Gisèle Marty
PatthownzkayaBiografía7 de Agosto de 2015
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I.
EL CONCEPTO
DE LA PSICOLOGÍA DEL ARTE
En el fondo, cuando se habla de arte
abstracto, se dice siempre que es música.
Cuando se quiere hablar del bien,
se habla de música.
Todo se hace música.
Creo que por eso no me gusta la música.
Pablo Picasso
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¿QUÉ ES LA PSICOLOGÍA DEL ARTE?
Decir en términos de lo que se ha dado en llamar la folk psychology, es decir, de una forma común y alejada de lostecnicismos lo que es la psicología del arte, resulta bien fácil.
La mayor parte de la gente entiende lo que es tener una experiencia artística, y es capaz de describirla con mayor o menor acierto desde el punto de vista del sentido común.
Son muchos también los que intuyen que esa capacidad de emocionarse ante una obra de arte forma parte de las características de la naturaleza humana. Súmense dos y dos, y se obtendrá la verdad de Pero Grullo, de que lapsicología del arte es la parte de la psicología que se encarga
de explicar las experiencias artísticas.
Pero cuando los psicólogos se han planteado cómo se hace
eso que parece tan obvio, las dificultades se acumulan en
una medida descorazonadora. En 1966, Rudolf Arnheim,
uno de los grandes personajes de la Gestalt, de referencia
ineludible en este terreno que pretendemos acotar, planteaba
las dificultades inmensas que existen para poder realizar
una psicología del arte, una disciplina que, a su entender, se
encontraba por aquel entonces en una etapa muy primeriza
y endeble. Si tenemos en cuenta que los trabajos de Fechner
sobre la estética experimental habían comenzado ya en el siglo
XIX (Fechner, 1871; 1876), y que es a principios del siglo
XX cuando Sigmund Freud aborda las interpretaciones psicoanalíticas
de las propuestas estéticas de Leonardo y Miguel
Ángel (Freud, 1907-1928), hay para preguntarse qué
habría sucedido o, mejor dicho, qué había dejado de suceder
durante tanto tiempo como para que Arnheim, vencida
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ya la mitad del siglo XX, diese todavía por pendiente de conseguir
la psicología del arte.
El propio Arnheim tiene la respuesta. Este autor forma
parte del pequeño grupo de psicólogos que en los años 60
mantenía la suposición de que el arte, al igual que cualquier
otra actividad humana, no sólo es susceptible de ser comprendido
de manera psicológica, sino que su explicación es
del todo necesaria para un estudio completo de la conducta
humana. Pero, como él mismo dice:
La psicología, como ciencia humanista, está comenzando
a nacer de un inestable acercamiento entre las
interpretaciones filosóficas y poéticas del hombre,
por un lado, y las investigaciones experimentales
sobre los músculos, los nervios y las glándulas, por
otro. Y apenas hemos llegado a acostumbrarnos a
lo que pudiera ser tal ciencia de la mente cuando
nos vemos enfrentados con la tentativa de abordar
científicamente la más delicada, la más intangible,
la más humana de las manifestaciones humanas
(Arnheim, 1966, p. 11).
Arnheim se refiere, claro, a la psicología del arte. Y ese
párrafo de su libro Toward a Psychology o fA r t es una excelente
síntesis de lo que tenemos pendiente: abordar científicamente
la más humana y delicada de todas las manifestaciones
conductuales de nuestra especie. La tarea parece
inmensa; quizá imposible, en opinión de algunos. Desde
luego, es todavía hoy, en cierto modo, una empresa tan
pendiente como en la época de Arnheim. Pero sería absurdo
negar que se hayan hecho progresos; éstos existen y son
de gran importancia en algunos campos. También podemos
tropezamos con fracasos, y de ellos deberíamos apren
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der tanto como de los éxitos, si no más. Un “fracaso", entre
comillas, muy conocido es precisamente el que sirve de
excusa a Arnheim para plantear todo lo que está pendiente
en la psicología del arte. Nos referimos al programa de
Fechner acerca de la estética experimental.
EL PUNTO DE PARTIDA:
FECHNER Y LA ESTETICA EXPERIMENTAL
Los puntos de partida son, en muchas disciplinas, convencionales.
Durante un cierto periodo fundacional o, si se
quiere, prefundacional, cada ciencia se mueve en un campo
de intuiciones que no llegan muy lejos. Podríamos elegir
quizá como origen de la psicología del arte el ya mencionado
psicoanálisis, o la Gestalt, o incluso el libro de Dewey,
Art as Experience (Dewey, 1934). Pero el intento de Fechner
tiene la ventaja de que parece responder a las exigencias
que haría Arnheim casi un siglo después: un intento de
aproximación experimental a las preferencias estéticas.
Gustav Theodor Fechner investigó las preferencias de las
personas por determinadas proporciones de rectángulos
(la denominada sección áurea) iniciando, con ello, el camino
de la estética experimental. Desde sus trabajos hasta
nuestros días, la mayoría de los intentos de construcción de
una psicología experimental del arte proponen como punto
de partida metodológico el estudio de la percepción, y Fechner
se considera el prototipo histórico de esa disciplina.
Su planteamiento ha sido adoptado por una multitud de
psicólogos interesados en medir las respuestas estéticas de
los individuos en condiciones experimentales. Pero al reducir
las experiencias estéticas a los efectos detectados mediante
el estudio en laboratorio, entendido éste como una
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recopilación de respuestas simples dadas por los sujetos sobre
sus sensaciones placenteras, el ámbito de estudio de Fechner
se apartó muchísimo de esa "más delicada y más humana
de las manifestaciones humanas" (Arnheim dixit).
Reducir la experiencia estética a, por ejemplo, la cuestión de
la sección áurea en la preferencia de las dimensiones de un
rectángulo es dejar de lado demasiados factores significativos
para una psicología del arte que se precie de serlo.
La reducción básica que acomete Fechner para poder
convertir la experiencia estética en algo medible identifica a
ésta con un simple hedonismo: o se siente placer, o se siente
incomodidad frente a un estímulo estético. Y así, las respuestas
dadas por los sujetos sobre el posible agrado o desagrado
ante un estímulo estético le proporcionaron las condiciones
sobre las que Fechner construyó su psicofísica de la estética.
Semejante enfoque permitió a los psicólogos reducir los
complicados procesos que tienen lugar cuando las personas
perciben y comprenden obras de arte a una sola variable
registrable, es decir, planteó la posibilidad de lograr la
condición preferida del método científico, que es la de la reducción
de los fenómenos hasta convertirlos en manejables
experimentalmente. Pero es también una condición necesaria
del método científico el que esa reducción no destruya
los fundamentos de lo que se quiere explicar. Pese a que
esta segunda exigencia no quedaba nada clara, los métodos
utilizados por Fechner fueron incorporados y desarrollados
por multitud de figuras de primera línea en la investigación
psicológica: Wundt, Külpe, Ziehen, Witmer, Thomdike,
por citar sólo algunos nombres de una larguísima lista
disponible (Valentine, 1962). No obstante ese éxito en cuanto
al número de estudiosos interesados por el experimenta
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lismo estético, o quizá debido a la incapacidad de éste de superar
las críticas, lo cierto es que el término "estética experimental"
acabó por tener mala prensa. Gibson (1950), por
ejemplo, consideró que la estética experimental era en ese
momento un fracaso.
Pero convendría entender que Fechner pretendía completar
una estética filosófica, que procedía "desde arriba",
con una estética experimental "desde abajo", proporcionando
a los estudios de la psicología del arte la base objetiva
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