EL ARTE DE VIVIR JUNTOS

EL ARTE DE VIVIR JUNTOS

Corresponde a todas las personas aprender a vivir en este hábitat que llamamos planeta y con la humanidad. Martin Luther King decía: “hemos aprendido a volar como pájaros, a nadar como peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir juntos, como hermanos”.

El arte de vivir juntos es parte de la vida de la organización y de la sociedad. Para que una organización y una sociedad permanezcan en el tiempo, existan y se sostengan, se requiere de unas correctas relaciones. Cuando una persona sabe relacionarse con otra, el beneficio que se alcanza es mutuo. Pues es en la diferencia en donde nos reconocemos. Desde este punto de partida, es imposible pensar en hablar de la responsabilidad de la empresa lejos de la dignidad humana, lejos de los Derechos Humanos como unos mínimos éticos para el bien obrar.

Es claro, pues en un medio tan competitivo y globalizado, es necesario diferenciarse, respetarse y respetar a otros, responder por el medio ambiente como algo urgente, y establecer las mejores relaciones entre los diversos públicos.

La responsabilidad social como característica de una persona es en quien se puede confiar, quien cumple su promesa, quien respeta su palabra, quien es un hombre justo, quien no toma ventajas o engaña a otros, un individuo socialmente responsable es, ante todo, un ser capaz de plantearse ciertas inquietudes, de reaccionar frente a ellas, de reflexionar en torno a ellas y buscarles soluciones, de orientar su práctica a la realización de dichas soluciones.

Las personas, pueden acostumbrarse a tener unos buenos hábitos, que en la medida en que los repiten, los van convirtiendo en virtudes. si nos acostumbramos a tomar decisiones prudentes, adquirimos la predisposición de actuar prudentemente, de tal manera que cuando uno ya ha adquirido una predisposición en un sentido determinado, es muy difícil actuar en sentido contrario.

Cuando se reúnen personas con responsabilidad social se forma un grupo de personas que reconocen su interconexión, tiene un propósito común, respetan sus diferencias, comparten la toma de decisiones para el grupo, así como la responsabilidad por las acciones grupales y apoyan el crecimiento de cada miembro del grupo.

Para lograr que cada día existan más personas socialmente responsables que formen estos grupos es necesario en la educación de los niños y jóvenes de nuestra sociedad poner un fuerte énfasis en estimular y fortalecer el conocimiento y la práctica de habilidades sociales básicas, tales como la comunicación, la cooperación, la asertividad, la resolución de conflictos, la responsabilidad, la empatía, la toma de perspectiva y el autocontrol, llegando a que cada uno de ellos se pregunte ¿Qué significa la forma en que conduzco mi vida para las vidas de otros?, ¿Cuál es mi esperanza para el futuro y mi visión de cómo me gustaría que

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