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Clasificación Del Carácter Otto Kernberg


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2013  •  1.751 Palabras (8 Páginas)  •  378 Visitas

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Desde otro punto de vista, ha desarrollado una "Clasificación psicoanalítico del carácter", que usa como parámetros el desarrollo instintivo, el desarrollo del superyo, el tipo de operaciones defensivas utilizadas por el yo, en conjunto con la naturaleza de los rasgos patológicos del carácter, y por último, el tipo de relaciones objetales internalizadas. Esta clasificación permite una visión estructural del paciente de modo de rechazar un diagnóstico presuntivo en casos en que no es posible realizarlo de un modo mas preciso.

incluye la síntesis de las experiencias formativas de la infancia y la adolescencia.

Los trastornos de carácter muestran su psicopatología en sus rasgos patológicos, por lo que se llaman Trastornos de Rasgos

el carácter es la manera egosintónica y racionalizada de pensar, desear, fantasear y comportarse, derivada de las experiencias tempranas con los padres y las figuras significativas de la infancia. En palabras de Palacios (1996), el carácter es una representación internalizada de las escenas históricas de la interacción del sujeto con sus objetos, en especial los primarios.

El concepto psicoanalítico del carácter es el de un sistema dinámico u organización intermedia, cuya frontera interna está en contacto con los sistemas biológico-temperamental, el inconsciente dinámico y la parte inconsciente del Yo y del Superyó y su frontera externa lo está con las subestructuras conscientes del Yo y el Superyó y con la realidad externa.

En las personas normales, maduras y sanas, cada rasgo de carácter y el conjunto de ellos, funcionan casi enteramente en forma autónoma, inconsciente y preconsciente, automática, con el mínimo gasto de atención y de energía y con gran placer en el proceso de solucionar las demandas constantes que provienen del interior o de la realidad externa.

Estos rasgos normales tienen una función enteramente al servicio de la adaptación y pueden emplear, si es necesario, la totalidad de las funciones y estructuras del Yo, Superyó y Ello, en forma flexible, estable, permanente, coherente y previsible.

El carácter se forma como una amalgama del temperamento del niño con los precipitados intrapsíquicos de la internalización de las interacciones constantes con sus padres, sus personas significativas y el entorno sociocultural en el que se desarrolla.

La formación del carácter y de la personalidad sana o normal presupone una dotación genética óptima, unos padres suficientemente buenos (Winnicott, 1965), el logro de la separación-individuación y un desarrollo pulsional, psicosexual, cognoscitivo, afectivo, de género, del Yo y del Superyó (Tyson y Tyson, 1990) sin detenciones, interferencias ni conflictos graves del desarrollo.

Esto conduce a la disolución del complejo de Edipo al finalizar la etapa Edípica, al establecimiento de una firme barrera represiva, a la constitución del inconsciente dinámico y del Superyó postedípico y al fortalecimiento de los aparatos de autonomía primaria y secundaria del Yo. De esta manera, el sujeto puede manejar las demandas internas y externas en la latencia y la adolescencia mediante mecanismos psicológicos flexibles y acciones yoicas que después adquieren autonomía secundaria, con lo que se constituyen los rasgos normales de carácter después de la adolescencia (Blos, 1967).

Cada rasgo de carácter es el resultado de formaciones de compromiso alcanzadas después de enfrentar múltiples demandas internas y externas en el tránsito por cada una de las fases normales del desarrollo, en las crisis del desarrollo y en las crisis accidentales.

Las formaciones de compromiso de los rasgos normales de carácter, al igual que de los rasgos patológicos y de los síntomas, están constituidas por pulsiones libidinales y agresivas, afectos displacenteros, fantasías sexuales y calamidades infantiles de pérdida del objeto, pérdida de amor del objeto, castración o daño genital, mecanismos de defensa y acciones del Superyó.

El resultado más conspicuo del carácter y de la personalidad normales es la armonía del sujeto con su interioridad y con su ambiente y la capacidad para adaptarse a los cambios de la vida y para establecer relaciones satisfactorias con los demás.

Trastornos de rasgos

Son los trastornos de carácter (o de personalidad), cuyos rasgos patológicos son pautas de conducta rígidas, inflexibles, maladaptativas, que aparecen en forma persistente en la mayoría de las áreas de funcionamiento del sujeto y que producen efectos destructivos al individuo, a sus seres queridos y al entorno. Son reconocibles desde la etapa de latencia, la adolescencia o adultez temprana y la mayoría de sus efectos negativos no disminuyen hasta la quinta o sexta década del ciclo vital.

Los trastornos de carácter, como dijimos, están contenidos en los trastornos de la personalidad. Los tipos de trastornos de personalidad que enlista el DSM IV son los trastornos paranoide, esquizoide, esquizotípico, narcisista, histriónico, límite, antisocial, evitativo, dependiente y obsesivo-compulsivo (el trastorno depresivo y el pasivo-agresivo están en estudio para ser incluidos en la clasificación); mientras que la CIE-10 reconoce a los trastornos paranoide, esquizoide, disocial, histriónico, de inestabilidad emocional, anancástico, ansioso (con evitación) y dependiente, como trastornos bien establecidos, aunque también considera que pueden existir otros trastornos como el narcisista, el pasivo agresivo, el excéntrico y el inmaduro.

La nomenclatura psicoanalítica, en general, sigue la terminología de los trastornos de la personalidad, pero agrega otros trastornos. Por ejemplo, la clasificación de Kernberg (1996) considera también a los trastornos histérico, obsesivo-compulsivo, depresivo-masoquista, pasivo-agresivo, sadomasoquista, narcisista maligno, ciclotímico e hipomaníaco. La clasificación de Akhtar (1992) es muy similar a la anterior, pero no incluye al ciclotímico y sí al fóbico.

En la clasificación psicoanalítica de Kernberg (1996), los trastornos del carácter están contenidos en los siguientes tipos de organizaciones patológicas de la personalidad.

Organización neurótica de la personalidad

Caracterizada por integridad de las representaciones del sí mismo y del objeto, mecanismos de defensa avanzados, como represión, aislamiento, anulación, racionalización, intelectualización, formación reactiva y proyección, y conservación de la prueba

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