Conciencia moral “Mi conciencia tiene para mi más peso que la opinión de todo el mundo”
Luis Franco GutiérrezTarea21 de Enero de 2016
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CONCIENCIA MORAL
(La policía que todos llevamos dentro)
“Mi conciencia tiene para mi más peso que la opinión de todo el mundo”
(Marco Tulio Cicerón, político romano)
La conciencia moral es la aprobación inconsciente de las normas sociales establecidas. Todos los individuos, al vivir en sociedad, se encuentran ante una serie de normas, reglas o deberes histórica y socialmente establecidos. Cada uno de nosotros interioriza o asimila desde la infancia estas normas que la educación familiar, la escuela y las relaciones sociales en general refuerzan a lo largo de toda nuestra vida. De esa manera, se va conformando lo que comúnmente llamamos “conciencia moral”. Y escribimos “conciencia moral” entrecomillado, porque la apropiación de las normas, de hecho, se realiza de manera inconsciente. Así, se va constituyendo en nosotros mismos una especie de “policía” o “voz interior” que nos dice siempre como actuar, que vigila que no transgredamos el orden y que no es más que la representación interior de la autoridad social externa.
Por eso, nos reprime, nos reprende, nos castiga. Aun cuando el castigo, en el plano moral, no implica una sanción o coacción externa, se traduce en la conciencia en el surgimiento de los sentimientos de culpa, los remordimientos y el arrepentimiento provocados por la creencia de no haber acatado las normas establecidas.
El hecho mismo de que la interiorización no se realice de una manera consiente –pues la norma solamente se va asumiendo, repitiendo y reforzando de manera inconsciente- es lo que fortalece a las reglas morales y contribuye a reafirmar su carácter obligatorio e impositivo. La moral no necesita de una coacción para conseguir el cumplimiento de las reglas (como lo hace el derecho por medio del orden jurídico, que sanciona la transgresión de la ley mediante pena como, por ejemplo, la privación de la libertad). Sin embargo, en el individuo reina esta coacción interna que provoca el surgimiento de culpas y remordimientos cuando actuamos en contra de los principios que regulan nuestras relaciones intersubjetivas. Este policía no sólo reprime el acto mismo sino también la intención; así, incluso el haber pensado hacer algo contrario a lo permitido nos hace sentir culpables.
Conforme a lo antes expuesto acerca de la estructura psíquica del individuo, podemos decir que este policía que todos llevamos dentro se identifica con el súper-yo, el cual vigila que no nos salgamos del orden establecido, reprime y castiga todo intento de transgresión por medio de la culpa. Esta es la forma cotidiana como interiorizamos y vivimos la moral. Pero, hay en nosotros instancias creativas que nos permiten enfrentarnos a lo establecido e intentar modificarlo. Así, al varia las necesidades de los individuos, interrumpen también las posibilidades creativas del yo y los impulsos de ello que nos provocan para que asumamos nuestra existencia, desculpabilizando a la voluntad y propugnando la transvaloración de los valores. Esta provocación es la a lo que propiamente llamamos conciencia moral, es decir, la capacidad de reconciliar la coral (el deber) con el querer más hondo, lo cual supone la afirmación del yo libre y autodeterminado que logra superar la culpabilidad de la individualidad y de la acción, más allá de la moral represiva.
Los actos morales, como actos que son, están orientados hacia el exterior, la realidad, el mundo, los demás. Pero, por ser morales, tienen un aspecto interno, que es el que hace quesean valorables. No podemos olvidar que somos morales porque sabemos que podemos elegir, porque sentimos que tenemos posibilidad de seguir caminos diferentes en nuestra vida, porque nos damos cuenta de que nuestras acciones tienen consecuencias. Pero la conciencia moral es también conciencia de la libertad, conciencia de que no todas las posibilidades de elección son igualmente valiosas. Por eso es especialmente importante plantearnos qué es y cómo funciona. La misma palabra que usamos para referirnos a ella ya nos da una pista: estar consciente significa darse cuenta de lo que ocurre alrededor. La conciencia es una forma de conocimiento o de percepción. La conciencia moral es con lo que nos damos cuenta de lo que vale, de lo que merece la pena para la vida, de lo que es bueno -o bien, de lo que no merece la pena, de lo malo, de lo que hay que evitar.
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