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DETERMINISMO GEOGRAFICO ESTADOS UNIDOS


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2015  •  Ensayos  •  5.515 Palabras (23 Páginas)  •  181 Visitas

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DETERMINISMO GEOGRAFICO ESTADOS UNIDOS

Las ideas de Huntington constituyen un aporte importante de la geografía a la representación que los Estados Unidos hacen de sí mismo y del resto del mundo, en un período que se caracteriza por su emergencia como potencia mundial imperialista, en el nuevo orden 11 neocolonial que se sucede tras la crisis del imperialismo formal británico y francés Tales ideas pretenden explicar y justificar su poder de dominación, y su derecho a hacerlo, dada su superioridad y la inferioridad de los otros; condición dada por los climas estimulantes que favorecen el avance de la civilización en su suelo, y que inhiben su desarrollo en los lugares del otro. La geografía de la civilización se explica, según Huntington, por puras causas naturales, fundamentalmente de orden climático, precisamente aquellas sobre las que el hombre puede ejercer menos influencia para inclinarlas a su favor. La geografía de Huntington contribuye a reafirmar la opinión, o la conciencia, entre dominadores y entre dominados, de la naturalidad de la prosperidad y la hegemonía de los Estados Unidos y Europa; refuerza la idea que los estadounidenses tienen de sí mismos y del resto del mundo, del mismo modo que aviva la representación que los países de la periferia tienen de los Estados Unidos y de Europa como superiores, y de sí mismos como inferiores. No es aventurado afirmar que dicha obra geográfica cumple el mismo papel que la historia natural y la literatura de viajes jugaron en la construcción de la imagen de superioridad europea y de inferioridad del resto del mundo, que según Pratt (1997: 23), “se catalizaron mutuamente para producir una forma de conciencia eurocentrada o global”, en la que la entidad metropolitana siempre tiene “la obsesiva necesidad de presentar y re-presentar continuamente sus periferias y sus otros ante sí misma” (Pratt 1996: 25). David Landes, uno de los historiadores contemporáneos que aboga por la necesidad detener en cuenta los factores ambientales en la explicación de la riqueza y la pobreza de las naciones, desde una perspectiva de pensamiento complejo que reconoce la influencia del clima (Landes 1999), califica de exageradas las conclusiones de Huntington, y manifiesta que: Con todo y pese a sus muchas investigaciones útiles y esclarecedoras, Huntington contribuyó a la mala fama de la geografía. Fue demasiado lejos. Estaba tan impresionado por las conexiones entre el entorno físico y la actividad humana que cada vez atribuyó más y más hechos a la geografía, empezando por las influencias físicas para llegar a las culturales. Al final, clasificaba jerárquicamente las civilizaciones y hacía coincidir las mejores-las que él consideraba mejores- con las bondades del clima. Huntington impartió clases en la Universidad de Yale, y no por casualidad consideraba que New Haven (Connecticut), tenía el clima más tonificante del mundo. Fue un hombre con suerte: a partir de Connecticut, el resto del mundo iba descendiendo en su clasificación, hasta llegar a las tierras de los pueblos de color, que se encontraban al final de la jerarquía. No obstante, al decir estas cosas, Huntington se limitaba a recoger la tradición de la geografía moral (Landes 1999: 19). 12 Y agrega: “Este tipo de análisis autocomplaciente podía resultar aceptable en un medio intelectual que gustaba de definir el desarrollo y el carácter en términos raciales, pero perdió credibilidad y aceptación a medida que las personas se fueron sensibilizando y volviendo hostiles a las comparaciones denigrantes entre grupos” (Landes 1999: 20). Pero no por haber sido erosionada su consistencia científica, puede dejarse de lado su poder de representación cuya vigencia trascendió los medios académicos cercanos a Huntington. Su obra tuvo gran difusión y alcanzó el ámbito escolar y de la opinión pública. Principles of Human Geography fue un manual de enseñanza dirigido a los escolares adolescentes que publicado por primera vez en 1920, alcanzó su quinta edición en 1940. Y Mainsprings of Civilization se publicó en 1945 en formato de libro de bolsillo dirigido a especialistas en sociología, economía, política e historia, y al público en general. Yale Review imprimió su elogio en la contra carátula calificándolo como “Uno de los libros más importante de nuestra época”; en tanto que en el mismo sitio, el New York Times advierte que “ni sociólogos ni historiadores pueden