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EL PACIENTE ADICTO

sarismartResumen9 de Marzo de 2017

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EL PACIENTE ADICTO

La palabra “ADICTO” proviene de la antigua Roma, cuando un sujeto no podía pagar una deuda entregaba su vida como adicto, o esclavo. Es decir, entregaba su libertad como forma de pago.

La palabra “DROGA”, etimológicamente significa mentira, embuste, cosa de mala calidad, y el adicto recurre a ella como una forma de liberarse, sin embargo todo es solo una ilusión y se vuelve dependiente.

Los adictos viven idealizando una vida que no tienen, asumiendo un delirio que es similar en cuanto a estructura con el de la psicosis. Buscan en las drogas esa salida que en su sobriedad no logran encontrar.

Los requerimientos que constituyen el delirio son: No responder al juicio de la realidad ni a la prueba de la experiencia; constituirse en una ideología de vida o de muerte de acuerdo con la cual el sujeto vive o muere.

Para entender a un adicto hay que invertir el sentido de nuestro pensamiento: en su búsqueda de placer se daña, en su búsqueda por encontrarle sentido a su vida se mata, en su afán de independencia se vuelve esclavo.  En su intento de ser, vive como un no-ser.  Es incapaz de encontrarse a sí mismo.

Aquellos que nacen con una vulnerabilidad genética o desarrollan por cuestiones de vida una vulnerabilidad psico-neuro-bio-social, pueden desarrollar procesos adictivos como una forma de solucionar su déficit, sin embargo como dice Claude Olievenstein “No existen los drogados felices”.

Uno de los tratamientos que se utilizan es el de transformar el proyecto de muerte en un proyecto de vida. Este se debe plasmar con logros reales, que remplacen las ideas mágico-maníaco-omnipotentes de la psique del adicto.

El adicto refleja impotencia para enfrentar la realidad.

“El efecto droga” es un mecanismo de defensa de nuestro psiquismo, que es fundamental para encender el narcisismo.

Esa ilusión a veces tiene un precio caro, que a veces se paga con la vida misma. Modificar la realidad requiere tiempo, esfuerzo y otras condiciones, hacerlo mediante la ingesta de alguna droga, resulta fácil, inmediato y no requiere esfuerzos significantes, es una salida fácil, que poco a poco va acabando contigo.

El adicto a veces comete crímenes para conseguir droga, pues cae en una modalidad psicopática y narcisista, en donde lo único que le importa es satisfacer su necesidad. Para el adicto no existe el “no”, él quiere y necesita por lo tanto hará lo necesario para conseguirlo.

Existen casos en los que el adicto deja a sus hijos en la calle o vende su cuerpo

para obtener droga, pierde toda la integridad, y no le importa nada ni nadie más que su adicción.

¿ES NUESTRO PACIENTE UN PACIENTE?

En un trabajo realizado en 1964 se decía que el adolescente en lugar de ser paciente es im-paciente.

Esto en el adicto adquiere un sentido especial, pues el sujeto no es capaz de esperar, y recurre a la violencia y a otros métodos agresivos por que le es imposible esperar.

Estas características son similares a las que se observan en un adolescente.

En la mayoría de los casos el adicto no es quien busca ayuda, si no los que lo rodean, pues el adicto no se da cuenta de su problema, o simplemente no quiere solucionarlo, porque eso implicaría enfrentarse a la realidad, dejar su mundo mágico y regresar a todo eso de lo que ha estado huyendo durante tanto tiempo.

El paciente quiere curarse sin cambiar de vida, y sin tener que enfrentar sus consecuencias y sin aceptar los límites, sin embargo para salir de la adicción deberá cambiar. El adicto asiste a consulta a curarse sin curarse. Buscan sabotear el trabajo del terapeuta, pues ven la cura como un cambio y no como perfeccionamiento.

Existe la agresión al terapeuta y a su equipo, para el adicto resulta insoportable saber que lo bueno existe pero que él no lo tiene, y siente que nunca lo podrá tener, este mecanismo es una actuación destructiva y a veces hace que el tratamiento sea muy complicado.

Para el paciente es frustrante que lo estén cuidando, para él un buen tratamiento sería que lo dejaran hacer lo que quisiera.

Según estudios el tratamiento es más complicado cuando el adicto proviene de familias con dinero o fama.

PARADOJA CENTRAL DEL TRATAMIENTO CON ADICTOS

En el tratamiento de las adicciones el paciente debe recuperar la capacidad de vivir sin drogas. Es el objetivo  más temido por el paciente, pues el momento más riesgoso es cuando se sienten bien y pueden regresar a sus hogares, y es el momento en el que deben enfrentar la realidad de la que estaban huyendo, y es

ahí cuando pueden recaer. 

Se debe preparar al paciente para que pueda enfrentar esa situación, y no busque huir otra vez.

La causa más común de las recaídas es la incapacidad del sujeto a tolerar el límite al decir “no” al alcohol. El alcohol reactiva la necesidad de la droga, en especial el consumo de cocaína.

