EXPLOTACIÓN MINERA EN COLOMBIA Y SU RELACIÓN CON LA ÉTICA

EXPLOTACIÓN MINERA EN COLOMBIA Y SU RELACIÓN CON LA ÉTICA

La ambición por la extracción del oro, a costa del bienestar social de otras personas, el daño en el bienestar de los pobladores a causa de la ambición que conlleva la extracción del oro; todo esto para llenarle los bolsillos a las multinacionales y a los políticos corruptos que modifican las leyes a su antojo para permitir estos desmanes que nos afectan a todos por igual. Estas acciones las justifican con la tesis de generar empleo, inversión extranjera y riqueza para la región y el país, si recordamos bien podemos evidenciar que en el Chocó hace muchos años se adelantan explotaciones parecidas y lo único que han dejado es pobreza.

Durante los últimos años, la operación de extracción de minerales ha crecido de manera significativa en el mundo; y Colombia ha centrado según la política del presidente Santos, la economía en el sector minero y energético sin tener en cuenta la opinión de las comunidades que habitan en las zonas afectadas como mínimo; aunque debería hacerlo con toda la población de nuestro país ya que el agua es un recurso de todos y vale más que el oro; ya que sin este preciado líquido no podemos sobrevivir. Nuestro país tiene importantes reservas, cuya explotación se hace provechosa a medida que el precio de los metales en el mercado internacional se incrementa – Aunque es provechosa para las empresas extranjeras a quienes les dan las licencias de explotación ya que las ganancias que le dejan al país son mínimas y si es demasiada la destrucción a su paso.

En este contexto, los gobiernos sucesivos de Uribe y Santos han implantado progresivamente, una serie de reformas destinadas, a promover las inversiones orientadas a la explotación de los recursos mineros. Sin embargo, estas reformas no han logrado evitar que se multipliquen, por todo el país, conflictos sociales que giran en torno a la actividad minera.

El razonamiento de estos conflictos son muy difíciles de descifrar, y sus dinámicas, poco pronosticables. Esta situación es un reto para todos los actores involucrados: representantes del Estado, de la sociedad civil, del empresariado, la guerrilla y la población en general. La inestabilidad generada por estos conflictos nos muestra graves dificultades y tiene consecuencias económicas y sobre todo sociales que pueden disminuir seriamente el avance del desarrollo sostenible del país.

No solo políticos presentan un comportamiento ético que evaluar; sino también a nivel de la ciudadanía, ya que el interés económico genera una cadena de violencia, trayendo como consecuencia mayores disturbios, el daño hacia el bienestar del poblador, el no respeto por los derechos humanos, entre otros. La falta de ética y moral con que manejan la propiedad y el uso de los recursos, la distribución de los beneficios, la contaminación ambiental; el uso desproporcionado de químicos que afectaran la salud de las personas cercanas a dichas minas.

La operación minera por su manera de ejecutarse origina problemas éticos que únicamente se pueden remediar a través de una apropiada formación de los profesionales de esta área y con planes de educación ambiental para los trabajadores directos de las minas y de la población. Ya que el trabajador que está directamente en las minas se desliga de los resultados que sobre el medio ambiente ocasiona el provecho de los minerales que extrae. Esta situación se vuelve más compleja cuando en sus valores las minas son sencillamente formaciones donde se tiene el derecho de desplazar las toneladas de mineral que se necesite para despacharlas a las plantas; donde obtiene su bienestar económico. Mientras, el beneficiador no tiene relación directa con lo ocurrido en las minas, concibiendo la visión de ser actividades diferentes, apartadas por sus propósitos

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