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“ANOMIA SOCIAL E INSTITUICIONAL”


Enviado por   •  6 de Junio de 2016  •  Ensayos  •  1.854 Palabras (8 Páginas)  •  685 Visitas

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UNIVERSIDAD ABIERTA Y A DISTANCIA DE

SEGURIDAD PÚBLICA

LUIS ENRIQUE SANCHEZ ARRAZOLA

MATRICULA: ES1421002548

SOCIOLOGIA CRIMINAL

UNIDAD 2

“ANOMIA SOCIAL E INSTITUCIONAL”

06/05/16

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“ANOMIA SOCIAL E INSTITUICIONAL”

INTRODUCCION

La anomia es un término acuñado por Durkheim para describir el desfase que ocurre entre el desarrollo social y la reglamentación que lo rige, etimológicamente el vocablo proviene del griego avomia / a - prefijo de ausencia y nómos – ley, por lo tanto la anomia es la falta de reglamentación suficiente en un momento dado para mantener la cohesión social, generando fenómenos sociales como la violencia o el suicidio.

Posterior a Durkheim, Robert Merton retoma el tema y llega a la conclusión de que la anomia se concreta en una reacción del individuo frente a las condiciones de vida en que se encuentra, cuando las aspiraciones culturalmente prescritas se encuentran alejadas de los caminos estructurales para conseguirlas.

El presente trabajo trata de ilustrar por medio de un ejemplo lo que sucede cuando la sociedad entra en una anomía crónica generalizada, donde la estructura social se ha desgastado y las instituciones se han debilitado perdiendo el control regulatorio que poseen.

DESARROLLO

En los últimos tiempos el país se ha visto envuelto en un constante desgaste de la estructura social que ha llevado a la sociedad a sumirse en una anomia crónica, caracterizada por una desilusión y desesperanza generalizada ante la falta de oportunidades que permitan el desarrollo de las capacidades del individuo y la subsecuente satisfacción de las aspiraciones socialmente impuestas, provocando que las personas reaccionen de diversas maneras incluso, alejándose de la normatividad con tal de satisfacer dichas aspiraciones.

México es una comunidad regida por el consumismo, materialista, excluyente, con una sobrevaloración al poder adquisitivo, altamente competitiva, polarizada socialmente, con una moral colectiva relajada y liderada por una clase política incapaz de gestionar los recursos de una manera equitativa para los habitantes, lo que genera un déficit en los organismos  encargados de otorgar al ciudadano las condiciones mínimas necesarias para que de una manera socialmente correcta pueda acceder a los recursos que permitan cubrir las aspiraciones que la misma sociedad impone.

Centrémonos en un grupo específico en el cual estas condiciones desfavorables se intensifican y las presiones sociales se incrementan, los jóvenes.

Existe una gran carencia de oportunidades para acceder al sistema educativo superior que de manera natural constituye el puente para ascender en la escala económico-social ya que permite entrar en un mercado laboral especializado y por lo tanto mejor pagado, este hecho provoca desilusión y desesperanza en este grupo, quien al no acceder a la educación busca emplearse de manera formal encontrándose con otra gran limitante, la falta de empleos bien pagados en los cuales las personas sean valoradas, tengan la oportunidad de desarrollarse, sean estables y les permita ascender jerárquicamente al interior de la empresa. Un camino alterno que poseen es el autoempleo, formal o informal, con otra gran limitante, el mercado ya se ha saturado, sin importar el giro al cual se quieran dedicar (incluyendo los vendedores ambulantes, los limpiaparabrisas, los changarros y demás) se enfrentan con una gran competencia que solamente divide las posibles ganancias que podrían obtener. Una especie de paliativo que la sociedad ha adoptado respecto a los jóvenes es la creación masiva de “universidades patito”, en donde se oferta una educación superior a bajo costo pero en su mayoría de muy mala calidad lo que provoca un simple alargamiento del tiempo en que ese joven, por su mala preparación, se integrará al conjunto de personas desempleadas, lo cual incrementa enormemente los sentimientos contrarios de la persona dentro de la sociedad, como la frustración, la desilusión, la apatía, rencor o cuestiones más graves como odio y violencia.

El freno natural para que esto no desencadene en problemas sociales son los valores, pero por distintas circunstancias estos se han tergiversado, perdiendo la fuerza regulatoria de la conducta de las personas en la sociedad, por lo cual en la actualidad el joven se permite realizar actos contrarios a la ley con el fin único de satisfacer sus deseos y aspiraciones o bien para encajar en un grupo.

 Al mismo tiempo viven en un constante bombardeo de información en el cual se establecen los estereotipos “deseables” socialmente, se incita a consumir y se muestra una relación ficticia en donde la felicidad y el éxito está medido por cosas materiales que se supone dan estatus social, formando aspiraciones que en el contexto en el cual se desarrollan son muy difíciles de conseguir.

En este punto, el joven que se encuentre en este contexto tiene dos caminos posibles, ambos instaurados en la anomia social, puede rendirse al darse cuenta que sus aspiraciones son inalcanzables desde su condición (depresión y posible suicidio de Durkheim) o bien se deja seducir por la criminalidad como un camino que hace posible la satisfacción de esas aspiraciones, aunque signifique actuar de manera contraria a la norma.

Si a este panorama le sumamos una institución dependiente del Estado, encargada de la seguridad pública francamente corrupta, en donde reina la impunidad, con un sistema jurídico con muchas fallas, donde no se persigue ni se investiga el delito y con una estructura social que lo permite, que no denuncia y que no cree en sus autoridades, la carrera delictiva se vuelve cada vez más atractiva.

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