DIMENSIONES DEL SER HUMANO
su4122002Ensayo12 de Marzo de 2020
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DIMENSIONES DEL SER HUMANO
SUSANA LORENA OSPINA MALDONADO
UNIVERSIDAD SIMON BOLIVAR
PROGRAMA DE MICROBIOLOGIA
2020
Dimensiones del ser humano.
Es grato pensar que en conjunto somos una gran maquinaria, capaz de realizar múltiples acciones y poseemos la mágica habilidad de pensar. Esto nos hace afortunados, lo somos, y más de lo que pensamos, el ser humano cuenta con la capacidad de ser integro en diversas áreas y eso lo hace único.
Tengamos en cuenta, el imprescindible valor de la historia del hombre en su consolidación como especie en cuanto ha transcurrido el tiempo. Si nos remontamos a la antigüedad, veremos como el hombre, desde la era del renacimiento era considerado el centro del universo, y todo giraba en torno a él, un pensamiento bastante excluyente, pero a su vez, bastante útil para que se dieran los avances tecnológicos y científicos de la época, que hicieron que el hombre brillara y convirtiera este periodo histórico en una edad de oro.
El ser humano siempre ha buscado la supervivencia y lamentablemente bajo el mando del individualismo Hayek (1989), citado por Vergara Estévez (2009, p.19), describe que: “el hombre existió mucho tiempo en pequeñas bandas de cazadores, que compartían sus alimentos y que mantenían un estricto orden de autoridad en un territorio común y protegido de la banda”. Es decir, no existía cierta equidad.
Sin embargo, "Nada de individualista tiene el salvaje: su instinto es y ha sido siempre gregario. Nunca existió en nuestro planeta esa supuesta 'guerra de todos contra todos'" (Ibíd., párr. 19).
Según la filosofía Aristotélica, el hombre es un ser de naturaleza social y requiere de apoyo para garantizar su transitoriedad en la sociedad, Aquí entra la dimensión sociopolítica, la cual hace referencia a la forma en cómo podemos convivir entre nosotros y de tal forma se pueda transformar el entorno sociocultural en el que moramos.
Hablar de estado o sociedad vendría a suponer una relación directa o similar ya que el estado es en sí, la reunión de individuos que buscan un bien común, pero, ¿Qué sucede cuando cada individuo no busca el bien común, sino el bien personal? Debemos tener en cuenta que el ser humano actúa de acuerdo a su realidad y no está bien tampoco generalizar, porque hay personas con principios distintos y realidades complejas de entender.
Como lo menciona Cortina (1986), “la satisfacción de los sentimientos altruistas constituye uno de los mayores placeres para quien los cultiva debidamente” (p.26).
Es un gran dilema, ya que, como individuos nuestra naturaleza tiene un sello característico, la libertad. Hablar sobre libertad es un aspecto más sobre la moral, Hayek (1988) “Para el individuo, la libertad significa él saber de antemano las reglas que debe obedecer para no ser coaccionado por el gobierno”. (Vergara, 2009, p. 23).
En mi opinión la libertad es un obsequio personal, que tiene un contexto histórico y que nos da las riendas para actuar o no. La concepción preestablecida de las normas que nos dominan son la clave para actuar con restricción y una moderada libertad, o actuar con libre albedrío, que, en mi concepto, tiene principios de desinformación e incoherencia. No puedo determinar si la naturaleza de nosotros como seres humanos es ser colectivos o individualistas, pero si me atrevería a afirmar que la razón de nuestro actuar se debe a las características de nuestra sociedad, que es producto de la construcción de periodos históricos y la sencilla razón que el ser humano por más que idee reglas o normas, su sentido dual siempre lo llevara a cuestionarse, adicionándole su conocimiento sobre el bien y el mal he ahí cuando este determinara como debe actuar.
De hecho, el individualismo es una postura que afirma que “el carácter y naturaleza de los hombres está determinado por su existencia en la sociedad" (ibíd.).
La libertad a su vez constituye conocimiento, una vez obtenido el conocimiento se puede llegar a una verdad certera y esa verdad constituye el poder que obtendremos como individuos, ya que la verdad nos hará libre, Juan (8:31-38). El hecho de que estamos dotados de abundante libertad y tenemos derechos que nos respaldan nos abre un amplio margen de posibilidades para actuar a nuestro favor. “Cada hombre tiene la propiedad de su propia persona. Nadie, fuera de él mismo, tiene derecho sobre ella" Locke (1980), citado por Jorge Vergara Estévez.
