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Claves Para Combatir La Inflacion


Enviado por   •  6 de Junio de 2014  •  2.853 Palabras (12 Páginas)  •  159 Visitas

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Los precios sin freno amenazan la economía familiar, pero hay antídotos: comprar con una lista, no tentarse con cualquier oferta, atesorar objetos que no pierdan valor y atreverse a inversiones creativas.

Por Claudio Savoia

Como un ladrón nocturno que saquea los bolsillos sin avisos ni violencia, la inflación encoge los recursos familiares, desbarata todos los cálculos y echa sombras sobre cualquier proyecto: ¿Cuándo puede considerarse que un producto es caro, cuándo que es barato? ¿Qué proporción del salario se gastará en alimentos y cuánto quedará para salidas o para ahorrar? ¿Cuánto costará el viaje que se sueña para las vacaciones de invierno? Cualquier respuesta es posible, todas –o ninguna– podrían aproximarse a la verdad. Pero esa verdad volverá a escurrirse la semana que viene.

El economista Martín Tetaz, investigador del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales, explica que junto al obvio deterioro de la capacidad adquisitiva de los ingresos familiares “se ven modificadas pautas de consumo y ahorro, pero también las estrategias de participación en el mercado laboral, e incluso la propia dinámica familiar. La inflación no le pega parejo a todos los hogares, sino que discrimina según la naturaleza de los ingresos de los mismos, su cultura como consumidores, y el margen de ahorro que tengan.”

Algunos números permiten estimar la magnitud de esta dinámica. Según los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, correspondiente al tercer trimestre de 2010, el 10 por ciento más pobre de las familias disponían de un ingreso total de 764 pesos por mes, mientras que las del 10 por ciento más acomodado disfrutaban de casi 13.000 pesos mensuales. Cada mes, en la mitad de los hogares argentinos se juntaba un total de 3.036 pesos. “Es clave esta distinción, porque en los hogares más pobres la mayor parte del dinero se destina a alimentos”, argumenta Tetaz. “Aunque los últimos datos oficiales disponibles a nivel país son de la encuesta nacional del gasto de los hogares de 1996 y 1997, el gasto en alimentos del decil más pobre de los ingresos representaba un 54% de sus ingresos, mientras que en el más rico era tan sólo un 23%”.

Además, el gobierno calcula que hay unos 4,2 millones de trabajadores en negro, y la Secretaría de Trabajo reconoció hace dos semanas que durante 2010 apenas fueron “blanqueados” 44.390: una gota en el mar. Esos empleados informales, igual que los que desempeñan tareas por fuera de los convenios colectivos de trabajo y los monotributistas, son más vulnerables a los latigazos de la inflación, porque no reciben aumentos salariales que la acompañen en la misma proporción y velocidad.

Sostenido por sus vidriosos índices de precios, el INDEC proclama que en Argentina sólo hay 12% de pobres. Pero las estimaciones de las consultoras privadas levantan esa proporción al 30%. Para ellos, la inflación –que el Gobierno calcula en 9% y los privados en más de 20% para 2011– es una gigantesca piedra atada a sus pies.

Para combatirla y engañarla, para generar algunos ahorros y defender su valor, Clarín consultó a una decena de fuentes que compartieron sus consejos y estrategias. Nicolás Litvinoff, autor del libro “Es tu Dinero!” (Granica);Danila Terragno y María Laura Lecuona, escritoras de “Tu dinero” (Clarín Pymes); Mariano Otálora, especialista en finanzas personales y autor del libro “Del colchón a la inversión” (Planeta); Osvaldo Loisi, presidente de la Fundación Liga del Consorcista; Samuel Knopoff y Ricardo Geler, directivos de la Federación de Asociaciones de Consorcios; Susana Andrada, titular del Centro de Atención al Consumidor; y Mariela Mociulsky, directora de la consultora Trendsity, aportaron las ideas que enumeramos a continuación.

Familias con un ingreso total de hasta 3.000 pesos

Ir de compras con una lista de productos necesarios.

Acabará gastando mucho menos dinero que si va de compras sin haber decidido antes qué adquirir: una vez en el súper, reconocerá muchos más productos como “necesarios” que lo que recordaba en su casa antes de salir y acabará gastando mucho más.

Comparar precios.

Lo más obvio: debido a la inflación los consumidores pierden la referencia de cuál era el precio de un producto. Además, existen diferencias entre los productos de distintos supermercados.

Tener especial atención con los productos de menor precio.

Como las variaciones son en centavos pueden pasar inadvertidas, pero en porcentaje pueden ser bastante altas. La suma de estos productos puede influir notablemente en el valor total de la compra.

Tener mucho cuidado con las ofertas.

El “2 x 1”, la segunda unidad al 70%, el 30% menos, entre otros anzuelos, hacen que muchas veces compremos cosas que no necesitamos. Otros comercios pueden tener mejores precios sin ofrecer descuentos.

No repetir automáticamente la compra anterior: es muy posible que haciéndolo se adquiera algún producto que ahora no se necesita.

Llevar un registro histórico del consumo (fecha, productos comprados y total de pesos gastados en la compra) . Así se puede ir controlando el gasto y ver si los aumentos se deben a que compramos más productos o a que los mismos productos aumentaron de precio.

Achicar moderadamente las cantidades consumidas de bienes y servicios.

El pastel de papas queda igual con 1 kilo de papas y 1 kilo de picada especial, que con 1,100 kilo de papas y 900 gramos de picada común. Los chicos se divierten lo mismo con 20 fichas para los jueguitos que con 18.

Animarse a las segundas marcas.

Las marcas en productos homogéneos como los jabones en polvo, los desodorantes, el papel higiénico, el shampú; los enlatados, las frutas y verduras envasadas, los fideos, los helados; muchos textiles como los jeans, las camisas, los calzoncillos; los productos para el colegio como lápices, gomas, lapiceras, cuadernos; la nafta del auto e incluso los cigarrillos y muchas bebidas gaseosas, pueden a veces encarecerse por su presentación o packaging, pero, en esencia, la calidad se mantiene. Los consumidores de mejor poder adquisitivo suelen preferirlas, pero es lícito aceptar que casi nadie puede notar la diferencia de calidad cuando se les saca la etiqueta.

Organizar grupos de compras.

Reúnase junto a otras personas que tengan idénticas necesidades para comprar al por mayor los productos que necesita. La diferencia de precios entre los productos que se ofrecen en

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