Coeficiente Intelectual
gabylusabala27 de Febrero de 2014
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Coeficiente intelectual
El cociente intelectual o coeficiente intelectual, abreviado CI (en inglés intelligence quotient, IQ), es una puntuación, resultado de alguno de los test estandarizados diseñados para medir la inteligencia. Fue empleado por primera vez por el psicólogo alemán William Stern en 1912,1 como propuesta de un método para puntuar los resultados de los primeros test de inteligencia para niños, desarrollados por Alfred Binet y Théodore Simon.
Se ha demostrado que los valores de CI están relacionados con factores como la probabilidad de sufrir ciertas enfermedades,2 el estatus social de los padres,3 y de forma sustancial, el CI de los padres.
Las puntuaciones de CI se usan en muchos contextos distintos: como predictivos de rendimiento escolar, indicadores de necesidades especiales educativas, predictivos de rendimiento laboral, o por parte de sociólogos que estudian la distribución de CI en poblaciones y las relaciones entre el CI y otras variables.
Esto significa que de cada 100 personas presuntamente normales que hagan la prueba, las que obtengan el índice de 100 serán superiores a 50 de los participantes. En cambio si es de 120, estarán dentro del 7% de las personas que tienen indice mas elevado que el resto de los participantes.
La razón de la existencia de éste índice es obtener una información independiente de su potencial académico probable. Si el valor es alto, la persona podrá alcanzar fácilmente la educación que al momento del test duda si es capaz de obtener. Si es bajo, podrá serle útil dicho resultado para fijar metas realistas respecto de la cantidad de tiempo y esfuerzo que deberá utilizar para alcanzar un determinado nivel de educación.
Sin embargo el coeficiente intelectual no mide la totalidad de las capacidades humanas tales como el talento musical, artístico, estabilidad emocional, coordinación física o
El hecho de que el cerebro destine la mayor parte de su actividad a la autopercepción, sugiere la idea de que la inteligencia guarda relación con la buena memoria, sólo quien dispone de una extraordinaria capacidad para almacenar datos puede dar a su cerebro la oportunidad de reelaborar internamente la información. De hecho, un gran número de investigadores han demostrado que todos los niños superdotados estudiados por ellos disponían de una memoria extraordinaria, y lo mismo ocurre entre los jugadores de ajedrez, los matemáticos, los compositores y los virtuosos del violín.
El cociente intelectual se investiga sometiendo al sujeto de experimentación a distintos tipos de tareas, ordenar conceptos, completar sucesiones de números, componer figuras geométricas, aprender de memoria listas de palabras, cambiar de posición determinadas figuras, etcétera. El test estándar es el Binet-Simon, quien en este test alcanza una puntuación de ciento treinta es considerado una persona extraordinariamente inteligente, y quien logra una puntuación de ciento cuarenta se halla en el umbral de la genialidad —aunque para desdramatizar y evitar el complejo de loco genial, hoy se prefiera hablar de personas superdotadas—.
Coeficiente emocional e inteligencia emocional
Todos estamos acostumbrados con la medición de la inteligencia que se basa en el coeficiente intelectual (IQ): Raciocinio lógico, habilidades matemáticas, habilidades especiales, capacidad analítica, etc. pero actualmente se ha descubierto que el éxito depende también en gran medida de otro tipo de inteligencia: La emocional.
El coeficiente intelectual (IQ) y la inteligencia emocional (IE) son habilidades distintas, sin embargo, no son opuestas sino más bien complementarias. La persona con un alto IQ es más analítica y lógica, acumula datos, requiere de tiempo y calma para tomar decisiones, sopesa la información, examina, es numérica, tiende a ser frío en sus apreciaciones
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