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Enviado por   •  30 de Abril de 2015  •  Síntesis  •  805 Palabras (4 Páginas)  •  112 Visitas

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La pregunta por el yo es quizás uno de los cuestionamientos fundamentales de la humanidad, por lo que no solo ha sido enunciada en el contexto de la ciencia sino en diversos sistemas religiosos y espirituales a lo largo de la historia humana.

En los distintos períodos de la historia han existido diversas opiniones acerca de la índole del yo. Para las concepciones "clásicas", el yo ha sido una substancia ya sea un "alma" substancial o meramente una cosa. Otras teorías niegan toda substancialidad del yo, considerándole solo como un epifenómeno, una función, o un complejo de sensaciones e impresiones. Por último, han existido también teorías que buscan una solución ecléctica intermedia o que se han fundado en algún otro principio divergente.

En español según una explicación simplista que aporta la RAE en su DRAE el yo señala la realidad personal del que habla o del que escribe y refiere asimismo a todo sujeto humano en su calidad de persona.

El concepto de yo ha desempeñado un lugar central en la obra de numerosos filósofos; por ejemplo en la enunciación original (en francés) del cogito ergo sum hecha por Descartes (quien usa la palabra francesa je como equivalente yo). En cuanto a Kant, éste filósofo trata al ego principalmente como una base de la gnoseología, para Kant el yo es la unidad asociada a la totalidad de las representaciones y el "yo pienso" es la pura apercepción, así gnoseológicamente el yo es la transcendental unidad de apercepción, tal unidad posee un carácter objetivo que le hace diferir del carácter subjetivo de la conciencia. Pero ese yo es un yo del conocimiento, en cuanto se le plantean a Kant cuestiones derivadas del paso de la razón teórica a la razón práctica le es imposible conservar el criterio de la unidad aperceptiva transcendental por lo que se hace necesario la inclusión del ego en una realidad más amplia la cual en lugar de preceder a la sociedad y a la historia tal unidad más amplia es la mismísima historia, así, pese a las grandes diferencias ocurridas entre ambos pensadores el ego kantiano tiene similitudes con la Razón en cuanto es dialecticamente equiparable al "espíritu" (Geist) que teoriza Hegel aunque tanto la "Razón" (acaso equiparable al logos) y el "espíritu" (o "Geist") hegelianos resultan algo muy superior al ego y el ego les es subordinado en el devenir de la historia.3

Para Schopenhauer, quien se consideraba proseguidor de Kant y a la vez se encontraba influido por la idea de maya procedente del hinduismo y del budismo el yo era una expresión o representación (Vorstellung) ilusoria de una voluntad (Wille) material e inconsciente.4 Luego el concepto de yo toma especial relevancia en la filosofía romanticista que se halla en los sistemas del joven Schelling5 y en la obra de Fichte. Estos dos pensadores consideraban que el yo común tenía como referente a un Yo absoluto que era totalmente incondicionado y la base de todo conocimiento; muy importante es saber que para Fichte el Yo (aquí con mayúscula ya que no es un "mero" yo, sino una especie de entidad superior) es la realidad previa a la separación entre sujeto y objeto (sin los matices metafísicos6 más de un siglo después Jacques Lacan llegará a algunas conclusiones preliminares semejantes aunque en un contexto muy diferente).

Omitiendo a los postkantianos y replanteando al cogito cartesiano; Sartre considera que el ego no es un «habitante» de la conciencia, tampoco es la base de la conciencia ni puede ser confundido con la misma sino que es un objeto pasible de ser estudiado por la conciencia, es decir el ego transciende a la conciencia en cuanto puede virtualmente ser situado fuera de la conciencia, por ende el ego en la teoría de Sartre es un objeto proyectado fuera de la conciencia y no es ni la conciencia ni el sujeto, aunque en el discurso vulgar o ingenuo usual los conceptos conciencia, ego y sujeto suelen ser confundidos en una sola cosa: la conciencia puede estudiar al ego y eso significa que el ego puede ser puesto como transcendente por y para la conciencia (la palabra "transcendencia" en el discurso sartreano está exenta de significado metafísico, espiritual o preternatural, el ego es transcendente porque "está afuera de la conciencia") y estudiado por la misma conciencia.7 La posición de Sartre es muy original ya que (aún con patentes visos de fenomenología y ya con elementos de existencialismo ) parte de la conciencia definida por la intencionalidad, y va a construir una filosofía de la conciencia que no es ya solo una filosofía del sujeto (con esto evita una filosofía subjetiva y busca -a través del ego en cuanto objeto de la conciencia - una filosofía objetiva). Mediante un análisis de tipo fenomenológico constata y analiza al ego en su doble componente: el je (yo deíctico) y el moi (yo pronominal).

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