El Psicoanalista
rick5619 de Octubre de 2011
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Este libro que nos presenta John Katzenbach es el primero que leo de el. Por lo que investigué es un escritor de thrillers, y este sigue en la misma tónica. La premisa de la historia es muy interesante: el psicoanalista Frederick Starks, una persona seca y metódica, recibe una carta en la víspera de su cumpleaños número 53. Al abrir la carta, se encuentra conque es todo menos amigable: en esta le dicen que en el pasado el le arruinó la vida al misterioso autor de la misiva, y este le propone un trato: tiene 15 días para suicidarse, o verá morir a sus familiares, uno por uno. La carta es firmada por un tal Rumpelstiltskin. Posteriormente vemos que Frederick Starks es asediado por personas que trabajan para Rumpelstiltskin, o como se le nombra también en el libro, el Señor R: una hermosa mujer de nombre Virgil, y un abogado de nombre Merlin, ambos personajes que nos encontraremos en contadas ocasiones en el libro, y que en menor o mayor medida le hacen la vida imposible al doctor Starks.
Hasta aquí las cosas se mantienen bien. Pero es justo donde empiezan los problemas del libro; el Señor R es una persona (más bien un maleante) con unos recursos y alcances increíbles, que rayan en lo fantasioso o ridículo. Este se hace del control total de la vida de Frederick Starks, en situaciones que van desde robarle todo el dinero de sus cuentas, involucrarlo en una violación a una paciente, suplantar su identidad y despojarlo de todo lo que tiene…sin embargo, supongamos por un momento que todo esto es posible de hacer. Sigamos pues: el problema crece desmedidamente en la segunda mitad del libro. El personaje central, el doctor Starks, después de intentar engañar al Señor R con una muerte fingida, reconstruye su vida. Todo esto pasando de ser una persona aburrida y con una vida monótona, a un hacker de computadoras, pseudo-matón, fingir una personalidad de indigente (viviendo en y de la calle), y demás cosas por el estilo. Todo esto viene de un punto central: los personajes de esta historia son inconsistentes, y no llegan a desarrollarse de manera correcta; no se puede sentir afinidad por ninguno, y los brincos de lógica son impresionantes. Esta inconsistencia también se extiende al malo del thriller, al Señor R, que por momentos parece inmortal, omnisciente, el asesino perfecto, y al otro momento es un perfecto imbécil que no tiene más control que un niño.
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