Este mismo afirmo algo muy claro y es que Dios nos creó como almas errantes, destinadas a labrar nuestro destino, muy distinto al libre albedrío. Platón (trad. en 1865) menciona la historia de Giges, un pastor que tras descubrir un anillo mágico, que al darle la vuelta, le volvía invisible, lo usó para seducir a la reina y, con ayuda de ella, matar al rey, para apoderarse de su reino. (libro II de La república).
Podemos concluir en base a este aparte que el ser humano por muy noble que sea su naturaleza, si se le muestra una realidad distorsionada que le es desconocida pero asombrosa porque le proporciona un ideal utópico, que lo beneficia solo a él, este, perderá la noción critica de actuar y no pensara como razonante que busque beneficiar la sociedad, sino que buscara un medio para saciarse a sí mismo.
Esto se convertiría en un individualismo más irreflexivo, de hecho, considero que el individualismo es válido, y bastante relevante, pero viéndolo desde el punto de vista de enfocarte en ti para identificar tus fallas como individuo, mejorar tu realidad desde la meditación y cambiar la sociedad, pienso que esto es algo inocuo y fundamental.
La introspección es uno de los procesos más sanadadores que podemos hacer y una vez logremos eso, cambiaremos totalmente nuestro mundo, estaremos más comprometidos con el ejercicio de opinar y sobretodo de aceptar y respetar a las demás personas.
Hagamos esto y practicaremos mejor el ejercicio de ser una “sociedad”. Si nos comprometemos y practicamos bien el ejercicio de la democracia, si aceptamos de manera respetuosa y asertiva las opiniones de los demás, habrá equidad, ya que, tal como lo expresa Aristóteles (trad. En 1180): “Si los ciudadanos practicasen entre si la amistad, no tendrían necesidad de la justicia” (p. 15).
Vivimos en una era desenfrenada, saturada y consumista, he escuchado muchas veces personas decir: es mejor una persona buena a una persona que sea inteligente pero mala persona, sin embargo, aquella persona que tenga la capacidad de razonar, sabrá que el actuar de forma correcta conducirá a la armonía y buena convivencia, aquí es cuando hablamos de la dimensión ética. Por otro lado
hablar de moral es un tema bastante polémico, por ejemplo, en nuestro país, es escasamente visto que se realice énfasis en la moral o el comportamiento, de hecho, diría yo que es uno de los factores considerados menos relevantes.
Según Solzhenitsin (1974), nuestro mayor error como democracia occidental, es la ausencia de una instrucción de la ética, solo predomina la lucha de clases, la preponderancia de la obtención de bienes y el incesante egoísmo, razón. Que justifica nuestro declive y la categorización de países tercermundistas.
Desde que somos niños, se nos enseña sobre nuestro comportamiento y su incidencia en nuestros semejantes, las concepciones del comportamiento varían de acuerdo al contexto, por ejemplo, en múltiples ocasiones he escuchado decir a mi abuela de 92 años: “esto en mi época no era así, los tiempos cambian”; efectivamente mi abuela tiene la razón, los tiempos si cambian y la concepción de moral también.
Esos cambios son producidos por la época en la que estamos, existen ciertas situaciones que nos engloban y definen nuestro margen de comportamiento, aquí es donde hablamos de la dimensión ética.
Haremos énfasis en la diferencia entre ética y moral, cuando hablábamos de la dimensión sociopolítica y mencionábamos el tema de la libertad, decíamos que este era ejercido por la moral, entonces, lo que entenderíamos por moral serian todos aquellos preceptos que vienen de generación en generación y proponen una generalidad para nuestro comportamiento, sin embargo, cuando hablamos de ética, ya nos referimos a un aspecto más filosófico y reflexivo, la ética constituiría la razón desde la percepción de cada uno.
Por ejemplo, en el ámbito personal, ya se tiene preestablecido que moralmente es incorrecto que robemos algo, yo eso sé que está mal, pero si yo lo hago, quiere decir que no tengo ética personal. La moral debería ser vista desde el raciocinio introspectivo, pero esta se ha constituido en una dispersión de ideales que a fin de cuentas solo son motor para la aceptación.
“La conciencia que nuestra época tiene de la moralidad no es unitaria. A través de ella se expresan valoraciones diversas, que, en ocasiones, parecen rayar en la disparidad y situar al ético en las puertas del relativismo”. (Cortina, 1986, p. 21).
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