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DANZAS


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2012  •  Informes  •  1.661 Palabras (7 Páginas)  •  326 Visitas

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Anna O.

Bertha Pappenheim nació el 27 de febrero de 1859 y murió el 28 de mayo de 1936. Mejor conocida con el seudónimo de Anna O. fue una feminista judía de nacionalidad austríaca, conocida defensora de los derechos de la mujer y del niño. Ella era una mujer sumamente inteligente pero llevaba una vida extremamente monótona, daba prueba de una gran sensibilidad ante los pobres y los enfermos, practicaba el sueño diurno que denominó “teatro privado” lo cual es la raíz y paso directo a su enfermedad. El soñar despierto habitualmente crea un terreno para la disociación de la personalidad mental.

El caso de Ana O, empieza cuando tenía veintiún años y debe encargarse del cuidado de su padre enfermo, sin embargo se ve obligada a dejarlo al cuidado de otras personas por estar cada vez mas “debilitada”. Ella no quería dejar a su padre pero presentaba: estrabismo, perturbaciones visuales, dolor, paresia en los músculos del cuello, contracturas y adormecimiento en el brazo derecho, desorganización funcional del lenguaje (mutismo), cambios de humor, alucinaciones y ausencias, era además víctima de una tos nerviosa que la dejaba exhausta. Fue entonces cuando Josef Breuer y Sigmund Freud empezaron a tratarla con técnicas de hipnosis. Los síntomas se multiplicaron ante los ojos de los médicos. En principio sólo consideraron los síntomas físicos, luego se interesaron en los cambios de humor, las alucinaciones, y las ausencias de su paciente. Anna tenía momentos de mutismo y otros de somnolencia, a los que Breuer llamó “hipnosis vesperal”, y la propia Anna los llamó “nube”. Breuer pide a su paciente que hable de su padre, entonces puede hablar, aunque no en su lengua, el alemán, sino en inglés. Luego de estas conversaciones ella se sentía mejor y tranquila, entonces Breuer le da el alta, sin embargo la muerte del padre le provocó una nueva crisis. La segunda crisis fue más fuerte y presentaba 2 estados mentales alternados, uno relativamente normal y otro agresivo y con alucinaciones donde aparecían serpientes que la dejaban muy angustiada, llegó a un estado crítico donde quedo sorda y ciega, se quejaba de que las tinieblas invadían su cabeza y en los momentos de mas angustia mezclaba los idiomas sin darse cuenta, llegó a no poder reconocer a las personas que la cuidaban, al único que siempre reconoció fue Sigmund Freud, Tras la muerte de su padre proliferaron mayores sentimientos de angustia y figuras terroríficas como calaveras y esqueletos.

Había una gran diferencia entre la enferma diurna enajenada y la plena claridad que presentaba por la noche, presento cierto estado de calma posterior a la muerte de su padre, se tranquilizó después que se produjo lo que temía. Diario dormía una siesta donde repetía “martirizar” “martirizar” sin parar, después relataba una historia siempre triste, al término del relato despertaba tranquila. Freud la visitaba en el campo al anochecer, cuando estaba dentro de su hipnosis y le quitaba todo el acopio de “fantasmas”, entonces quedaba tranquila, al siguiente día estaba amable y dócil, y al siguiente cada vez más desagradable hasta que Freud y Breuer decidieron que lo mejor era internarla. Fue mejorando pero empeoró después de unas vacaciones de Freud, la encontró indócil, lunática y maligna. Únicamente se restableció el ritmo anterior después de una declaración que le hizo a Freud. Los vuelcos súbitos de un estado a otro eran espontáneos, aunque podían producirse por una impresión. La angustia le provocaba asco y no comía, poco a poco con las sesiones que tenia con Freud fue mejorando su condición hasta poder restablecerse casi por completo.

La historia de Anna O. es uno de los casos fundadores del psicoanálisis, el historial de esta joven fue expuesto por Josef Breuer en 1895 en los Estudios sobre la histeria. Desde esa publicación, en la cual los autores propusieron una nueva definición de la histeria como enfermedad de reminiscencias psíquicas, y al mismo tiempo presentaron un método inédito de tratamiento (basado en la catarsis y la abreacción). El caso de "Anna O." no ha dejado de ser comentado, tanto por los historiadores como por los clínicos. A esta mujer, a la que se atribuyó la invención del psicoanálisis, se le ha dedicado una inmensa literatura en varios idiomas. Anna O. le puso el nombre de “talking cure” a un tratamiento que se realizaba con palabras, y empleó la expresión “chimney sweeping” para designar una forma de rememoración mediante la "limpieza de chimenea". Breuer, por su parte, denominó "catarsis" a estos dos procedimientos, y presentó el caso de "Anna O." como prototipo de la cura catártica. Breuer dividió en cuatro fases las manifestaciones de los diversos síntomas histéricos de Anna, ligados a la enfermedad y después a la muerte del padre. Durante la fase llamada de incubación latente, la paciente había padecido alucinaciones, contracturas y accesos de tos, en el curso de la fase llamada de enfermedad manifiesta, presentó trastornos de la visión, del lenguaje y la motricidad, Durante la tercera fase, los síntomas se agravaron: Breuer hizo entonces internar a Anna O. en un sanatorio, y a continuación

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