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Cuerpo Humano


Enviado por   •  28 de Enero de 2013  •  3.720 Palabras (15 Páginas)  •  327 Visitas

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Cuerpo Humano II. Medicina y Biología.

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Biológicamente, el cuerpo es el conjunto de estructuras armónicamente integradas en una unidad morfológica y funcional que constituye el soporte físico de nuestra persona durante la vida, específicamente diferenciado en dos únicos tipos, masculino y femenino, según el carácter de nuestro propio sexo.

1. Concepto. Como cuerpo físico que es, supone una masa que ocupa un volumen, está limitado en el espacio e impresiona nuestros sentidos. Cuando tratamos de conocer un cuerpo u objeto cualquiera de la naturaleza, ponemos en marcha un juego discursivo fijándonos en las diferentes facetas que nos ofrece; a las diferentes preguntas que nos hacemos vamos dando respuestas adecuadas, y es entonces, despejadas las interrogantes, cuando estamos en condiciones de conocer el cuerpo analizado. Vamos, pues, a seguir este proceder en el análisis del c. h., haciéndonos unas preguntas ordenadas y tratando de dar las respuestas adecuadas según el conocimiento que de él disponemos. Nos preguntaremos, en primer lugar, '¿cuál es su origen y cómo se forma?; una vez constituido, ¿cómo es su aspecto exterior y si éste se modifica?; ¿qué hay en su interior?; ¿qué función tiene y para qué sirve?; ¿qué interés científico y social nos ofrece?; ¿qué nos sugiere su conocimiento? Estas y muchas preguntas más todas ellas interesantes, se hacen de continuo los científicos que día a día progresan y profundizan en la intimidad de nuestro ser; tendríamos que, revisar todas las ciencias, cada vez más prolíferas, que estudian al hombre para poderlas responder.

2. Formación del cuerpo humano. El origen primario de todo hombre se establece en el crítico momento de la fecundación, fenómeno que tiene lugar dentro del aparato genital de la madre y que requiere la acción previa de la cópula entre hombre y mujer fértiles. El varón, como productor de células espermáticas en sus órganos genitales, deposita éstas dentro de los genitales internos de la hembra; una célula espermática en contacto con un óvulo maduro liberado del ovario y en condiciones favorables le fecunda; ambas células masculina y femenino se fusionan en una célula única u óvulo fecundado que reagrupa los caudales hereditarios paterno y materno, constituyéndose un nuevo ser perfectamente definido y tipificado ante el futuro, con un sexo que ya le es propio; es el principio inmediato de todo hombre, el momento oculto y trascendental de la concepción. Ocurrida la fecundación, la primera célula se divide al cabo de unas horas y se sitúa en el útero de la madre, donde estará alojada mientras dura el embarazo; las células primitivas se van dividiendo cada una en otras dos, incesantemente, con lo que éstas se multiplican y modifican de modo adecuada. Al final del primer mes, lo que empezó siendo de un tamaño solamente reconocible por el microscopio se ha transformado en un embrión de ocho milímetros de longitud, un tercio del cual está ocupado por la cabeza, con tres vesículas cerebrales y dos salientes ópticos, y el resto presenta un tubo cardíaco que late a razón de 90 veces por minuto y unas yemas que serán las futuras extremidades. Terminado el segundo mes, los relieves anuncian las facciones de la cara y se distinguen cuello y dedos. Al cuarto mes la cara tiene un sello individual y los músculos se contraen bruscamente. En estas transformaciones que suponen unos cambios de volumen considerables se requiere un intenso metabolismo; la sangre de la madre es portada desde el útero a la placenta y de ésta al feto a través del conducto o cordón umbilical; por este mecanismo el nuevo ser respira, se nutre y recibe las vitaminas y hormonas necesarias. Transcurridos nueve meses a partir de la fecundación, el feto adquiere los caracteres de madurez con una longitud de 4951 cm., un peso de 3,4 Kg. en el varón y de 3,2 Kg. en la hembra, y una configuración tanto externa como interna definida; en este momento la madre da a luz y la nueva criatura entra en contacto con el medio ambiente.

3. Configuración externa. Con la ayuda de nuestros sentidos y el uso de nuestras facultades mentales dispuestos para la observación, todos tenemos un juicio claro a modo de impresión fotográfica acerca de la forma de nuestroc. y de todos los aspectos externos que comprende; y nos basta recordar o contemplar nuevamente las figuras de hombre y mujer fielmente plasmadas en el lienzo o esculpidas en la piedra por el arte de pintores y escultores, para tener una impresión de conjunto del c. h. en su aspecto morfológico que superaría a la más versada definición del mismo. Y si pensamos en los periodos vitales que desarrollamos: infancia, desarrollo, madurez y envejecimiento, habremos matizado todavía más el aspecto que nos ocupa. Desde que nacemos hasta el desarrollo sexual o pubertad, hombres y mujeres ofrecemos una morfología externa como conjunto: cabeza, cuello, tronco y extremidades, superponible por su semejanza, diferenciada sólo por la forma de los órganos genitales externos, característica individual del sexo. En la pubertad se van a hacer patentes los matices que distinguirán de modo definitivo al varón de la hembra. El varón desarrolla progresivamente la caja torácica y su musculatura general, mientras que el vello se difunde por la superficie de su c. La hembra matiza el suyo de un mocio más rápido; se desarrollan las mamas que se preparan para una futura maternidad y se ensancha la pelvis con el mismo fin, a la vez que se experimenta un aumento del panículo adiposo o grasa subcutánea, lo que, juntamente con la ausencia o escasez de vello, da a la piel de la hembra un aspecto más liso y terso. Tanto el hombre como la mujer denotan un crecimiento en sus órganos genitales externos que se disponen para la procreación. Con el envejecimiento, los distintos matices de conjunto van perdiendo progresivamente su especificidad.

Todo ser humano presenta una morfología que depende tanto de las propiedades heredadas como de las adquiridas que le impone el medio ambiente en que se desenvuelve a lo largo de su vida. Siguiendo a Kretschmer (v.) podemos distinguir tres tipos diferentes morfológicamente: 1) pícnico, en el que la silueta tiende a la curvatura, con cabeza redondeada, cuello ancho y corto, y vientre voluminoso, 2) atlético, con líneas proporcionadas que sirve de modelo o patrón, y 3) leptosómico, con silueta que tiende a la vertical, cabeza estirada, tórax alargado y vientre escondido; entre estos tipos diferenciados pueden darse otros intermedios que participan en alguna manera de uno y otro. El peso y la talla son factores que condicionan la apariencia externa del cuerpo.

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