MONOPOLIO (BIMBO)
belifan1016 de Septiembre de 2014
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BIMBO.
Hay quien dice que el afán de todo empresario es buscar el monopolio y quien debe impedirlo es el gobierno, y que el proceso de la empresa por monopolizar y del gobierno por evitar el monopolio constituyen una dinámica creativa
Hay una empresa, considerada por muchos como modelo de gestión y de responsabilidad social, y cuyo empresario es considerado como uno de los pocos empresarios ética y socialmente responsables. Me estoy refiriendo a Don Lorenzo Servitje y su empresa ("negocio como él la denomina") Bimbo.
Y efectivamente, Bimbo es la tercer empresa panificadora más grande del mundo, con plantas en más de 10 países, con productos innovadores y más de 20 mil empleados, orgullosamente mexicana, una de las pocas compañías grandes que ha logrado superar el embate de las firmas extranjeras y que está bien posicionada en la globalización.
Sin embargo, y a pesar de su manejo quasi sine mácula, hay un ámbito en que Servitje y su empresa reprueban: en legislación antimonopolios. Hay quien dice que el afán de todo empresario es buscar el monopolio y quien debe impedirlo es el gobierno, y que el proceso de la empresa por monopolizar y del gobierno por evitar el monopolio constituyen una dinámica creativa (Ginebra Torra). Sin embargo, estimamos que un empresario debe sujetarse a la legislación de competencia por convencimiento propio, y no porque el gobierno esté encima de él.
Es raro que en tantos años de vida de Bimbo no le haya surgido un competidor, ni siquiera pequeño. Y los pocos que hubo, antes de la entrada en vigor de la Ley Federal de Competencia Económica, fueron absorbidos por Bimbo, como fue el caso de Wonder. La falta de entrada al mercado de nuevos competidores, sin la existencia de barreras a la entrada, pueden constituir un indicio de la existencia de prácticas anticompetitivas en el mercado.
Asimismo, es extraño que Bimbo -siendo la única opción del mercado- no haya aprovechado su poder monopólico para tener ganancias monopólicas. Esto en parte lo hace para tener bienes a precios disponibles para la mayoría de la población. Sin embargo, esto no debe taparnos los ojos de otra razón por la que Bimbo opera de este modo. Al vender Bimbo con márgenes de ganancia muy pequeños para la empresa, impide que otras empresas penetren al mercado o las desincentiva. Es necesario una fuerte inversión en promoción de marcas, estructura de ventas, innovación de productos. para que al final el margen de ganancia sea muy limitado. Esto puede constituir con facilidad la práctica monopólica de depredación de precios (la depredación se refiere a la práctica de desplazar a rivales del mercado mediante el establecimiento de precios debajo de costo): la venta sistemática por debajo del precio de mercado para ahuyentar a los competidores, actuales o potenciales. Sin embargo, es extraño que el órgano antimonopolios no se haya percatado. La Comisión Federal de Competencia ha autorizado todos los proyectos de concentración en los que Bimbo ha sido parte. Por otro lado, no ha abierto ninguna línea de investigación en contra de Bimbo, tal vez porque al tratarse de una empresa ejemplar, y que por lo general, no abusa fuertemente de su monopolio, considera que no hay indicios para proceder a una investigación de oficio por la práctica de depredación de precios y de obstaculización de acceso al mercado.
Sin embargo, el hecho de que no haya existido un competidor de Bimbo por décadas es más que sospechoso de la política anticompetitiva de Bimbo. Ni siquiera cuando vendió El Molino a Carlos Slim se puede considerar que accedió a que la competencia entrara en juego. El Molino (valuado en 42 millones de pesos), que años atrás compró Slim, regresa a su antiguo dueño (El Universal, 20 de junio de 2006). El Molino constituye el juguete para los niños pequeños de Servitje, y no representa nada en términos globales de la
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