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El Estres Y Sus Beneficios


Enviado por   •  22 de Enero de 2015  •  5.061 Palabras (21 Páginas)  •  260 Visitas

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Los beneficios del estrés para la salud

Brenda Zaniuk 17/05/2011 Salud No hay comentarios

Acostumbrados a hablar de estrés como algo negativo, que nos pone de mal humor, que nos quita el sueño y baja el rendimiento en nuestros trabajos, que nos hace irritables con la vecina y provoca consultas médicas y psicológicas en todo el mundo, leer un título sobre los “beneficios del estrés” puede poneros nerviosos. Lo sé.

Sin embargo, parte por aliviar al estrés de la injustificada carga negativa que acarrea su sola mención y parte por demostrar que a veces necesitamos un poco de estrés para poner nuestras vidas en movimiento, iniciar un nuevo camino, emprendimiento, afrontar un cambio o iniciar un duelo, hemos recopilado algunos estudios científicos que demuestran que hablar de estrés no tiene por qué ser estresante.

El estrés a corto plazo, en realidad, podría ser bueno para nosotros: ya sea porque has visto la subida de la bolsa y la caída posterior o porque montañas de trabajo te agobian, todos hemos sentido el estrés en algún momento de nuestras vidas. Normalmente, pensamos que el estrés es malo para nosotros. Sin embargo, algunos neurocientíficos dicen que en pequeñas dosis puede ser realmente bueno para nosotros.

Al final, el estrés no es tan malo como dicen…

Bruce McEwen, profesor y director del laboratorio de neuroendocrinología de la Universidad Rockefeller dice: “Cuando se nos desafía, el sistema de nuestro cuerpo produce mediadores, las hormonas como el cortisol y la adrenalina, que ayudan a ponernos en marcha y, de hecho hacen todo tipo de cosas buenas que nos mantienen vivos”.

“Así -continúa el profesor-, el estrés, en pequeñas dosis, puede ayudarnos a mejorar la memoria, nuestro sistema inmunológico, conseguir mejorar nuestro ritmo cardíaco y sentir nuestra energía movilizada. Y es gracias a los productos químicos en nuestro cuerpo que en realidad nos ayudan a hacer frente a las cosas que nos suceden todos los días.”

Así, el cortisol y la adrenalina puede tener efectos positivos en nuestros cerebros, pero McEwen advierte que el estrés crónico puede inundar el cerebro con estas hormonas y terminar siendo perjudicial: “Un poco de cortisol, mejora la memoria, pero una gran cantidad de cortisol, si se produce durante un largo período de tiempo, puede causar la cosa opuesta: pérdida de memoria y atención. Puede suceder que las células del cerebro reduzcan el tamaño en una parte del cerebro llamada el hipocampo, que es muy importante en el recuerdo de lo que haces en el día a día.”

Para estudiar esto, McEwen y su equipo estudiaron las células nerviosas de ratones con un microscopio. “[Las células nerviosas] tiene estos maravillosos árboles [con sucursales] que son llamadas dendritas, lugares en los que otras células nerviosas hacer conexiones y transmiten señales químicas”, explica McEwen.

Estas células se conectan entre sí en las uniones llamadas sinapsis. “Cuando nos fijamos en estas células nerviosas individuales, pudimos ver que las ramas se hacen más cortas y menos ramificados, como resultado del esfuerzo repetido”, dice.

“Eso significa que hay menos conexiones sinápticas, y estas células no están recibiendo la mayor cantidad de información como lo hacen normalmente. Cuando nos fijamos en muchas de estas células se puede observar que muchas de las células en el hipocampo muestran el resultado de esta contracción tras un estrés repetido y, como consecuencia, la memoria no es tan buena.”

McEwen dice que lo que se ha observado en ratones podría ser igual para los seres humanos: el estrés agudo, el tipo que es repentino, puede ser beneficioso, pero el estrés crónico con el tiempo se cobra su peaje. “Un poco de estrés es muy bueno”, dice McEwen, “pero creo que la clave es tener el control suficiente sobre las cosas para reconocer cuando el peligro ha pasado y poder volver al funcionamiento normal. Si no reconocen cuando el peligro ha pasado, si la ansiedad se hace cargo, entonces comienza el proceso crónico y entonces se inicia el estrés malo”.

Cuando llegamos a este punto, comenzamos a perder el sueño, comemos demasiado, es posible que fumemos, bebamos y hagamos las cosas que son malas para el cuerpo en vez de salir, relajarse y disfrutar de un hobby, de los amigos, hacer ejercicio, ir de vacaciones, haciendo cosas buenas que realmente empujar nuestro cuerpo en la dirección correcta.

Esta investigación apareció en febrero de 2003 de la revista Nature Neuroscience, y la edición 2002 del libro “El fin de estrés como lo conocemos”.

El estrés hace proliferar células madre en el cerebro

Por Antimio Cruz

El estrés no es totalmente malo, como podría pensarse. Un estudio de la Universidad de California, en Berkeley, realizado en ratas de laboratorio, identificó que el experimentar eventos estresantes pone en marcha un mecanismo con el cual proliferan células madre en algunas regiones del cerebro y que, dos semanas después, se conviertan en células nerviosas que aumentan la capacidad para mantenerse alerta y solucionar problemas.

El estudio fue dirigido por la profesora de Biología Integrativa de la Universidad de Berkeley, Daniela Kaufer, junto con la estudiante de postgrado Elizabeth Kirby y el 16 de abril de 2013 apareció publicado en la revista de investigaciones científicas financiadas por fundaciones eLife.

“Siempre pensamos en el estrés como en una cosa realmente mala, pero no lo es. Una cantidad moderada de estrés es buena para empujar al organismo a alcanzar niveles óptimos de alerta y mejorar su desempeño cognitivo y conductual”, explicó la profesora Kaufer en una entrevista divulgada por la propia Universidad de Berkeley.

Las investigadoras que desarrollaron el estudio subrayaron que hay una diferencia entre el estrés intermitente y el estrés crónico. Este último es el que se prolonga por muchos días, semanas o meses y no genera los beneficios que fueron observados durante los capítulos aislados de estrés.

El indicador más importante de que el experimentar algunos capítulos de estrés no es tan malo fue el observar que, en ratas, se mejoró mucho el desempeño al realizar tareas dos semanas después de que habían sido sometidas a situaciones que alteraban su estabilidad. Este desempeño fue vinculado con la aparición de indicadores de la proliferación de células cerebrales post-estrés.

“Creo que el estrés intermitente probablemente obliga al cerebro a desarrollar mecanismos para mantenerse alerta de una manera más eficiente y es por eso que aumentan sus calificaciones

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