tratar de ignorar este libro”. En Colombia las ideas del determinismo geográfico, muy similares a las enseñanzas de Huntington, tuvieron amplia acogida y se difundieron en discursos de políticos, en ensayos y en muchos textos escolares de geografía (Delgado 1986), que contribuyeron a formar nuestra representación de Europa y los Estados Unidos como pueblos superiores, y de nosotros mismos como un pueblo inferior y dominado por razones naturales, por el sino trágico de estar Colombia situada en la zona ecuatorial de climas enervantes, sin estaciones y sin tormentas, en fin, sin ningún estímulo climático para el avance de la civilización. Nuestra condición de inferioridad es explicada por la distribución geográfica de los climas, sin perjuicio de construir nuestras propias representaciones internas de centros y periferias, de civilización y barbarie, de lo andino y el resto; de un colonialismo interno que tal vez tenga mucho que ver con el desarrollo desigual de Colombia, más que el mismo clima. En una geografía escolar (Ocampo y Franco 1968: 82) se enseñaba que: Colombia, en plena zona tórrida, debiera tener un clima amazónico como el de Liberia, como el del Congo Belga, o como el de Sudán, Guinea y Nigeria en el corazón de África, o como el de Sumatra y Borneo, regiones ardientes e inhospitalarias, hoy por hoy, para el desarrollo de una civilización. Si estuviéramos a merced de la latitud, de manera exclusiva y total, Colombia sería el imperio de la manigua y muy remotas serían nuestras esperanzas de servir de siento a una cultura. Pero la arrugada configuración de los Andes, nos libera de ese determinante geográfico y nos brinda todos los climas de la 13 tierra. De modo que el relieve y la topografía de nuestro suelo, corrigen y moderan el clima ardoroso y nos dan puntos de escala para ir avanzando en la incorporación de la región tropical a la vida y las historia antropogeográfica. En otro texto escolar que circuló por varios lustros, tras advertir a los profesores que la geografía patria tiene la misión de dar un sólido criterio sobre lo que es el país, sobre cuáles son sus posibilidades, y sobre cuál es su destino histórico y hacia dónde y cómo debe orientarse su progreso (Franco y Franco 1982: 5), el mismo autor del libro anterior ilustra las desventajas de los climas ecuatoriales y afirma que: Se observa una relación directa entre el vigor mental y la variedad climática (climas de latitudes medias). Los pueblos de estos climas dominan a los de los trópicos por su mayor energía e iniciativa. En climas enervantes las necesidades de la vida se reducen a un mínimo, por las dificultades y el poco esfuerzo de trabajo. Y no propician la cooperación de los hombres par alcanzar fines útiles a todos, que es lo que constituye el móvil del progreso social (Franco y Franco 1982: 51). En el presente, la teoría económica ha decidido incorporar en sus discursos del desarrollo las variables ambientales, criticando la costumbre neoclásica de negar las incidencias del medio ambiente, y las viejas ideas deterministas parecen revivir, aunque de forma más moderada, valga decirlo, en una especie de “neodeterminismo geográfico”, pero ya no propuesto y defendido por los geógrafos, sino por algunos economistas. Sucede que, en esa perspectiva, las influencias del medio ambiente son tratadas con la ligereza y el seudo rigor que permiten las aproximaciones cuantitativas, estableciendo correlaciones y regresiones lineales entre factores denominados geográficos e indicadores de desarrollo. Gudynas (2000) señala que este “neodeterminismo” es notorio en informes y estudios técnicos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) - reportes anuales de 1997 y 1998-1999-, en los cuales se siguen orientaciones teóricas de Michael Gavin, investigador del banco, y de Ricardo Hausman, economista jefe del BID; lo mismo que de Jeffrey Sachs y sus colaboradores del Harvard Institute for International Development. Este determinismo geográfico, similar al pregonado por Huntington, considera Gudynas (2000), anula o reduce a su mínima expresión y sin exponer argumentos consistentes, los factores históricos, sociales, económicos, culturales y políticos que tienen que ver con el desarrollo de países y regiones; soslayando los factores externos que han incidido en el subdesarrollo de la periferia como el colonialismo, el intercambio desigual, el control extranjero del capital y de los medios de producción, lo mismo que las intervenciones militares y políticas de las potencias. Sobre este asunto, comenta Gudynas (2000: 1) que: 14 Los más recientes  El desarrollo de los Estados Unidos

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