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Desarrollo Del Niño De 6 años


Enviado por   •  29 de Enero de 2013  •  4.389 Palabras (18 Páginas)  •  273 Visitas

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CAPÍTULO I. DESARROLLO EVOLUTIVO DEL NIÑO DE 6 AÑOS

En este capítulo se abordará la etapa evolutiva del niño de 6 años, abarcando las características psicológicas, físicas y afectivo-sociales. Es una etapa de transición entre el niño de cinco años que vivía explorando su mundo y el que empieza a salir para relacionarse con los demás niños. Además el niño se empieza a comportar como cuando tenía dos años y medio ya que ambas edades las vive como un retroceso de reorganización que lo prepara para una nueva organización. Si los padres logran entender lo que le sucede en su organismo pueden adaptar sus exigencias ayudándolo a crecer y evolucionar hacia una mayor conciencia de sí mismo para que así pueda tener mejores ajustes frente al entorno que ahora experimenta. Si cada niño es único e irrepetible entonces tiene un desarrollo diferente de acuerdo a su proceso de madurez, las características de las que se hablará se pueden manifestar alrededor de los 6 años, ya sea unos meses antes o después.

II.1 Desarrollo Psicológico

“La personalidad está constituida por las diferencias individuales inherentes a cada persona, y son las características o las cualidades que cada ser posee.” , éstas se van adquiriendo a lo largo del proceso de maduración y de las experiencias de vida que el niño tiene en su infancia.

Para un buen desarrollo personal es necesario que tenga un autoconocimiento y auto-concepto adecuados, se refiere al “…conjunto de atributos que utilizamos para describirnos a nosotros mismos.” Así, el niño de seis años se describe por los hechos concretos que tiene, a diferencia del de cinco que se describe de una forma global. El de seis se puede decir que es bueno porque comparte con sus amigos y el de cinco solo se sabe bueno.

A esta edad, el niño tiende a los extremos de manera compulsiva, cambia de opinión repentinamente ante dos alternativas que se le presenten ya que ambas le atraen con igual fuerza y todavía carece de experiencia para manejar tal situación. Cuando a los cinco le era más fácil decidir ahora, por cambios a nivel emocional, entra en conflicto y esta complicación se traduce en madurez. El niño puede llorar y de un momento a otro comenzar a reír, y viceversa. Por lo mismo comienza a tener actitudes belicosas, de “rebeldía” aunque tiene muy claro lo que es bueno y lo que es malo, no se esfuerza por lo bueno y cuando actúa mal teme ser rechazado por el entorno. Algunas veces se empeña en definir lo que no se debe hacer, haciéndolo. Esta conducta implica vacilación y falta de integración, tiende a cerrar las puertas con golpes, a agredir verbalmente algunas veces, a tener terminaciones abruptas y ataques explosivos frente a ciertas situaciones, todo esto por una impulsividad típica de la edad y una escasa capacidad de modulación que mejorará con el tiempo y una buena orientación por parte de padres y maestros. Estas reacciones se notan en las diferentes actividades que desempeña, hasta cuando duerme su organismo toma parte en sus sueños manifestándolo en sus pesadillas. Esta autoactivación dramática es su método de crecimiento y aprendizaje, un mecanismo natural por el que organiza sus sentimientos y pensamientos.

El niño no es tan persistente pero sí es incapaz de detenerse así que puede permanecer tanto tiempo junto a las cosas que se cansa y se le dificulta separarse de ellas espontáneamente sin recurrir a una explosión emocional, después de elegir es inexorable en su decisión, por lo que ni el soborno ni el castigo surten efecto, a menos que se postergue un tiempo suficientemente largo después de que ocurrió el hecho, dependiendo del niño puede tratarse solo de unas horas o hasta menos. Aún así hay días en que está más receptivo que otros y es cuando los padres deben aprovechar para educar y edificar su conducta. La mejor manera es utilizar el elogio y la aprobación en lugar de la crítica.

Las explosiones emocionales del niño de seis años varían en forma. Los más sensibles se limitan a llorar porque las cosas no son como ellos quieren y sus sentimientos son heridos, otros atacan verbal y físicamente porque tienen una naturaleza más impetuosa y sienten que su acción está obstaculizada de pronto y terminan con frases como “No quiero”, “Te pego”, “Vete de aquí”, y otros terminan en ataque de nervios y rabietas, los cuales reaccionan generalmente ante la distracción o necesitan continuar hasta agotar todas sus energías. Estas reacciones aminoran alrededor de los seis años y medio cuando puede responder mejor a la enseñanza y puede pedir ayuda cuando la necesita, pero mientras eso sucede lo mejor es la prevención de los padres o maestros ante tales situaciones.

Los seis años se puede definir por todo lo dicho anteriormente como la “segunda crisis”, es una etapa corta en la que los padres deben dar una atención de comprensión y paciencia. Pareciera que el niño ha dado un paso atrás en su evolución, con un carácter impredecible. Pero después de algunos meses de riñas vuelve a la tranquilidad y con mayor madurez. El niño en este momento de transición se siente desorientado, incómodo y con miedo por lo que reacciona de una forma desproporcionada y violenta. Esas reacciones son originadas por el acelerado desarrollo de su sistema nervioso.

Otros rasgos de la personalidad propios de la edad son :

• Le disgusta perder, así que tiende a hacer pequeñas trampas o cambios en las reglas para ganar.

• Su sentido de propiedad no está claro y se le hace fácil hacerse de cosas que nos son suyas, se apropia diciendo que se los dio alguien o que se lo encontró. Además le gusta hacer trueque entre sus cosas y las de sus amigos, ahorrar y acumular objetos.

• Es desordenado en sus cosas.

• Para él la noción de tiempo y espacio están muy relacionados en su mente porque pueden pensar en el tiempo que se tardan en recorrer cierta distancia. Tiene noción de tiempo a corto plazo, y en cuanto al espacio ya es más amplia porque alcanza a ubicar mejor las distancias y los lugares.

• Pueden distinguir muy bien la mano derecha de la izquierda.

• Puede mostrarse comprensivo y cooperador en ciertas circunstancias.

• Sus reacciones se basan en una inseguridad de sí mismo por lo que necesita de afecto de sus padres.

En cuanto a sus temores, el niño comienza a tener miedo de los animales salvajes, de cuentos con duendes y seres imaginarios, de insectos y de los truenos, la

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