Disciplina Escolar
daniel14054 de Noviembre de 2013
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INTRODUCCIÓN
Mucho es lo que se dice de la disciplina, pero mucho más, es lo que debemos conocer acerca de ella, puesto nuestro campo de acción lo exige. Esto quiere decir que es el futuro maestro el que debe conocer pautas de porqué se dan fenómenos de indisciplina, como depurarlos, y su papel además de la transacción de conocimientos, el traspaso de actitudes, valores, normas de convivencia, etc.
Por eso es que partiendo de la concepción de la disciplina como reunión de las actitudes y comportamientos de un individuo, se debe decir que esta posee un papel preponderante en el mejoramiento de la relación entre el maestro y su estudiante y viceversa. Por eso data su importancia en la elaboración de metodologías que vayan de acuerdo a ciertos contextos, que se haga conciencia de criterios como: variantes y factores, para que la educación no entre en la arbitrariedad.
Es por eso que por motivos de interés y ansias de conocer más acerca de las relaciones sociales, se ha propuesto este trabajo, el cual se ha realizado con el fin de explorar más acerca del engomado mundo de la educación, refiriéndonos con esta, al tratamiento directo con personas, con capacidades similares o distintas, y muchas otras que nos diferencian.
• OBJETIVOS: OBJETIVO GENERAL:
• Determinar las causas que ocasionan la indisciplina de los estudiantes del grado tercero A y la influencia que esta tiene en su proceso de formación integral en la institución educativa Cecilia de lleras sede santa teresita durante los años 2010-2011.
• OBJETIVOS ESPECIFICOS:
• Mejorar la disciplina en la institución, haciendo que los alumnos aprendan a convivir y respetar mutuamente las peculiaridades de las demás personas que conviven con ellos (docentes y demás personal de la Institución).
• Concientizar a través de charlas y talleres a la comunidad educativa con el objeto de reducir los índices de indisciplina.
• Establecer una amplia comunicación con los padres de los alumnos a fin de que estos se sientan implicados en actividades de apoyo al aprendizaje de sus hijos, para que la labor educativa sea más completa y efectiva.
MARCO TEORICO
Una de las tareas más importantes de la educación básica es la formación moral de los alumnos. Siguiendo a Latapí (1999), esto quiere decir que la educación formal puede contribuir de manera muy importante en la capacitación de los alumnos para hacer elecciones en un marco de libertad y apegándose a principios éticos. El ámbito de lo moral es el ámbito de la autonomía. (Autonomía debe entenderse aquí en su sentido etimológico: como capacidad de autogobierno, de ser dueño de los propios actos). Pablo Latapí ha enfatizado que sin capacidad de decisión o elección libre de coerciones tiene poco sentido hablar de moral. Los principios a que se hace referencia no son normas coercitivas externas; son convicciones internalizadas y racionalmente forjadas.
Las prácticas cotidianas de funcionamiento escolar son el medio para el desarrollo de esas capacidades. Nos referimos a la organización escolar, a las formas típicas de resolución de conflictos interpersonales, al control disciplinario, a las posibilidades de discutir racionalmente dilemas morales, a las oportunidades de elegir entre opciones morales alternativas.
Respecto al desarrollo moral sucede que algunas prácticas sociales cotidianas en el contexto escolar son más eficaces para el logro del desarrollo autónomo, mientras que otras prácticas parecen obstaculizarlo, es decir; algunas prácticas educativas ayudan al alumno a desarrollar su autonomía personal, mientras que otras parecen promover su dependencia de fuerzas externas para controlar su propio comportamiento. Se puede afirmar que cuando el control sobre la conducta es excesivo; cuando el ejercicio de la autoridad es autoritario y el alumno tiene simplemente que obedecer sin acceder a una justificación racional de las reglas, no se promueve el desarrollo de la autonomía personal; el alumno aprende que quien controla su conducta es otra persona y que la relación correcta con la autoridad es la obediencia.
Cabe destacar, como lo ha hecho Medrano (1996) que la disciplina no es un objetivo educativo en sí misma, es un medio para alcanzar otros objetivos. En ese sentido, la valoración de una disciplina rígida, por ejemplo, basada en una relación obediencia-mando y en un ejercicio vertical de la autoridad sólo puede evaluarse en función de su contribución al logro de dos tipos de objetivos: los que tienen que ver con el desarrollo moral de los alumnos y los que tienen que ver con el logro de objetivos educativos y de aprendizaje. Si este tipo de estilo disciplinario es evaluado en función de aportaciones como las de Lippit y White, anteriormente señaladas o en función de las aportaciones de la teoría cognitivo-evolutiva del desarrollo moral que se expone brevemente a continuación, su aportación es escasa.
