Lost in Translation - Existencialismo

Lost in Translation - Existencialismo

La película “Perdidos en Tokio” o “Lost in Translation”, cuenta la vida de Bob, un actor famoso, en el cual en su viaje a Japón conoce a Charlotte, una chica joven. Ambos tienen el mismo problema el cual es su descontento con sus vidas, creando una cierta conexión entre ambos y originando su amistad.  

Esta película puede conectarse al movimiento filosófico, el existencialismo.  Esta es una corriente filosófica que centra su análisis en la condición humana, la responsabilidad individual, la libertad o el significado de la vida. Según Sartre, el principio fundamental filosófico del existencialismo, es el análisis de la existencia humana como punto de partida para cualquier reflexión sobre lo real. En consecuencia, el ser humano es pura subjetividad, es decir, puro despliegue de su capacidad creadora, de su capacidad de ser para sí mismo, de su propio hacerse, de su "existir ". El ser humano se crea libremente a sí mismo, es su libertad.

Algunas frases dichas por Sartre son: ‘La existencia precede a la esencia’, ‘El hombre está condenado a ser libre, porque una vez que está en el mundo, es responsable de todo lo que hace’ y ‘El hombre no nace, se hace’.

Esta película “Perdidos en Tokio” es existencialista, ya que los personajes reflejan lo desorientados y perdidos que se sienten en esa parte de sus vidas. En su actuación, los personajes demuestran esta angustia causada por la responsabilidad de elegir en su día a día dentro de sus vidas.

En cuanto al personaje de Charlotte, al principio se la ve descontenta en su relación, en la cual la comunicación es escasa. Además de este problema que se plantea, ella también se ve perdida y descontenta en su ámbito laboral. Aca es cuando el existencialismo se ve reflejado, ya que Charlotte atraviesa una crisis existencial que se basa en no saber qué hacer en su futuro y sufre esta angustia y presión por ello. De alguna forma Charlotte se enfrenta al reconocimiento de que no hay sentido en la vida.

Por otro lado, Bob se enfrentaba a la misma situación que Charlotte. El se sentía agobiado por la fama, ya que a cada lugar al que iba, siempre le pedían fotos, lo saludaban y no lo dejaban en paz. Pero más allá de eso, el haber sido un actor exitoso y claramente reconocido en su pasado, en el presente no le servía de nada, o al menos no comprendía qué hacer de ello en su futuro.

En el momento en el que Charlotte y Bob comienzan a salir y hacer distintos tipos de actividades como actuar, hablar con desconocidos, beber whisky en el bar del hotel para olvidar su insomnio, conocer Tokio solos o en compañía, ir de un lugar a otro, intentar entender Japón y a los japoneses, cantar en karaoke, etc, se podría decir que conectaron. Ambos comenzaron a ser un poco más felices, aparentemente a pasar el rato el uno con el otro y reírse, cosa que podríamos deducir que hace mucho tiempo no hacían, disfrutar.

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