BOP. Danzaterapia

Tomando en consideración que las técnicas de tipo BOP operan bajo la premisa de que cuerpo y psique no constituyen compartimentos estancos en el ser humano, sino que ambas dimensiones conforman una urdimbre inseparable de la que resulta la unidad bio-psico-socio-espiritual que es la persona, estas técnicas buscan facilitar la integración psicofísica. Así como la terapia psicológica tiene repercusión en la esfera biológica (síntomas físicos, somatizaciones, patrones posturales, etc.), también las terapias cuyo abordaje se efectúa desde la corporalidad sensitiva conllevan efectos en la dimensión psicológica de la persona. Concretamente, estas técnicas pueden resultar muy beneficiosas en personas que no han realizado una correcta integración psico-corporal o que experimentan algún tipo de rechazo hacia su propio cuerpo y, por tanto, hacia sí mismas. En el caso concreto de la danzaterapia, más allá de los beneficios a nivel puramente físicos que comporta, constituye una vía de acceso al inconsciente que abre un espacio para la expresión de la propia interioridad a través del movimiento espontáneo y la creatividad, permitiendo la exteriorización de emociones, a menudo bloqueadas e ignoradas, pero registradas en el cuerpo. A su vez, supone una experiencia en la que se actúa desde la fisicalidad del cuerpo, buscando entrar en contacto con el propio cuerpo, acogerlo como parte del ser, y ser desde la plenitud que confiere dicha aceptación, lo que otorga, en última instancia, una nueva imagen del sí mismo. Una forma de poner en práctica una sesión de danzaterapia podría ser guiando una improvisación grupal (pues la práctica en grupo supone una fuente enriquecedora de comunicación, aceptación mutua y de encuentro con los otros, lo cual revierte positivamente en cada uno de los participantes) partiendo de un primer calentamiento-acercamiento al cuerpo (respiración y body scan) para posteriormente trabajar sobre las tensiones musculares/peso/velocidades…, es decir, sobre pautas físicas sencillas por medio de las cuales propiciar a través del movimiento resultante la expresión de sus miedos, angustias, dolor… Finalmente, se reservaría un tiempo para reconocer y tomar conciencia de los sentimientos y experiencias vividas (reflexión), facilitando de esta forma la integración psicofísica en los participantes.

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