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Entre trayectorias

3692011Monografía14 de Mayo de 2020

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Introducción

Cuando comencé este trabajo sobre ¿Qué son las trayectorias escolares? me retrotrajo a mí  trayectoria escolar  de la escuela secundaria. Viendo las trayectorias actuales, son muy diferentes a la que yo viví.  

Para realizar esta monografía me basé en el libro de Sandra Nicastro “Entre Trayectorias” (escenas y pensamientos en espacio de formación 2012). También he tomado palabras de Flavia Terigi “Los desafíos que plantean las trayectorias escolares” (2007) y del Concejo Federal de Educación Resolución CEF Nº 174/12.

También voy a seguir la misma línea de tiempo que utilizó la autora y voy a mantener los títulos y subtítulos que esboza el libro en el cual yo me basé.

Durante el recorrido de este trabajo mi propósito  será responder a las inquietudes que irán surgiendo  como ¿Qué impacto tienen las trayectorias escolares en el docente y el alumno? ¿Qué posibilidades me dan esas trayectorias escolares para llegar a buen término? Y resolver la principal pregunta que me lleva a realizar dicho trabajo ¿Qué son las trayectorias escolares?

 

 

 


Trayectorias y formación en el contexto educativo

Una manera de pensar las trayectorias

Para referirnos a trayectorias hablaremos de recorrido, camino que se transita, que se recorre. No es un protocolo que se sigue, es mejor pensarlo como “un itinerario en situación”.

Cuando pensamos en  trayectorias nos hacemos a la idea de un sendero que está vinculado con el sujeto, con la interrupción, con rodeos, con obstáculos y desviaciones, en un  tiempos que nos ayudaran a entender que son las trayectorias.

Para poder entender la temporalidad en las trayectorias, podemos decir que las instituciones primarias son el requerimiento indispensable de lo social, que se expresan en las instituciones secundarias como familia, escuela, etc.

Trayectoria y temporalidad                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            

 Para hablar de temporalidad tenemos que pensar a las trayectorias como un relato, como una sucesión de hechos, de acontecimientos, un proceso que tiene un comienzo pero no podemos predecir el final.

Este relato  de historización que llevan a cabo los sujetos de su propia trayectoria, implica una mirada a nuestro pasado, a nosotros mismos, pero para esto,  tenemos que ser objetivos ya que estamos atravesados por el tiempo y la cultura. Esos relatos están compuestos por lo propio, por lo compartido, por el entrecruzamiento con otras trayectorias escolares y por la narración misma.

Pero, ¿cómo hemos llegado a este recorrido, a este tiempo y espacio que hoy ocupamos?, ¿somos objetivos de nuestra trayectoria para no volver a cometer los mismos errores?, ¿Habremos encontrado algunas dilucidaciones que nos ayuden a entender nuestro presente o sólo el tiempo paso?

Así pues la escuela clásica tiene una temporalidad propia de una época distinta,   además ahora estamos al tanto sobre el aprendizaje y sabemos que la diversidad de ritmos no es un defecto que margina, sino que es parte de la peculiaridad que todos tenemos. Los niños que se adecúen a una organización de temporalidad  que funciona,   muchas veces  dejo afuera a un sinnúmero de ellos.

Para concluir, podemos pensar en un recorrido futuro que pretenda apropiarse, adelantarse a lo que será, esfumando toda posibilidad de pensar, cómo se va a ir formando esa trayectoria, esto implica tomar una posición  ante una hipótesis, una posibilidad , un tal vez, porque una trayectoria no es un cálculo matemático.

  Trayectoria y narración.

 La narración es contar, es relatar en un tiempo que se ve atravesado por el tiempo mismo que va trascurriendo a medida que se relata, es contar un proceso histórico, que nos hace  ver de qué manera pudimos llegar hasta allí.

Por ende esa narración no es lineal, tiene sus altibajos, no es continua, sino engarzada una con otra cual eslabones de una larga cadena.

Al hablar de narración no  nos estamos refiriendo a la parte lingüística, sino a poder saber quién es él, qué significado tiene la trayectoria para él, y qué relación tiene con el otro.

