EL ENEMIGO ADENTRO

“EL ENEMIGO ADENTRO”

Comprender que una parte preponderante de los factores que determinan el éxito o el fracaso residen dentro de uno, es vital para el hombre progresista. Así, pues, cuanto más y mejor pueda examinarse interiormente el dentista, analizando cuidadosamente el mecanismo que determina su actuación. Tanto más cerca estará de regularla de modo que le conduzca a mejores resultados.

Pero si no se ubica dentro de si mismo; si no advierte que en su interior medran pensamientos, modalidades, prejuicios, inercia, egoísmo y muchos otros posibles aspectos psicológicos que no solamente ayudan si no que conspiran directamente contra su buen desempeño profesional, errará a lo largo de su actuación, e irá atribuyendo los resultados que logra a causas que no son las reales.

Saizar ha denominado acertadamente a estos factores negativos de la personalidad del dentista: “el enemigo adentro”. Es preciso debilitar su arraigo y evitar lo que le suministra alimento.

Al iniciarse el odontólogo, generalmente no ve claro que es ni como se manifiesta este enemigo adentro. Tal vez pueda decirse, sin temor a equivocaciones, que con bastantes años ya de practica, aun sigue ignorando muchas veces la existencia, o algunos de los rasgos principales, de ese enemigo adentro que tiene. De un modo u otro, los factores negativos de la personalidad están tensos e influyen los actos del profesional, y si este no aprende a defenderse, irán poniendo su sello negativo en muchos de los movimientos que realice dentro y fuera del consultorio.

Los pensamientos negativos tienden a hacerse cada vez mas frecuentes y dominantes-como lo puntualiza la Logosofía-y van configurando modalidades de negligencia, suficiencia personal, indiferencia por el paciente, pesimismo sobre el futuro, codicia, mezquindad, etc. De no frenar y asumir posición frente a ellos, la vida del odontólogo se verá hondamente afectada por la presencia y desarrollo de ese enemigo adentro, y como reflejo directo, su actuación profesional se resentirá en la proporción que a cada cual pudiera corresponder.

L a miopía mental – según lo explica la Logosofía- no deja ver esta realidad interior. La vanidad, soberbia, falsa estimación de si mismo, amor propio, terquedad, etc., suelen implicarse a su vez, tergiversando los reclamos de la razón, que intenta puntualizar la verdad de lo que ocurre dentro del individuo. Por ello es por lo cual cobra tan fundamental importancia el logro de conocimientos que iluminen los propios defectos, de manera que pueda combatírselos mas exitosamente, reaplazándolos en lo posible con aptitudes y condiciones positivas. El que este escribe ha encontrado en la Logosofía una orientación realmente extraordinaria en este sentido.

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