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Genealogía de la locura en Occidente


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2016  •  Resúmenes  •  2.036 Palabras (9 Páginas)  •  226 Visitas

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Genealogía de la locura en Occidente

CONCEPCIONES Y TRATAMIENTO DE LA LOCURA PREVIAS A LA MODERNIDAD

  • No había una conciencia médica de la enfermedad mental ni una disciplina que la abordara en su especificidad.
  • No existía un ordenamiento jurídico especial para la locura: mismos derechos y obligaciones civiles para todos los ciudadanos.
  • Abordaje filosófico y moral de la locura.
  • Loco goza un estatuto de libertad: loco como ser pacífico, aislado de la sociedad y el mundo cultural, vagando en forma errante en el espacio cultural y sus márgenes.
  • Cuando la locura iba asociada a un comportamiento antisocial o delictivo: respuesta social y legal indiferenciada, tratando al sujeto del mismo modo que a otros grupos con comportamiento antisocial (unificación místicos, criminales, libertinos y locos en el mismo espacio institucional). En este abordaje se unificaba el cuidado moral y religioso, bajo la autoridad del monarca o el sacerdote.
  • Dentro de las concepciones religiosas, la locura fue vista como un modo de posesión por el diablo, el loco como ser maldito se encierra, castiga y tortura, para que revele la verdad que esconde dentro de sí.
  • El loco comienza a visualizarse como un ser no social que introduce desorden y desviación en la moral del grupo, siendo la expulsión de la sociedad una solución política a este problema práctico, objetivo y social.

HECHOS DECISIVOS PARA EL SURGIMIENTO DE LA PRÁCTICA PSIQUIÁTRICA COMO RESPUESTA AL PROBLEMA DE LA LOCURA

  1. Giro de la conciencia de la locura dentro del racionalismo cartesiano, siendo considerada como una afección de la capacidad de razonamiento individual del sujeto moderno.
  2. “Gran Encierro” como respuesta política a las transformaciones sociopolíticas y económicas en la Europa del siglo XVIII. Esto implicó la creación de espacios institucionales donde se encerraban a poblaciones heterogéneas de seres antisociales (como ya fue expuesto), asociando a la marginalidad con la peligrosidad en la conciencia social y colectiva.

Como ejemplo de ello, se encontraba el Hospital General, como tercer orden de represión junto al sistema judicial y policial. Este establecimiento tenía un estatuto semijurídico, en tanto el director del mismo poseía total autonomía para juzgar la conducta de los sujetos y tomar decisiones de internación, como para establecer tratamientos correccionales.

De este modo, el Gran Encierro dio lugar a dos hechos sociales que confluyeron en el tratamiento psiquiátrico de la locura en la modernidad:

  1. Establecimiento de la ecuación locura-internación que adquirió estatuto natural en la conciencia social y en la conciencia médica;
  2. Establecimiento de un nuevo orden jurídico dentro de instituciones de encierro, heredado por la psiquiatría del S XIX. Este permitió que el psiquiatra pudiera decidir sobre la internación o no internación del alienado desde la práctica diagnóstica, como el ordenamiento de la conducta dentro de estos establecimientos.

Así, el “Gran Encierro” constituyó el primer despojo de derechos al loco, desde la exclusión social y la pérdida de derechos ciudadanos, con el consecuente sometimiento al poder del director de los asilos.

Este confinamiento como medida económica y de prevención social señala el momento en que la locura comienza a asimilarse a los problemas de la ciudad.

MODERNIDAD: SURGIMIENTO DE LA PSIQUIATRÍA COMO RESPUESTA POLÍTICA AL PROBLEMA DE LA LOCURA Y LA DESVIACIÓN EN TANTO ASOCIADAS A LA IDEA DE PELIGROSIDAD EN EL IMAGINARIO SOCIAL.