Ya hemos mencionado que toda trayectoria tiene un punto de inicio, pero no de llegada. Ese punto de partida comienza cada  vez que esos relatos adecuados se interrumpen y la duda, la voz del otro, los interrogantes, entran en la charla, dando lugar a aquello que va más allá de lo imprevisto.

Los alegatos de los que cuentan las trayectorias, en algunos casos pasan a ser narraciones de sucesos perdidos en el tiempo

Por esto el relato puede adquirir distintas formas, en algunos casos aparece como: una seguidilla de nombres, otros de fechas o una sucesión de hechos con una disposición y correlación entre ellos que es imposible ser concebida.

Pienso que ese relato da cuenta de una trama, una evocación de la experiencia vivida a lo largo del camino recorrido, donde se recorta el recuerdo de cada uno y aparece lo propio, lo que conmovió a cada sujeto. Y para decir esto claramente, las palabras tienen que fluir de nuestro interior, sin ningún inconveniente, pero esto no es muy sencillo, ya que no se nos acumulan en la boca para salir. No al contrario, parece que nos falla la memoria, que nos faltan términos para poder expresarnos, que alteramos los hechos, que transformamos las narraciones, que nos quedan inconclusas algunas partes y las tratamos de llenar

No es a veces la extranjeridad propia de cada uno y del otro, la que habita alguno de los encuentros entre trayectorias, sino más bien un profundo sentido de extrañeza, la impresión de estar en el umbral de aquello que puede llegar a comprender. Es inevitable que el interjuego necesario entre la realidad y la ficción a remita situaciones en las cuales no es justamente la certeza lo que prevalece, se suscita superposición de perspectivas, líneas de análisis que toman giros difíciles de seguir, oscilaciones en la interpretación que adquiere a veces tal pendularidad que confunde. (Sandra Nicastro  Enfoques y Perspectivas 2012).

 

Trayectoria y pensamiento

Sostendremos que la relación entre trayectoria y pensamiento supone acciones enmarcadas y dirigidas por un pensamiento que se va desplegando en el mismo momento de la acción que no es completamente previo a ella que la orienta y la potencia en la medida que ella modifica el pensamiento mismo.

Quien construye trayectorias, promueve formas de pensar, de pensar en conjunto. Ahora bien el pensamiento no es sólo un ejercicio de abstracción, es también un movimiento subjetivo, es decir que se produce dentro de nosotros y se refleja en acciones externas.

El pensamiento y la acción no se oponen, se complementan, son contemporáneas; el uso del pensamiento no implica supremacía de la teoría sobre la práctica, no obstante querer aplicar las soluciones que nos da la teoría de manera mecánica no siempre da buenos resultados, sobre todo en el plano educativo; el aula no es un laboratorio donde se puede repetir un experimento, es un sujeto vivo, en constante movimiento.

Reproducir de manera sistemática impide pensar, por eso el pensamiento como práctica no busca explicar lo “que ya está”, sino por el contrario, alterar lo dado, aportar nuevas ideas, reconfigurar, desentrañar, desarmar para volver a armar pero de otra forma, de manera inédita, así se elabora la trayectoria, como pensamiento dinámico; la trayectoria es acción dirigida por el pensamiento; el pensamiento orienta la acción y a su vez ella modifica el pensamiento.

Ya anticipamos que, quien construye trayectorias promueve formas de pensar en conjunto lo que nos permite trabajar  en  grupo sobre “una misma cosa” y cuyo resultado también incluye al que construye y así el pensamiento que se da entre trayectorias no es de nadie y es de todos.

De ahí que se insista en que el pensamiento es acción, se moviliza en nosotros estando solos o con otros, pensamos para crear y recrear, para organizar y significar  el mundo, el de nuestro yo interno  y el que se relaciona con los otros.

Pero como ya dijimos, el pensamiento no es estático, las certezas se desvanecen y en esa brecha  se abren camino nuevos pensamientos y esta dinámica es más visible cuando ponemos nuestro pensamiento al servicio de pensar con otros, como una experiencia compartida en la que la suma de las partes no elimina la tarea individual, sino que la complementa, la refuerza y lo más importante es el espacio donde el pensamiento se cuestiona, se pone en duda y es ahí cuando tenemos que decidir si abrirnos a los nuevos caminos o cerrarnos en estructuras rígidas.

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