Piaget propuso que el desarrollo moral puede describirse como el paso de un estado heterónomo, es decir, de dependencia de fuerzas y criterios externos, donde lo bueno está relacionado con la obediencia a la autoridad y con la ausencia de criterios internos, a uno autónomo, en el que es el propio sujeto quien controla su comportamiento moral a partir de principios éticos, lo que lo capacita para orientar su comportamiento con criterios que trascienden la legalidad.
En este sentido, la normatividad y las figuras de autoridad como controles de la conducta son fuentes de conocimiento sobre el nivel de desarrollo moral en los niños.
Por su parte, L. Kohlberg propuso una serie de indicadores del nivel del desarrollo moral agrupados en tres grandes niveles: pre convencional, convencional y pos convencional. El criterio moral del niño en el nivel pre convencional es el temor al castigo. A igual que Piaget, Kohlberg considera que lo bueno en este nivel está determinado por la obediencia al adulto, que trata de evitar el castigo y su rechazo.
En función del egocentrismo infantil, las acciones morales son evaluadas considerando las consecuencias inmediatas y personales en los términos ya señalados, no hay conciencia de reciprocidad.
En el nivel convencional existe una apertura al otro y cobra mucha mayor importancia la aceptación por parte del grupo, se considera muy importante cumplir con el deber, ser aceptado, mantener el orden. Aquí sí se da un principio de reciprocidad.
En el nivel pos convencional se apela a principios de justicia que trascienden el respeto a la ley y la aceptación de los otros. Se tiene conciencia de la importancia del respeto a los derechos de los demás y de la importancia del respeto de la ley por el bienestar común.
Del marco teórico constituido por las teorías cognitivo-evolutivas de Piaget y Kohlberg se deriva una pedagogía para el desarrollo moral. (Díaz-Aguado, 1994; Pérez Pérez, 1996). En ésta se enfatiza el papel del diálogo, la cooperación, la discusión racional del conflicto moral y la exposición a argumentos morales de orden superior. Estas estrategias descansan en la tesis de que la confrontación racional de puntos de vista favorece la descentración y el desarrollo de una perspectiva más amplia sobre las propias posturas morales. Desde esta perspectiva, el manejo de la disciplina debería favorecer la auto-regulación y combatir la regulación externa del comportamiento. La autoridad dejaría de ser el criterio único de decisión y quedaría sujeta a la evaluación en función de principios legales o ético-morales. Esto supondría que el profesor debería favorecer la justificación racional de sus decisiones normativas en función de principios que trascendieran las posiciones de poder.
Las aportaciones teóricas de Piaget y Kohlberg han sido objeto de críticas de diferente tipo; una de las más importantes tiene que ver con la distancia entre el juicio moral y la acción moral. Estas teorías estudian el juicio más que la acción o los sentimientos; en ese sentido introducen un sesgo cognoscitivista que le impone límites cuando explican el comportamiento moral en contextos socio-históricos específicos y en función de situaciones reales y no hipotéticas. Por otra parte, E. Turiel mostró la diferencia entre moralidad y convención en el desarrollo de las nociones sociales de los niños. Este autor mostró mediante estudios observacionales y psicogenéticos que los niños pequeños, incluso en edades preescolares son capaces de distinguir entre reglas convencionales y cuestiones morales. Este hallazgo es de la mayor trascendencia pues pone en duda la tesis de que el juicio moral basado en principios morales se hace posible sólo cuando el niño ha superado las etapas previas del desarrollo, esto es; hacia el final de la etapa de las operaciones concretas.
La propuesta de Kohlberg supone un entrenamiento específico por parte de quien se encargaría de conducir las actividades de desarrollo moral, la disponibilidad de materiales y el establecimiento de un clima o ambiente escolar. Supone también un conocimiento de la psicología del desarrollo moral y de la psicología del desarrollo de Piaget, que es uno de sus fundamentos. Además, supone un nivel de reflexión sobre las implicaciones éticas de las posiciones personales sobre aspectos morales.
Esta breve exposición puede permitirnos observar que el desarrollo moral y, por consecuencia, el logro de la autonomía personal es una tarea de la mayor complejidad.
No se sugiere que el maestro deba aplicar estas teorías, sobre todo porque, como hemos señalado, no está exenta de problemas. Lo que se sugiere es que el conocimiento de estas aportaciones o de otras disponibles sean un referente para la toma de decisiones y para
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