El Amor No Es Como Nos Contaron

“Tú y yo somos uno mismo”, “Mi media naranja”, “Uno más uno es igual a uno”, estas son algunas frases populares que al menos una vez a lo largo de nuestra vida hemos escuchado o pronunciado, sin embargo, el hecho de que sean populares y socialmente aceptadas, no conlleva a que sean expresiones correctas y saludables en la dinámica personal.

De acuerdo con el mito platónico, relatado por Aristófanes en El banquete, el ser humano andrógino, como castigo por atentar contra los dioses, fue condenado a ser dividido por la mitad, de manera que pudiera observar su seccionamiento y moderarse; dicho mito generó la célebre metáfora denominada “La media naranja”.

Ésta metáfora plantea la idea de encontrar una persona con las mismas características de personalidad, de preferencias, gustos, ideas, conductas e incluso, forma de vida, por lo tanto, el mencionado planteamiento se aleja por mucho del mito platónico, el cual propone encontrarse, de alguna manera, consigo mismo para recuperar la identidad, es decir, ser lo que somos sin llegar a una metamorfosis que anule o modifique una de las dos partes, puesto que cada parte es única y con características propias, conduce a que se complementen más a que no se compartan.

Es importante reconocer el peso que la sociedad le impone a la búsqueda del idealismo de la “media naranja”, y es por ello que las exigencias y presiones de familiares o amigos por hallar una pareja idéntica o por mantenerla se transforman en demandas que terminan realizándose los amantes.

Entonces, ¿Por qué razón, si se acepta socialmente, es insana esta unicidad o búsqueda del uno más uno igual a uno? Es imposible, incluso en aritmética, que la suma de uno más uno sea uno y, por lo tanto, existe una delgada línea entre unión y fusión entre dos personas, cuando la mencionada línea no se respeta existe un conflicto que puede desencadenar dependencia y sumisión, generalmente en la mujer, debido a que es quien se traslada de eje, abandonándose a sí misma.

Finalmente, es necesario y cambiaría las relaciones de pareja de una manera radical el entender lo siguiente: “Egoísmo amargo éste del amante: Querer ser uno donde hay dos; querer luchar con el espacio, con el tiempo y con el límite”.

Bibliografía

Coria, C. (2011). El amor no es como nos contaron ni como lo inventamos. Madrid, España.: Oniro.

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