Mala práctica empresarial, perspectiva negativa del liderazgo en la empresa “GAP”

Romina Sáenz

5to “B” TTHH

Mala práctica empresarial, perspectiva negativa del liderazgo en la empresa “GAP”

La empresa fue fundada en 1969 por Donald y Doris Fisher en Estados Unidos (California), iniciando como una pequeña tienda en San Francisco dedicada a la venta de pantalones vaqueros (jeans) de marca Levi’s, sin embargo, en poco tiempo se extendieron a un total de 6 sucursales (GAP, 2020).

Incorporó algunas marcas a sus productos como Banana Republic, Athleta, Old Navy entre otros pero no tardó en desarrollar su propio producto, enfocado en prendas versátiles de algodón con colores distintivos, paralelamente fueron apareciendo sus líneas de ropa interior e infantil; lógicamente este crecimiento era gracias a la calidad de sus productos y su buen posicionamiento dentro del mercado, no es de sorprenderse que la marca sea conocida en todo el mundo, siendo así que actualmente tiene presencia en más de 50 países.  

Ahora bien, según Pérez (2015) su problema fue principalmente la explotación laboral, obligando a sus colaboradores a realizar trabajo forzado; el punto crítico de esta situación subyace en el trabajo infantil, se conoce que en el año 2007 sale a la luz la noticia que confirmaba que dentro de las fábricas de Camboya en donde se manufacturaban las prendas para esta empresa, laboraban en su mayoría niños y adolescentes.

Cabe mencionar que tuvieron algunos escándalos, y otro que merece la pena mencionar es el ocurrido en una fábrica de indumentaria, en Bangladesh, la misma que al derrumbarse en el 2013 dio como resultado el fatal número de más de 1300 empleados muertos, se especula que esta marca puede ser la única que pasó por alto la importancia de una buena infraestructura y la seguridad de sus colaboradores, a tal punto que no firmó el “Acuerdo sobre Seguridad de Bangladesh”. Además, existen estudios que acusan a la marca de usar agua contaminada para la fabricación de sus textiles.

Con todos estos antecedentes comunicados de manera pública, no se necesitó de mucho tiempo para que la empresa comenzará a sentir el peso de sus acciones, a pesar, de que todos estos actos ocurrieron dentro de las instalaciones de sus proveedores externos, la marca era la imagen representativa, es decir, aquella que recibía todas las balas.

Las personas no pretendían trabajar dentro de una empresa que tenía fama de explotadora, los consumidores no querían adquirir algo que iba en contra de sus valores éticos; sus propios colaboradores, inversionistas y distribuidores se vieron afectados de manera bidireccional y como resultado la empresa bajó su rentabilidad y la sociedad no percibía de manera integral a la marca.

Su poca empatía siendo una multinacional, le otorga en el año 2012 el título como la peor empresa en cuanto a gestión de la responsabilidad social empresarial, destacando que posee una promoción de programas poco vinculantes que carecen de una adecuada rendición de cuentas respecto a la seguridad de los trabajadores y sus injustas condiciones laborales (Acosta, 2015).

Dentro de este marco, GAP puede atribuir sus malas acciones a terceros y tratar de lavarse las manos, aun así, la marca en ese margen de tiempo pudo considerar que este tipo de procesos resultaban rentables y aplicables, sin consentir que a largo plazo podrían verse afectados, claro está que, al ser una marca cimentada, sus pérdidas no fueron en alta escala, hicieron dinero mientras tuvieron la oportunidad.  

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