Certificado profesionalidad TASS

Laura Casanovas Albalate CURSO 40.4

Ejemplo 1:

Con Mikel propondría utilizar técnicas de modificación de conducta, ya que tirar del pelo a su compañera de mesa es un comportamiento negativo o desadaptativo y que, por tanto, no deseamos reforzar ni que se repita sino eliminarlo en la medida de lo posible y, en todo caso, reducirlo al máximo. En el caso de Mikel es un factor fisiológico como es el hambre el que podría provocar en parte su conducta. Esto lo podemos saber observando la situación (que se repite cada día a la hora de comer) e incluso preguntarle el por qué de dicho comportamiento. Tiene hambre y busca maneras de conseguir más alimento de la persona que se sienta junto a él. Si ya sabemos que es una conducta que se repite a la hora de comer con esa compañera, primero de todo establecería límites y le dejaría claro que esa conducta no es la adecuada. Le diría que tirar del pelo a alguien no es una conducta apropiada y le sugeriría que probara a pedirle el pan a su compañera si ve que ésta no se lo come y siempre qu él ya se haya comido el suyo. Después le cambiaría de sitio y observaría si se repite la conducta. Si es así, hablaría tranquilamente con Mikel y le diría que si quiere más pan, cuando se acabe el suyo, puede pedir un trozo más. Para ello, intentaría implicar a Mikel en la solución, para que se sienta partícipe diciéndole: "¿Qué te parece si en vez de tirar del pelo a María, te esperas a acabar tu trozo de pan y, si aún tienes más hambre, me pides si puedes repetir?" Probablemente se le permita repetir y ahí se acabaría el problema. Cuando lo pide, se ha de reforzar esa conducta que sí es adaptativa, diciéndole “Ves Mikel, así sí vas a obtener más pan, muy bien pedido.”  Asimismo, si le vemos que está comiendo tranquilamente e incluso charlando con algún compañero sin tirar el pelo de nadie, reforzamos esa conducta. Le podemos recompensar de alguna manera para que le quede claro que eso sí se debe repetir y que es lo que esperamos de él, como darle algo más de comida o el trozo de pan que quería, incluso sin que lo haya pedido.
Si esto no funciona, en última instancia podríamos quitarle algo agradable para él (coste de respuesta), como las visitas de sus familiares. Y esto combinarlo con la sobrecorrección, que sería si le pide perdón a la compañera que ha tirado del pelo, podría disfrutar de la mitad de tiempo de visita. Si estuviera muy agitado y no entrara en razón y no dejara de repetir la conducta, lo retiraría del comedor un tiempo hasta que se calmara (tiempo fuera). También podría servir redirigir su atención durante la comida y preguntarle así sobre los platos, qué le gusta y que no, visto que tiene buen apetito o preguntarle sobre su día, las actividades que ha realizado, etc. Esto se hace ya que alguien que está hablando no es agresivo ni tira del pelo a nadie.

Ejemplo 2:

 En el caso de Ana sería un poco lo mismo. Se trata de una conducta desadaptativa que queremos eliminar o, en todo caso, reducir todo lo que podamos. Vemos que Ana está agitada porque habla chillando a una auxiliar. Primero realizaríamos una contención verbal, observando cómo está e intentando averiguar cuál es el motivo de su malestar y agitación. Le preguntamos por qué no quiere estar en el centro de día ni en las actividades de grupo. Todo esto lo haría un poco con el llamado efecto espejo o de retroalimentación, es decir, que yo misma hablaría más despacio de lo habitual y con un tono de voz bajo, transmitiéndole calma y serenidad. Con esto potenciamos que se calme y nos pueda seguir hablando imitándonos de alguna manera. Igual podría funcionar también llevárnosla a hablar a un sitio más relajado, como el jardín, lejos del entrar y salir de otras personas, de ruidos, etc. Si aún sigue nerviosa, le hacemos ver que no nos gusta que nos griten y le recordaría cómo sí me tiene que hablar para poder transmitirme su angustia y malestar, hacerle ver lo que conseguiría con una buena comunicación. Utilizaría la empatía para que se abriera y me explicara los motivos por los que se quiere escapar. Se trata sobretodo de prevenir que esta agitación vaya a más y lograr que Ana se calme. Una vez me empiece a explicar qué le pasa, utilizaría la escucha activa. Me centraría en sus sentimientos y le preguntaría sobre cómo se siente para hacerla hablar y hacer que de esta forma baje la agresividad y tensión que pueda sentir.
También se podría ignorar la conducta (extinción), siempre diciéndole porqué se la está ignorando. Hacerle ver que no nos gusta que nos chillen y que si continúa haciéndolo no se le prestará atención. Para ello se puede utilizar la técnica del refuerzo de conductas incompatibles, que consiste en combinar dos técnicas como son reforzar a través de recompensas continuadas la conducta adaptativa e incompatible con la indeseada, a la vez que aplicamos extinción sobre la que deseamos eliminar. Así, en el caso de Ana, no se le hace caso cuando nos hable chillando y se refuerza cuando lo haga de manera educada.

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