Eisler decía que “la conciencia es soluble al alcohol”. Actualmente se ha estudiado la correlación neurobiológica entre la cocaína y el alcohol, que dio a conocer que al mezclarse estos dos elementos generan un nuevo compuesto dopaminérgico (cocaetileno) más poderoso y más tóxico.

Cualquiera de estas dos sustancias reactiva el área del cerebro que corresponde al núcleo accumbens, en la que se encuentran abundantes receptores dopaminérgicos. La activación de esta zona genera vivencias placenteras que inducen a las recaídas.

Si el tratamiento no ofrece una preparación para enfrentar a la sociedad y para afrontar la vida que le toca vivir, será un fracaso.

Drogarse es una práctica con consecuencias.

APORTES PARA LA CLÍNICA Y LA TERAPÉUTICA

EL SINDROME DE POPEYE

Cuando un personaje de la ficción llega a tener tal éxito (Popeye el marino), se canaliza a través de los mecanismos de identificación proyectiva masiva, una fantasía común (vivimos a través de el nuestro propios sueños).

Cuando más débil es una persona, más poderos deseas ser, y las drogas equivalentes simbólicos a las espinacas de Popeye, se nos ofrecen como dosis de la modalidad oral- alimenticia tiene sus fundamentos psicológico sociales en una cercana etapa de su vida, en la cual el alimento – pecho de su madre era el instrumento mágico omnipotente que lo calmaba ante las angustias.

Fenómeno deslumbrante como mágico – omnipotente desde la percepción del observador externo.

Desde un enfoque psicoanalítico – sería una identificación proyectiva masiva en un objeto interno (internalizado) e idealizado.

Cuando un individuo se droga, vive de forma parcial o total la ilusión de ser Popeye. El drogado no reconoce el adicto que hay en el. Con la ilusión infantil de llegar a ser un Popeye, se va convirtiendo en un ser crecientemente deteriorado, impotente física, sexual psicológica y socialmente.

 

CULTO AL PRESENTE O PRESENTISMO

Además de la disociación mente- cuerpo que experimenta el adicto, se debe también tener en cuenta otra disociación: La disociación temporal, que es el mecanismo de defensa psicológico fundamental en las prácticas adictivas (toda disociación va siempre asociada funcionalmente a la negación).

Las drogas psico-neuro-bio-socio-tóxicas facilitan una notable base de sustentación del presentimos al generar químicamente negación.

Esto ocurre especialmente con los cocainómanos, estos pacientes viven el presente y con urgencia, no tienen capacidad de espera y no logran mediatizar los impulsos ni la agresividad, que junto con la ansiedad incontrolable constituyen el motor de la acción. Es por esto que el uso abusivo de la cocaína se acompaña de alteraciones conductuales.

EL PROCESO DIAGNOSTICO

Es para llevar al paciente a la primera etapa de la conciencia de le enfermedad o dependencia, se debe abordar la disociación mente- cuerpo y esta tarea tiene vicisitudes que es necesario explicar adecuadamente.

Esto se ve facilitado cuando el paciente ya lleva un rato internado, aunque también es posible con pacientes ambulatorios, para medir la posibilidad de tolerar la realidad y las diversas situaciones al momento del “acting-out”.  Para tomar conciencia de las prácticas adictivas.

Si está internado intervienen psiquiatras, psicoterapeutas, enfermeras, etc. Y se intenta concientizar al paciente de lo que ocurre en su cuerpo, y otros problemas que pueden estar disociados, negados y\o proyectados fuera de su Yo.  Ya que el cuerpo es finito, y es límite, Freud lo llamaba “La anatomía es el destino”, pero el adicto no acepta el límite corporal y lo disocia y lo pone a prueba de sobredosis.  Para un drogadicto la muerte le significa un triunfo maniaco sobre la finitud.

El Psiquiatra o Psicólogo, escasamente cuenta con la ayuda de la familia y lo recomendable es trabajar en equipo, con la familia para lograr un mejor resultado. El adicto en su mundo gobierna la realidad psíquica, cree dominar la droga, pero es obvio que la droga lo controla a él. Lo que le genera impotencia. Si están internados, ayudan mucho las terapias de grupo, los grupos de confrontación, las sesiones individuales. Hay algo más llamados “muro humano” que son gente que desempeña un excelente servicio de contención hacia el interno. Los grupos de pares, están orientados a desempeñar estrategias comunitarias. Y a no dejar solo al interno en ningún momento. Las complicaciones neuropsiquiatrías, son el centro de atención ya que la tecnología está al servicio de la medicina y de las evoluciones del sistema nervioso. Pero las consecuencias al nivel socio-familiar son las que le paciente debe enfrentar primero, ya sean divorcios, perdidas de trabajo, hijos por reconocer, o a los que no podrá ver, perdidas de personas, o situaciones económicas y  se debe hacer de forma temprana.

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