La Filosofía Como Arte De Vivir
jorgi8 de Marzo de 2012
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La filosofía como arte de vivir
"De qué me sirve la geometría para dividir el campo
si no sé compartirlo con mi hermano." (Séneca)
Hace más de dos mil años Epicuro afirmó que los argumentos de la filosofía son vacuos si no mitigan ningún sufrimiento humano. La filosofía no siempre consistió en el postulado de teorías abstractas ni en la exégesis de textos, sino en el cultivo de un arte de vivir asociado a los problemas más inmediatos de la vida cotidiana. Sócrates y sus discípulos se sorprendían de que las personas miren una y otra vez los objetos materiales que compran, mientras examinan tan poco sus vidas.
En contraste con esta perspectiva y por efecto del paradigma científico, en los últimos siglos la filosofía devino una disciplina exclusivamente académica, hiperespecializada y tributaria de un culto fetichista a la personalidad. Mientras cualquier esoterismo teórico goza de antemano de los atributos de seriedad y relevancia científica, lo que atañe a la vida cotidiana despierta rápidamente la sospecha de banalidad. En el mundo moderno el filósofo por lo general ha cultivado un lenguaje abstruso y oscuro que desvinculó a la filosofía de la sociedad y ganó el favor de quienes adoran venerar lo que no comprenden. El filósofo huye de la vulgaridad pero escribe en un jeringozo inextricable. Todo lo que no encaje en esa matriz de espinas corresponderá a "simplificaciones abusivas" propias de fast-thinkers. El resultado de esto es que buena parte de las personas creen que la filosofía es demasiado abstracta e inútil para no languidecer, carente de vida.
En los últimos años ha comenzado a tomar cuerpo en distintas partes del mundo una corriente vinculada con la filosofía práctica que busca devolver el conocimiento filosófico al espacio público, estableciendo un canal que le permita salir de la cerrazón en que lo mantiene la academia para contribuir de diversas maneras al bienestar social y personal.
Cuando está a punto de cumplir cuarenta años, una mujer se pregunta si desea o no ser madre. Un estudiante es reprobado en un examen y duda si continuar o no con la carrera que ha elegido. Una mujer enfrenta la posibilidad de tener cáncer de mama. Un hombre tiene que decidir si contraría la voluntad de su madre y la interna en un geriátrico. Una mujer se pregunta si tiene sentido continuar con dos relaciones amorosas que no la satisfacen por completo. Un hombre enfrenta el suicidio de su hermana adolescente. Una mujer lucha contra sus ataques de ira. Un médico de emergencias enfrenta la posibilidad de cambiar radicalmente su forma de vida.
Todas estas personas han acudido a la Consultoría Filosófica. Pocos años atrás hubieran acudido a un psicólogo para abordar sus problemas desde una perspectiva que tuviera en cuenta exclusivamente su psicología individual y la de su círculo de relaciones inmediatas. Hoy cuentan con la posibilidad de acudir a la Consultoría Filosófica para reflexionar desde otra perspectiva que no se limita a las explicaciones individuales sino que toma muy en cuenta el contexto social en que surgen nuestras formas de pensamiento, nuestros hábitos y nuestras conductas. Si bien para filosofar no es necesario recurrir a ningún profesional, la Consultoría Filosófica puede ser una valiosa herramienta para la vida si se sabe aprovechar la enorme riqueza heredada en dos mil quinientos años de discurso filosófico.
La Filosofía Práctica entiende a la ética como un arte de vivir comprometido con las cuestiones de justicia. No es un recetario prescriptivo ni está compuesto por una lista de prohibiciones conservadoras y fascistas, deudoras de dogmas religiosos. No pretende sustraer uno de los valores sustantivos de la ética, que es la creatividad de establecer qué resulta más conveniente hacer en cada caso. Prefiere las preguntas a las respuestas tajantes e inapelables. Por ello en mi libro sobre Consultoría Filosófica opté por el plural de Artes del buen vivir. No hay un único arte de vivir bien sino una pluralidad de formas de vida que pueden convivir en paz.
¿Qué es la Consultoría Filosófica?
La Consultoría Filosófica se nutre de una tradición que abreva en los orígenes de la filosofía, desde Sócrates y Platón en la antigua Grecia a Lao-Tzé y Confucio en la antigua China, y pretende recuperar a la filosofía como una herramienta de gran valor para la vida cotidiana de las personas.
El asesor filosófico es un profesional entrenado para acompañar al consultante en la reflexión sobre diversos tópicos que pueden abarcar desde problemas personales hasta inquietudes vinculadas con el devenir social y cultural.