  • La psiquiatría y sus prácticas no tienen un origen fundamentado en criterios de salud, sino en la necesidad de dispositivos específicos de control de los individuos irracionales en los Estados Modernos.
  • La psiquiatría de los Estados Modernos continua así la institucionalización de la locura como problema urbano del “Gran Encierro”. De este modo, en la Modernidad la locura adquiere: a) un lugar de enfermedad en la conciencia pública, b) un lugar institucional específico para su tratamiento y control, c) una disciplina que la constituye como objeto de estudio, d) un guardián para su control racional: el psiquiatra.
  • Por lo tanto, la solución psiquiátrica de encierro y control loco es de carácter política no médica, y se ejerce desde el lugar del médico como figura de autoridad que concentra en ella al poder del legislador, del juez y de la policía. El psiquiatra es quien dicta la sentencia de exclusión social e internamiento y el que determina y dirige el tratamiento correccional del enfermo.

  • Este tratamiento psiquiátrico de la locura surge desde un nuevo ordenamiento jurídico para enfermos mentales, que surge en el marco de la Revolución Francesa y busca garantizar cierta protección de los derechos del hombre, que no se garantizaban en el “Gran Encierro”.

  • Ley Esquirol (1838) como legislación que aúna el encierro manicomial del enfermo mental, la transferencia al médico del poder de juicio y sentencia a través del diagnóstico, y la legitimación de la psiquiatría en la Medicina Moderna. Esta ley rigió el destino de los enfermos mentales y las prácticas asilares durante más de 150 años en Francia, extendiendo sus principios jurídicos a todos los Estados Modernos de Occidente. Considerándose de este modo a Esquirol como el padre de la psiquiatría moderna.

A través de este reordenamiento jurídico y político, el manicomio se consolidó como respuesta política por excelencia al problema social de la locura en la modernidad. Este manicomio no es un lugar para el diagnóstico y tratamiento, sino que constituye un dispositivo de exclusión y tratamiento correccional manteniendo así la realidad del “Gran Encierro” para los enfermos mentales, contrario a los derechos de la Revolución Francesa que sostenían la legislación. Los internados fueron sometidos así al poder médico de tipo judicial y moral, poder cuya legitimidad reside en la supuesta cientificidad de sus prácticas. El manicomio como institución para la protección social frente a la potencial peligrosidad del enfermo mental.

  • Toda la experiencia moderna de la locura se constituye y ordena bajo los criterios de la Ley Esquirol, adquiriendo tres dimensiones  fundamentales que la sostienen:
  1. Dimensiones sociales: imaginario social del loco configurado desde el dispositivo psiquiátrico. De este modo, el loco es un sujeto enfermo y peligroso para el orden social, lo que lleva a la ecuación locura-encierro, en un círculo de legitimación y reproducción de la Medicina Mental y su dispositivo institucional: el psiquiatra actúa por el bien del enfermo y de la sociedad.
  2. Dimensiones jurídicas: el psiquiatra tiene el ejercicio legítimo del poder judicial y penitenciario dentro del manicomio, en forma total y absoluta.
  3. Dimensiones epistemológicas: concepciones organicistas de la enfermedad llevan a la legitimidad de la práctica médica sobre el cuerpo del enfermo mental, considerado pasivo y no responsable de su padecimiento.

En síntesis, la experiencia moderna de la locura se basó en el encierro y tratamiento correccional en manicomios y colonias de internación, a través del ejercicio del poder psiquiátrico en el disciplinamiento, educación y castigo del internado. Todas las prácticas manicomiales tuvieron un fundamento de adaptación y sometimiento de los sujetos, más que un fundamento diagnóstico o terapéutico. En ellos, se anulaba la subjetividad y singularidad de cada problemática y proceso de salud-enfermedad, imponiendo una nueva identidad basada en la exclusión e internación, en forma conjunta a los comportamientos requeridos en la institución. Los “pequeños monstruos” del manicomio no eran producto de su problemática subjetiva, sino del ejercicio del poder psiquiátrico sobre sus cuerpos y mentes.

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