras costumbres para el tiempo libre, mayor movilidad, mejores condiciones de vivienda en las orillas de la ciudad y por último la televisión, terminaron robando al cine los espectadores. La industria intentó combatir la crisis con películas cada vez más caras y espectaculares, más eróticas y con la insistencia en la receta del realismo psicológico del cinema de qualité. Pero no solo el viejo público amenazó con no concurrir; los expectadores jóvenes que iban al cine igual que antes, ya no se interesaban en las refinadas historias de Autant-Lara o de Allégret, sino en películas que hacían posible la explicación auténtica de sus sentimientos vitales, mitos del cine como James Dean demostraron que el cine poseía entonces como antes, una enorme fuerza de atracción, cuando se interesaba por la realidad de los deseos y por el deseo de realidad de la joven generación o cuando-en el mejor de los casos- esta joven generación se sirvió directamente del cine.[pic 5][pic 6]

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