El Amor Reina

enemigos afirmaban en la tierra un madero afilado en punta, él se puso a recordar a los q amaba. Cuando la muerte le entró en el cuerpo, el grito de Kume golpeó contra el cielo. EL guerrero empeoraba. Dulkancellin decidió ir a la fortaleza con sus guerreros. Y kupuka lo siguió para aliviarle el dolor. Desde la distancia a la q se hallaban, podían reconocer los signos del abandono. La fortaleza de los sideresios era una soledad que se incendiaba. Y en medio de la desolación, el cuerpo de Kume atravesado por un madero. Después de Kume, del orgullo, de la bravura, de la tristeza de Kume, todo había cambiado para los sideresios. Sin la protección de la pólvora, los planes de Leogrós se arruinaron y su verdadero ejército salió a luz: un desorden de miserables llenos de miedo q reclamaban la huida. Los sideresios se fueron pero no tan lejos como ellos supondrán que los hemos hecho, ni tan lejos, ni por tanto tiempo. Kupuka dice que kume ha muerto en la batalla y nadie dirá algo distinto. Dulkancellin tenía tanta furia que quería alcanzar a los sideresios. Pero cuando logró llegar, las naves estaban demasiado lejos para cualquier arquero. Desde las naves Leogrós regresaba en un bote. El guerrero tenso el arco y el sideresio saco su arma…el fuego se llevo por delante la vida del guerrero y la flecha se perdió en el mar. Dulkancellin sintió entrarle un dolor x el pecho y supo que ya estaba en territorio de la muerte. Cucub lloraba como un niño. El silencio de Thungür y la plegaria de Kupuka.

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