El asesor filosófico facilita la reflexión filosófica conjunta entre dos personas o en comunidades de investigación filosófica grupales (la consultoría en grupo o el Café Filosófico). Puede provenir de diversas corrientes filosóficas, y no ofrece una terapia alternativa sino una alternativa a la terapia. No dialoga en tanto profesor de filosofía, aunque pueda valerse del conocimiento filosófico, ni como un tutor de consciencia que prescribe recetas amparadas en la autoridad de algún filósofo célebre. La base para el diálogo es la empatía y la igualdad; el consultante no es enjuiciado sino acompañado en un marco de libertad para el diálogo.
La Consultoría Filosófica tiene como principio la idea de Kierkegaard de que toda ayuda verdadera comienza con un acto de humildad, con la convicción de que si bien se puede manejar cierto conocimiento, es dudoso que se tenga respuesta a todas las grandes cuestiones. El asesor busca acompañar y ayudar al consultante, no ser admirado por él en virtud de la supuesta "superioridad" de su conocimiento.
Su historia
Fue el alemán Gerd Achenbach quien en 1982 retomó el antiguo ideal socrático de aplicar la filosofía a la vida, al margen de la torre de marfil de los circuitos académicos. Ese año Achenbach fundó la Sociedad Alemana de Consultoría y Filosofía Práctica y la Sociedad de Consejerías Filosóficas (GPP), a partir de la cual el movimiento de Consejerías o Consultorías Filosóficas comenzó a ser difundido a nivel mundial. Entre 1984 y 1985 publicó sus primeros libros sobre el tema, y en poco tiempo la Consultoría Filosófica se expandió por el conjunto del continente europeo. En este momento, además de la Sociedad Alemana de Consultoría y Filosofía Práctica, existen diversas asociaciones de Consultoría Filosófica: la Sociedad Internacional de Filosofía Práctica (International Society for Philosophical Practice -IGPP-), la NPP (Noruega), la ASPP y la CSPP (Canadienses), la ISPPI (Israel), la American Philosophical Practitioners Association y otras asociaciones análogas en Israel (Center Sophon), Italia, Finlandia, Suecia, Austria, Dinamarca, Francia, Luxemburgo, Bélgica, Turquía, Australia, Estados Unidos, Japón, entre otros países. En América Latina esta nueva esfera de la filosofía recién está comenzando a desarrollarse. En el Perú se inició el Proyecto de Filosofía Aplicada Buho Rojo, y en la Argentina si bien se investiga en el área de filosofía con niños, apenas unos pocos consejeros filosóficos se dedican al asesoramiento individual y grupal, razón por la cual a través de esta iniciativa me propongo presentar la Consultoría Filosófica en la Argentina y animar a la comunidad filosófica a participar en el ejercicio y en la investigación de esta rama de creciente desarrollo en el quehacer filosófico mundial.
Los consultores filosóficos -particularmente los del National Register of Consultant Philosophers (NRCP), con sede en el Reino Unido-, son licenciados y doctores en Filosofía, y tienen un entrenamiento posterior en estudios de formación de posgrado.
Diversas asociaciones de Consultoría Filosófica de todo el mundo ofrecen cursos de entrenamiento a los asesores filosóficos (philosopher practitioners). En países como Estados Unidos se están realizando campañas para el reconocimiento oficial de esta práctica profesional, de modo que las obras sociales y los mismos psicoterapeutas oficien como derivadores de los consultantes.
Diferencias con la psicoterapia
"De un modo general, la literatura del siglo XX es
esencialmente psicológica. Describe los estados
del alma sin ninguna discriminación de valor,
como si el bien y el mal fueran externos a ella,
como si el esfuerzo en pos del bien pudiera estar
ausente en el pensamiento de cualquier hombre."
(Simone Weil)
Uno de los temores principales que suscita la Consultoría Filosófica es el que proviene de quienes encuentran que su práctica se confunde con la terapia psicológica. Contra esta objeción es necesario aclarar que la Consultoría Filosófica no es una práctica clínica. No trabaja con modelos médicos y difiere radicalmente de aquellas prácticas clínicas que se valen de categorías como "síntoma", "trastorno" o "enfermedad".
Los problemas no son vistos como "enfermedades", y mucho menos como "enfermedades" que deben ser "curadas". La Consultoría Filosófica abreva en el movimiento antipsiquiátrico y considera que, desde mediados del siglo XIX, la categoría de "enfermedad mental" fue utilizada frecuentemente con fines normalizadores para excluir y segregar aquello que no respondiera al paradigma ético y político de las clases dominantes.
Considero que la aparición de la Consultoría Filosófica es una expresión
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