Venganza Sin Identidad

Esta parte del libro se enfoca al encuentro de Syme con Winston. En la cantina, un local de techo bajo en los sótanos, al extremo de la cantina había un pequeño bar, una especie de agujero en el muro, donde podía comprarse la ginebra a diez centavos el vasito. Precisamente el que andaba yo buscando, dijo una voz a espaldas de Winston, era su amigo Syme, que trabajaba en el Departamento de Investigaciones, Quizás no precisamente fuese su “amigo”. Ya no había amigos, sino eran llamados camaradas. Pero existia una diferencia unos camaradas eran más agradables que otros. Syme era un filósofo, especializado en neolengua. Desde luego, pertenecía al grupo de expertos dedicados a redactar la onceava edición del Diccionario de Neolengua.

Winston decide iniciar una conversación con Syme, pero el sabia que los temas principales de Syme eran algo fuera de lo común que lo principal que era la neolinguistica. Comieron juntos y mientras la comida se desaparecia de su bandeja, ambos se encontraban muy callados, pero Winston en cuanto termino de comer, apriovecho para palticar con Syme, preguntándole por el Diccionario:

—¿Cómo va el diccionario?— dijo Winston elevando la voz para dominar el ruido.

—Despacio —respondió Syme. Por los adjetivos. Es un trabajo fascinador.

Syme al darse cuenta que la conversación abarcaba uno de los temas favoritos de este, sin duda comenzaron a charlar de los nuevos cambios que el diccionario estaba surgiendo. Winstons prestaba demasiada atención a cada de las palabras que Syme decía, con el objetivo de saber cosas que a su favor le podrían convenir.

La destrucción de las palabras es algo de gran hermosura. Por supuesto, las principales víctimas son los verbos y los adjetivos, pero también hay centenares de nombres de los que puede uno prescindir. No se trata sólo de los sinónimos. También los antónimos. En realidad ¿qué justificación tiene el empleo de una palabra sólo porque sea lo contrario de otra? Toda palabra contiene en sí misma su contraria. Por ejemplo, si tienes una palabra como “bueno”, ¿Qué necesidad hay de la contraria, malo? No bueno, sirve exactamente igual, mejor todavía, porque es la palabra exactamente contraria a “bueno” y la otra no. Fue asi como Winston supo lo que el diccionario estaba modificando, dándose cuenta que todo esto era idea del Gran Hermano.

Syme se había percatado de que a Winston no le agradaba tanto la idea de lo que el Gran Hermano estaba haciendo, fue cuando Syme le argumenta sobre sus escritos describiéndolos por un contenido antiguo, a lo que se referia que Winston preferia escribir en un idioma viejo, a lo que Winston comento:

¿No sabes que la neolengua es el único idioma del mundo cuyo vocabulario disminuye cada día. Winston no lo sabía, naturalmente sonrió —creía hacerlo agradablemente— porque no se fiaba

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