El Principito
AndreaGR0915 de Febrero de 2015
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Sinceramente el principito es una historia de las más bonitas que he leído ya que, es la segunda vez que la leo. Esta historia nos trata de dar a entender de la inocencia que existe en los niños y las ganas que tienen de conocer el exterior, y comprender cada una de las cosas que ocurren en él.
El cuento te hace reflexionar en que hay muchas cosas buenas en el mundo, pero no te das cuenta de que las hay, porque estamos acostumbrados a juzgar todo, por su apariencia , no por lo que hay dentro de ella, como se mencionaba en la historia, donde el principito llega al jardín de rosas, y se da cuenta que su flor es como todas las demás, y comienza a pensar en lo afortunado que es, porque aunque esa rosa es igual que todas del exterior, no hay ninguna como ella en el interior, y son cosas que las personas ya hoy en día ya no lo toman en cuenta, nos hace falta la inocencia que teníamos de pequeños, para darle sentido a la vida y aprender a disfrutarla.
A lo largo de la historia esta parte es de las que más me gusto: “A los mayores le gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre la esencia del mismo. Nunca se les ocurre preguntar “¿Qué tono tiene su voz?”, “¿Qué juegos prefiere?”,” ¿Le gusta coleccionar mariposas?, Pero en cambio preguntan: “¿Qué edad tiene?”, “¿Cuántos hermanos?”, “¿Cuánto pesa?”, “¿Cuánto gana su padre?”. Solamente con esos detalles creen conocerle. Si les decimos a las personas mayores: “He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en la ventana y palomas en el tejado”, jamás llegaran a imaginarse como es esa casa. Es preciso decirles: “He visto una casa que vale cien mil pesos”. Entonces exclaman entusiasmados: “¡Oh, que preciosa es!”. Esto nos enseña de que el mundo está lleno de materialismo, que no importa la esencia de la persona, solo el dinero, la posición que tiene ante la sociedad, eso es lo que actualmente hace una persona, quizás ahora, es más persona la que más cosas materiales, la que busca poder, cumplir sus caprichos, la que solo se ocupan de vivir económicamente bien, etc.; en vez de estar preocupados por hacer felices a los que los rodean, a los que en algún momento van hacer el futuro del mundo, que son los niños, enseñarlos a vivir de una manera feliz, honesta para que en un futuro ellos hagan del mundo un lugar integro, honesto, con valores y con unos seres más humanos y limpios de corazón.
Hay que comprender la inocencia con la que el niño ve al mundo, la manera tan humana y linda en la que se relacionan los demás sin ningún prejuicio, a ellos solo les importa lo que hay dentro de la persona, no de cuánto dinero hay en su bolsillo, cosas que nosotros como adultos hemos olvidado, porque fuimos niños y veíamos el mundo con la misma inocencia, pero vas creciendo y las cosas van cambiando, en nuestro camino al crecimiento nos vamos encontrando personas que van apagando nuestros sueños o ilusiones, y vamos adquiriendo vicios en vez de virtudes, todo a causa del tiempo que llevamos viviendo y la experiencia que vamos tomando, por eso es mejor esforzarnos en disfrutar la vida como si fuéramos niños de nuevo, sin prejuicios ni materialismos, y aprender de todos los errores que hemos cometido y sobrellevarlos de la mejor manera posible.
Me sentí identificada con este libro, cuando yo tenía la edad del principito, seguramente hubiera respondido a cada una de las situaciones de la misma manera que él, con aquella esencia de niño, porque como se dice todos tenemos un niño dentro, el cual no debemos de olvidar, para ser un poco más humanos en el transcurso de nuestras vidas y así criar niños honestos, buenos e inocentes y poner un granito de arena para que este mundo vea la vida de mucho mejor manera.
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