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Administracion Del Tiempo


Enviado por   •  7 de Julio de 2011  •  2.643 Palabras (11 Páginas)  •  2.233 Visitas

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¿Es el tiempo el que nos controla o podemos controlarlo nosotros a él? Esa es la cuestión que cualquier directivo debería plantearse.

Son muchos los autores y expertos que han escrito sobre este tema. Y la mayoría suelen coincidir en destacar que la incorrecta gestión del tiempo se debe entre otros factores a:

• La inexistencia de objetivos previamente definidos. O teoría a salto de mata.

• No distinguir entre lo que es importante y lo que es urgente.

• La incorrecta gestión de la propia agenda de trabajo.

• Negación de la propia evidencia. No aceptar que nosotros no podemos hacerlo todo.

• La insuficiente delegación de tareas.

• Exceso de información para analizar. O información desordenada, imprecisa o tardía.

Evidentemente se hace imprescindible que para organizar nuestro tiempo deberemos, en primer lugar, determinar qué acciones o tareas son las más importantes. Por importantes entendemos aquéllas tareas que inciden de alguna forma en las áreas estratégicas de la empresa, a los objetivos, a los costes o a los ingresos.

Una vez establecidos los objetivos, comenzaremos por dar un orden de prioridad a cada una de las actividades diarias. A veces se suele asignar un tiempo máximo para cada actividad con la finalidad de que no estemos demasiado tiempo ocupados en una tarea que no es demasiado importante, restando tiempo a otras que sí lo son.

Aprender a decir no a tareas que no son importantes o que pueden realizar otras personas. Eliminar la posibilidad de que nos puedan importunar con visitas no previstas o reuniones mal planificadas, con hora de inicio pero sin hora de salida.

Destinar unos minutos al día a la planificación de nuestra propia agenda. De esta forma podremos tener siempre preparado un programa de trabajo antes de iniciar la jornada. Ser nosotros mismos los gestores de nuestro tiempo. No dejar que sean otros los que lo hagan. Evidentemente siempre y cuando nuestro puesto y cargo nos lo permita.

Aprender a utilizar correctamente el uso del teléfono. Tanto cuando efectuamos llamadas como cuando las recibimos. Establecer filtros de llamadas y visitas mediante nuestra/o secretaria/o.

Agrupar acciones o asuntos que puedan tener cierta relación entre sí. Podemos de esta forma aumentar nuestra concentración en ciertas tareas y evitar, por tanto, la dispersión. (Ley de Carlson: "Toda actividad interrumpida, es menos eficaz y consume mas tiempo que si se realiza de manera continua").

Por lo tanto, el tiempo es relativo, como también lo es el uso que hacemos de él en nuestro trabajo. Algunas tareas que consideramos muy urgentes o importantes a veces no lo son tanto (de nuevo la "relatividad") y debemos aprender a identificarlas.

Se dice, que generalmente tan sólo el 20% de nuestro tiempo contribuye al 80% de resultados. El resto, suelen ser imprevistos, urgencias, interrupciones, correcciones y en definitiva desorden.

Hacer cada cosa a su tiempo, no hacer mas de una cosa a la vez y por supuesto, hacerlo bien.

Y ustedes me disculparan, pero ya han pasado los 25 minutos que tenia programados para escribir este articulo.

RECORDANDO UNA ANÉCDOTA

Hace muchos años leí una entrevista que le hicieron a un importante ejecutivo de la época. Aquel señor era lo que los expertos llaman hoy un “hombre de éxito”. Ya casi al final, le preguntaron: “¿Cómo es posible que usted haya acumulado tantos conocimientos culturales, si ha dedicado casi toda su vida a la ardua tarea de dirigir empresas y sortear situaciones difíciles?”, a lo que este señor contestó: “Simplemente he utilizado los minutos con los que nadie cuenta. Por ejemplo, ¿ve usted ese libro abierto sobre mi escritorio?; pues, cada vez que alguien por teléfono me dice “un momentico”, continuo su lectura hasta que aparece el interlocutor. Usted no podría calcular cuantos libros ya me he leído mediante ese procedimiento”. La idea me pareció muy interesante.

Efectivamente, esos minutos “sueltos”, “al menudeo”, “sencillos” o como se les quiera llamar están presentes en todo el camino de la vida diaria, ya sea usted un alto ejecutivo, un médico, un plomero, una ama de casa o un político. Si usted tiene la necesidad de aprovechar mejor el tiempo, sería bueno que se fijara en ellos

CONVIERTA DESPERDICIOS EN PRODUCTOS

Hablemos entonces de esos minutos, o sea, esos pedazos de tiempo que aparecen sueltos por ahí, por lo general de forma inesperada. Son tan pequeños y tan poco sistemáticos que casi nadie los toma en cuenta y se pierden inexorablemente.

Muchas personas gustan de tener alcancías de monedas fraccionarias. Conozco quien mete en un pomo todas las piezas de un peso que recibe y otro que se especializa en pesetas.

Una compañera de trabajo, cansada de que sus hijos mayores, que ya trabajan, dejen tiradas por cualquier lugar de la casa monedas sueltas, decidió echar todas las que se encuentra en una lata mediana, de esas en que vienen las galletas dulces. De esta forma, se ha asegurado permanente la fuente financiera para comprar el regalo de cumpleaños de la nieta.

Los minutos sueltos son como las habitaciones de un hotel: la que no se alquile hoy se pierde, pues ese ingreso dejado de obtener no puede recuperarse mañana

Pero el tiempo no es así, tiene que usarlo al momento, no puede guardarlo en una lata de galletas. Usted se sorprenderá de cuantas cosas puede hacer en los minutos al menudeo, tanto de interés personal como laboral, siempre que cree las condiciones para ello.

Le diré algo más, muchos de los minutos al menudeo se originan en deficiencias, fallas en la organización o errores, por lo que si usted los pudiera aprovechar, estaría convirtiendo desperdicios en productos útiles. Hay tres condiciones esenciales para poder lograrlo:

1ro. LA OPORTUNIDAD. Hay que aprender a reaccionar rápidamente ante potenciales minutos al menudeo. Saber distinguirlos y ponerse en acción.

2do. EL OBJETO. Disponer de algo sobre lo cual actuar o pensar, un problema, una tarea o un documento.

3ro. EL MEDIO. Tener a mano los instrumentos

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