Conciencia Moral

Consciencia Psicológica.

Conciencia psicológica es la capacidad para darse cuenta de la propia actividad física y mental. Un sujeto toma conciencia de un conjunto de actividades físicas- por ejemplo, movimientos o procesos de manipulación -, y de un conjunto de actividades mentales – por ejemplo, reflexiones u opiniones- cuando junto a la realización de tales actividades se da cuenta de que las está realizando. La conciencia supone añadir al simple “saber algo” o “saber hacer algo” un doble de esos saberes: un “saber que se sabe”. Pero, además, ese “saber sobre el saber” nos da poder sobre las actividades físicas y mentales: adquirimos la capacidad de regularlas y valorarlas de acuerdo con nosotros mismos. Nos hemos hecho responsables de nuestro comportamiento. Se ha trascendido el nivel de la pura acción, sea física o mental, para alcanzar un nivel cualitativamente superior: el control de cualquier clase de actividad humana. En definitiva, nos hemos hecho morales, en cierto sentido, la consciencia psicológica, engendra a la conciencia moral. Se alcanza la moralidad cuando ponemos reflexionar sobre el comportamiento, o las vivencias conflictivas. Se adquiere la capacidad de valorar, pensar y decidir por sí mismo sobre los propios valores, pensamientos y decisiones. La conciencia se hace juez del sujeto que la posee.

Conciencia Moral.

Con ello hemos entrado ya en el terreno de la “conciencia moral”. Ya no se trata únicamente de una facultad psicológica que permite representarse así mismo, sino de la constitución de una nueva posibilidad humana: la conciencia moral abre la posibilidad del juicio valorativo. Cada cual puede juzgar la corrección o incorrección de algo después de preguntárselo a sí mismo. La conciencia moral de un sujeto instaura una relación consigo mismo de modo que los propios sentimientos, juicios y acciones son sancionados como correctos o incorrectos por sí mismo. Por lo tanto, entendemos la conciencia moral como la facultad de juzgar con rectitud de los juicios o acciones morales. Podemos decir también que es la capacidad de la persona humana para comprender y juzgar el valor moral de las acciones humanas. La cual actúa como juez interior que juzga reflexivamente y da consentimiento íntimo a la conducta humana.

Los valores y las normas morales pasan por el filtro de la propia conciencia y los re-analiza y adapta a la propia situación y contexto vital.

Etimológicamente conciencia viene del latín cum scientia “ciencia con”. Podríamos decir que es un “saber con uno mismo”, un saber que refleja lo que sucede en nuestra intimidad y que tiene como primer testigo al yo.

Es en donde resuena el bien y su exigencia, donde se manifiesta la ley o norma moral. El bien no es una realidad externa sino una realidad inscrita en lo más profundo del hombre, en su conciencia o en lo que muchos llaman “corazón”.

Características.

Por la conciencia se es capaz de captar la exigencia del bien tal como aparece en una situación determinada. Así como el ojo es capaz de ver las formas y los colores, así la conciencia es capaz de percibir el bien y el mal. Gracias a la conciencia moral el hombre puede sentirse interpelado por el valor, más específicamente, por la exigencia del bien.

El hombre no crea la norma ética sino la descubre. Nadie crea la exigencia del bien, sino que se topa ante ella como una realidad independiente de nosotros. Si creáramos el bien y el mal nadie tendría remordimientos ni sentimiento de culpa. Pero el remordimiento está más allá de lo que podemos elegir o no elegir. Una vez que hemos cometido el mal la conciencia moral se encarga de recordarnos que estamos en falta. El bien exige a la conciencia moral obedecerlo.

Esta norma o ley moral ha sido escrita en el corazón del hombre por su creador y se manifiesta cuando advierte al hombre cómo debe actuar en una situación.

La conciencia cumple una doble función cognoscitiva: nos permite experimentar el bien en nuestra interioridad y nos permite conocer cómo debemos actuar en una situación concreta. En este segundo caso, la conciencia traduce el bien universal a la situación particular a través de un juicio práctico. La conciencia realiza juicios prácticos, es decir, juicios que ordenan al hombre actuar de un modo determinado en una situación concreta.

Elementos que Constituyen el Fenómeno de la Conciencia Moral.

El conocimiento:

Es aquella potencia espiritual que tiene como objeto la verdad. Sin el conocimiento no sería posible distinguir el valor del pseudovalor, el bien del mal, por tanto, no sería posible comprender la exigencia del bien en una situación determinada..

La libertad:

Es la capacidad de la persona de poder elegir un bien u otro. Sin la libertad no tendría sentido percibir el bien. La experiencia nos muestra algo distinto. Si percibimos el bien y su exigencia es porque estamos en capacidad de tomar postura ante él, decidir y actuar en función a él.

La conciencia moral no obra sobre el vacío sino sobre bienes concretos

...