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El Esclavo


Enviado por   •  30 de Mayo de 2013  •  694 Palabras (3 Páginas)  •  272 Visitas

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Capitulo Uno

Cuando recupere el sentido, me di cuenta de inmediato que algo andaba muy mal.

Una luz frente a mi hería mis ojos sin que fuera yo capaz de siquiera parpadear. Intente mover los brazos para tapar mi rostro con las manos sin lograrlo.

Mi cuerpo entero estaba totalmente paralizado y era recorrido por dolor y frió como jamás los había sentido.

Intente gritar y pedir ayuda pero todo fue inútil, algo entraba por mi boca y quemaba mi garganta a la vez que un horrible ruido lastimaba mis oídos.

Pasaron varias horas en las que lo único que ocupaba mi mente era una terrible desesperación.

De la desesperación pase al terror cuando algunos pensamientos lograron filtrarse a través del dolor de mi mente…

-¿Donde estoy?

-¿Que me esta pasando?

-¡Estoy muerto!

La mezcla de dolor, terror y estos pensamientos, ocasionaron que perdiera el sentido.

Gracias a Dios porque ya no soportaba mas.

No se si pasaron horas o días para que volviera en mi.

Seguía inmóvil, con los completamente abiertos. El dolor había disminuido un poco, la luz frente a mi, cegaba mis ojos pero era soportable, ahora fui capaz de darme cuenta de que el terrible ruido era una especie de respiración forzada, profunda y fuerte… no era mi respiracióoon, de eso estaba seguro.

La disminución del tormento físico abrió la puerta a otro tipo de sufrimiento: La confusión en mi mente y la urgente necesidad de respuestas.

-¿Estoy realmente muerto?

-¿De quien es la respiración que escucho?

-¿Que es lo que siento en mi boca y que raspa mi garganta?

Poco a poco fui recuperando recuerdos de lo que yo pensaba era el día anterior; la fiesta, los tragos, la discusión con Laura y la insistencia de Eduardo para que probara esa estupida droga que le resultaba fascinante.

-Mi amor ya deja de tomar por favor… ¿Que no ves que te estas matando? -me gritaba Laura-. ¿Es eso lo que quieres?

-No quiero matarme, lo que quiero es escapar.

-¿Escapar de que? Estás loco.

-Si, estoy loco y tú no me entiendes… nadie me entiende…

Lleve a mi boca el par de pastillas azules que acepte de Eduardo. Eso es lo último que recuerdo.

-¡Ay Dios mío! Por fin lo logre, acabe con mi vida. ¡No puede ser!...

¿Que me pasa?

¿Porque no puedo moverme?

¿Porque no puedo cerrar los ojos?

-Ese imbecil me enveneno- pensaba-. Estoy en el infierno pagando por todo lo que hice…

Es mucho peor de lo que me imaginaba.

Yo no creía en la vida después de la muerte, pero en ese momento no encontraba otra respuesta.

-No Dios, perdóname por favor!...

Dame otra oportunidad…

El sonido de una puerta que se abría interrumpió mis pensamientos, distinguí entonces, una vez femenina:

-Pero que ruido hace esta mierda- comento.

-Es el único que tenemos, ya sabes como están las aquí

-le contesto un hombre.

-¿Como es posible que tengamos solo un aparato de respiración artificial?

-Pues así es, y hay que hacer lo mejor que podemos con lo que tenemos.

-¿Y a este, que le paso?

-¿Este?... Este ya que jodio.

Destapalo para que lo veas.

Sentí como retiraba de mi rostro una sabana y pude ver a una mujer vistiendo una bata blanca con una expresión entre asombro y temor.

-¡Esta despierto! –grito.

El hombre junto a ella se incline a verme.

-Que va, así lo trajeron, cuando llego a urgencias dijeron que había tenido un accidente, estaba completamente intoxicado pero aun consciente, repetía una y otra vez: “Laura, Laura, perdóname.”

Después cayo en coma y en una especie de Rigor mortis, no pudieron cerrarle los ojos.

-Pobre imbecil, mas le hubiera valido haberse muerto.

-¡Mas nos hubiera valido a nosotros! Ahora tenemos que mantenerlo vivo como un vegetal, ocupando una cama que otros necesitan y gastando energía.

-Pero… ¿Puede ver, oír…siente?

-Claro que no, mira…

Vi como movía un tubo cerca de mi cama y sentí una terrible punzada en el brazo.

-¡Eso duele idiota!... ¡Estoy vivo! Estoy consciente. ¡¡Ayúdame!!

-Trate inútilmente de gritarle.

-Aprovecha para cambiarle el suero

-dijo el hombre-. Alguien tiene que regar las plantas.

Los dos soltaron una carcajada y yo me quede lleno de rabia y desesperación.

Salio el hombre de la habitación, la mujer cambio un fracaso que colgaba junto a mi cama y salio apresurada.

Ya tenia algunas respuestas… la conversación se repetía una y otra vez en mi mente:

¿Un accidente?... ¿Cayo en coma?...

Laura, ¡perdóname!... Alguien tiene que regar las plantas…

regar las plantas… las plantas…

...

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