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El psicoanálisis


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2013  •  2.444 Palabras (10 Páginas)  •  272 Visitas

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El psicoanálisis emerge históricamente en el punto en que la práctica médica encuentra su límite. En una realidad cultural signada por la represión y la tradición positivista fue necesario que Freud tropezara con serios obstáculos y que haya sabido no descuidarlos, para que se autorizara a apartarse del discurso dominante. No sólo las histerias asomaban como obstáculo en aquellos primeros pasos del camino abierto por Freud, su relación con la cocaína también constituyó un atolladero que logró sortear produciendo incluso una ruptura con el saber médico en momentos en que a través de destacadas labores investigativas como neurólogo aspiraba a alcanzar un renombre dentro de la comunidad científica. [1]

Suele decirse que la falta de escritos específicos sobre las toxicomanías en la obra freudiana constituye una especie de punto ciego vinculado con su propia potencialidad adictiva , o más aún, que su affaire con la cocaína en los años 1880, habría bloqueado la elaboración teórica sobre este particular. Esta explicación, si bien introduce una disyunción entre droga y palabra que no deja de ser interesante, es rebatible en lo que a adicicción se referiere, si se considera que Freud alcanzó la edad avanzada en admirables condiciones de agilidad y lucidez mental.

El 30 de abril de 1884, con tres años en la profesion de médico, Freud comienza a experimentar - sobre sí mismo, sobre Martha y sobre otros – los efectos de la cocaína. Habiendo leído los experimentos de Aschenbrandt sobre la administración de droga a soldados en maniobras con el fin de combatir la fatiga, intentará averiguar por qué vía la cocaína podía aliviar la angustia y la depresión. La carta del 21 de abril de 1884 en la que anoticia a Martha sobre "un proyecto terapéutico y de esperanza" es el primer antecedente sobre el asunto: "He leído últimamente algunas cosas sobre la cocaína, el ingrediente activo de las hojas de coca que algunas tribus de indios mastican a fin de aumentar su resistencia al hambre y la fatiga. Un alemán (se refiere a Aschenbrandt, 1883) ha probado este producto con algunos soldados y afirma que efectivamente sirve para hacerles más fuertes y resistentes. Ahora he hecho un pedido y por razones evidentes voy a probarlo en casos de enfermedades cardíacas y después de agotamiento nervioso, sobre todo en el terrible estado que se produce cuando deja de tomarse morfina (como en el caso del Dr. Fleischel)" .

Sus experimentos prometedores lo llevan a escribir Uber coca, un artículo que sienta precedentes en los anales de la investigación científica porque introduce la cocaína en la medicina y satisface en todos los sentidos las exigencias que incumben a este género: descripción botánica de la planta, datos históricos detallados de su utilización en Perú, recorrido completo de la literatura científica que le había sido consagrada, fórmula química del alcaloide, estudio de los efectos en los animales, repertorio de lo que se sabe de sus efectos en el hombre con aporte de una experimentación original y un análisis argumentado de sus numerosas indicaciones en función de hipótesis que conciernen a las vías y a los modos de acción fisiológica del producto.

Para situar el alcance de Über Coca, sería conveniente dejar de lado lo que hoy evoca el término cocaína y acomodarnos al hecho de que esta no era entonces para nada un producto prohibido. La prohibición data de 1906. En los años 1880, la cocaína gozaba en los Estados Unidos de una inocente preferencia que superaba ampliamente los círculos médicos. El consumo de vinos que contenían coca – los vinos Mariani – era cosa popular. Cuando Albert Niemann [2] logra aislar el principio activo de la materia prima del Vino Mariani, la cocaína se vuelve objeto de una campaña promocional montada por Parke & Davis y otros laboratorios interesados en su distribución mundial. La propaganda emplea lemas similares: "No pierda tiempo, sea feliz; si se siente pesimista, abatido, solicite cocaína." La Coca-Cola iba a contener cocaína hasta 1903. La asociación contra la fiebre del heno había adoptado la cocaína como remedio oficial. En suma, el entusiasmo era casi general con respecto a este maravilloso sustento que fortifica el sistema nervioso, ayuda a la digestión, estimula los cuerpos fatigados, calma los dolores y libera de la toxicomanía a aquellos que están enredados en ella. La situación era muy diferente en Europa, donde se hablaba muy poco de la cocaína.

No hay que excluir que el interés suscitado por Über Coca se haya debido al hecho de que se trataba del mejor estudio europeo escrito hasta entonces. Es de notar, además, que el status que reviste nosológicamente la neurosis en sus inicios (1785), conforme con el modelo anátomo-clínico, responda a un modelo "lesional". De allí Allouch infiere que "si el discurso médico en el cual se inscribe se caracteriza por tomar su apoyo sobre el significante-amo de la lesión, la cocaína será ese objeto que en el lugar del Otro, dará consistencia a lo supuesto de esta lesión al ratificar en contrapunto su verdad. De allí que la cocaína no es y no podría ser un medicamento entre otros. Ella encarna, por confirmar la lesión, lo que es necesario designar como lo que es el medicamento. Resulta de ello que su acción no podría ser unívoca pues esta univocidad dejaría lugar a otra acción posible y, entonces, a otro medicamento. Über Coca marca esta posición eminente."

Por lo demás, el artículo muestra un tono de entusiasmo que Bernfeld no deja de destacar: Freud escribe por ejemplo acerca de un “don” (Gabe) de cocaína allí donde hubiese debido hablar, en términos científicos, de una dosis. Bernfeld extrae de ello, con razón, la conclusión de que ese texto está atravesado por una “corriente subyacente muy persuasiva”. Freud le escribe a Martha y habla allí de su texto como de un “cántico a la gloria de la cocaína”, confirmando así lo que le decía el 25 de Mayo cuando acababa de curar con coca a un enfermo afectado de un catarro gástrico: “Si todo va bien, escribiré sobre esto un artículo y espero que la cocaína se colocará al lado y por encima de la morfina. Ella hace nacer en mí otras esperanzas y otros proyectos. La tomo regularmente en muy pequeñas dosis para combatir la depresión y la mala digestión y esto con el más brillante éxito. Espero lograr suprimir los vómitos más tenaces, incluso si son debidos a algún grave padecimiento; en resumen, sólo ahora me siento médico pues he podido acudir en ayuda de un enfermo y espero socorrer a otros.”

Jean-Luis Brau en su Historia de las drogas, refiere que el amor tuvo la culpa de que el fundador del psicoanálisis no fuese el primero en descubrir

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