La buena situación

La buena situación de sus fundamentos macroeconómicos permitió a Perú hacer frente a los efectos de la crisis del 2008 y lograr una rápida reactivación.

Actualmente, con las mejores perspectivas de crecimiento en la región, la economía también se encuentra en

condiciones de soportar un deterioro del entorno internacional.

La politica macroeconómica ha contribuido a lograr una estabilidad fiscal y de precios. Pero las condiciones del desarrollo a largo plazo siguen siendo insuficientes. El fin del ciclo de materias primas al que estamos asistiendo deja un cierto sabor amargo de otra bonanza desperdiciada.

A pesar de la reducción de la deuda pública externa la economía peruana depende de la demanda externa y más concretamente del mercado internacional de unos cuantos minerales que concentran nuestras exportaciones.

Países hoy desarrollados (Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Noruega) nos invitan a pensar que la

« maldición de los recursos naturales » no siempre se cumple. La explotación de nuestras ventajas comparativas naturales debe servir a la creación de ventajas comparativas dinámicas que podrían surgir a partir de clústeres en torno a nuestros principales recursos.

De allí surge la necesidad de políticas productivas en sectores/ramas industriales con mayor valor agregado, creadores de empleo que contribuyan a reducir la pobreza, la informalidad y la desigual distribución del ingreso.

Por su importancia en el desarrollo a largo plazo, la reducción de la brecha en infraestructura , la mejora de los niveles educativos y de salud son esenciales dentro de la perspectiva de avanzar en la adquisición, adaptación y creación tecnológica en vías de desarrollar la innovación y conseguir aumentos sostenidos de la productividad.

Finalmente, todo ello necesita la construcción de una institucionalidad sólida que defina reglas de juego legitimadas con participación ciudadana y que sea liberada del flagelo de la corrupción y del control que los

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