Autoestima

a autoestima es el conjunto de percepciones, pensamientos, sentimientos, evaluaciones y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos. ¿La importancia de que sea buena o adecuada? Inmensa. De ella depende qué tan felices, seguros y exitosos seamos en la vida.

Quererse y confiar en uno es vital. Si nuestro discurso interior es pesimista, irradiamos energía negativa. Por el contrario, si nuestro rezo interior es positivo, creamos y emanamos energía favorable. "La mente tiene infinito poder. Nuestra autoestima depende, en gran medida, de los mensajes positivos que tengamos, de la percepción adecuada y realista de nosotros mismos y que entregamos a nuestros pares", explica José Pinedo, psicólogo clínico de Red Salud UC.

Formación y desarrollo

El especialista es claro. La autoestima evoluciona desde la infancia. "Primero a través de la relación con los padres, luego con el grupo familiar y social. En la adolescencia se reafirma o se daña. De adultos, los éxitos y fracasos repercuten claramente en la manera de autoevaluarnos. Desde la niñez, los mayores pueden nutrir la seguridad y la autoconfianza de los niños. Todo depende de si los consideramos, les demostramos cariño incondicional, los valoramos y los alentamos a tener confianza. Si lo hacemos, fomentaremos de modo positivo su posibilidad de desarrollar una buena autoestima".

Tampoco se trata de entregar mensajes falsos o sobredimensionados. Si un niño no es hábil para las matemáticas, el discurso debe ser real: "Trabajaremos juntos en tus dificultades. Tú puedes mejorar y aprender".

Reforzar la autoestima depende de cada uno. Es un trabajo personal que requiere conocerse, examinarse, combatir lo malo, potenciar lo bueno y, sobre todo, ser positivo.

La autoestima no es un concepto aislado. Es la suma de varios aspectos. "Existe en el ámbito físico, intelectual, social, laboral y familiar. La suma de ellas y cómo sean por separado, brindará el resultado final".

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