ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El Esclavo


Enviado por   •  24 de Octubre de 2014  •  724 Palabras (3 Páginas)  •  215 Visitas

Página 1 de 3

“Cuando recuperé el sentido, me di cuenta de inmediato que algo andaba muy mal.

Una luz frente a mí hería mis ojos sin que fuera yo capaz de siquiera parpadear. Intenté desviar la mirada, intenté mover los brazos para tapar mi rostro con las manos sin lograrlo.

Mi cuerpo entero estaba totalmente paralizado y era recorrido por dolor y frío como jamás los había sentido.

Intenté también gritar y pedir ayuda pero todo fue inútil, algo entraba por mi boca y quemaba mi garganta a la vez que un horrible ruido lastimaba mis oídos.

Pasaron varias horas en las que lo único que ocupaba mi mente era una terrible desesperación. De la desesperación pasé al terror cuando algunos pensamientos lograron filtrarse a través del dolor a mi mente...

–¿Dónde estoy?

–¿Qué me está pasando?

–¡Estoy muerto!

La mezcla de dolor, terror y estos pensamientos, ocasionaron que perdiera el sentido. Gracias a Dios porque ya no soportaba más.

No sé si pasaron horas o días para que volviera en mí.

Seguía inmóvil, con los ojos completamente abiertos. El dolor había disminuido un poco, la luz frente a mí, cegaba mis ojos pero era soportable, ahora fui capaz de darme cuenta de que el terrible ruido era una especie de respiración forzada, profunda y fuerte... no era mi respiración, de eso estaba seguro.

La disminución del tormento físico abrió la puerta a otro tipo de sufrimiento: La confusión en mi mente y la urgente necesidad de respuestas.

–¿Estoy realmente muerto?

–¿De quién es la respiración que escucho?

–¿Qué es esto que siento en mi boca y que raspa mi garganta?

Poco a poco fui recuperando recuerdos de lo que yo pensaba era el día anterior; la fiesta, los tragos, la discusión con Laura y la insistencia de Eduardo para que probara esa estúpida droga que le resultaba fascinante.

–Mi amor ya deja de tomar por favor... ¿Qué no ves que te estás matando? –Me gritaba Laura–. ¿Es eso lo que quieres?

– No quiero matarme, lo que quiero es escapar.

–¿Escapar de qué? Estás loco.

– Si, estoy loco y tú no me entiendes... nadie me entiende...

Llevé a mi boca el par de pastillas azules que acepté de Eduardo. Eso es lo último que recuerdo.

–¡Hay Dios mío! Por fin lo logré, acabé con mi vida. ¡No puede ser!... ¿qué me pasa? ¿Por qué no puedo moverme? ¿Por qué no puedo cerrar los ojos?

–Ese imbécil me envenenó –pensaba–. Estoy en el infierno pagando por lo todo que hice... Es mucho peor de lo que me imaginaba.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (5 Kb)  
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com