Q Viva La Musica
Enviado por 3124544230 • 8 de Septiembre de 2013 • 338 Palabras (2 Páginas) • 241 Visitas
Soy rubia. Rubísima. Soy tan rubia que me dicen:
"Mona, no es sino que aletee ese pelo sobre mi cara y
verá que me libra de esta sombra que me acosa". No era
sombra sino muerte lo que le cruzaba la cara y me dio
miedo perder mi brillo.
Alguien que pasara ahora y me viera el pelo no lo
apreciaría bien. Hay que tener en cuenta que la noche,
aunque no más empieza, viene con una niebla rara. Y
además que le hablo de tiempos antes y que... bueno, la
andadera y el maltrato le quitan el brillo hasta a mi
pelo.
Pero me decían: "Pelada, voy a ser conciso: ¡es
fantástico tu pelo!". Y uno raro, calvo, prematuro:
"Lilian Gish tenía tu mismo pelo", y yo: "Quién será
ésta", me preguntaba, "¿Una cantante famosa?". Recién
me he venido a desayunar que era estrella del cine
mudo. Todo este tiempo me la he venido imaginando con
miles de collares, cantando, rubia total, a una
audiencia enloquecida. Nadie sabe lo que son los huecos
de la cultura.
Todos, menos yo, sabían de música. Porque yo andaba
preocupadita en miles de otras cosas. Era una niña
bien. No, qué niña bien, si siempre fue rebuzno y
saboteo y salirle con peloteras a mi mamá. Pero leía
mis libros, y recuerdo nítidamente las tres reuniones
que hicimos para leer El Capital. Armando el Grillo (le
decían Grillo por los ojos de sapo que paseaba,
perplejo, sobre mis rodillas), Antonio Manríquez y yo.
Tres mañanas fueron, las de las reuniones, y yo le juro
que lo comprendí todo, íntegro, la cultura de mi
tierra. Pero yo no quiero acostumbrarme a pensar en
eso: la memoria es una cosa, otra es querer recordar
con ganas semejante filo, semejante fidelidad.
Yo lo que quiero es empezar a contar desde el primer
día que falté a las reuniones, que haciendo cuentas lo
veo también como mi entrada al mundo de la música, de
los escuchas y del bailoteo. Contaré con detalles
...