Humanismo politico
tachialfaroApuntes22 de Mayo de 2017
641 Palabras (3 Páginas)256 Visitas
Humanismo político
La polis representa la posibilidad, el ámbito y la medida de la realización más completa de lo humano. La excelencia moral es excelencia ciudadana. Progresar en dirección a la plenitud humana es progresar en aquello que el hombre es en y merced a la polis. Sostener todo esto significa reconocer que es posible y acertado hablar de un humanismo político.
La potencialidades de lo humano siempre se hacen practicables, se desarrollan y cultivan según una determinación práctica que el hombre busca y se da a sí mismo, y que, por ser el hombre un ser social, consiste en alguna forma concreta de sociedad.
La polis, es la creación humana que constituye la determinación práctica más abarcante e integral del cultivo de lo humano. La vida política es la forma más acabada en la que la naturaleza humana es llevada a la práctica, es convertida efectivamente en un modo de vivir. Que la vida política es vida plenamente humana significa que no puede ser entendida como vida simplemente corporal o, en el mejor de los casos, como condición material de la vida espiritual: de una vida espiritual que ya no sería vida política. La vida política no se ordena a hacer posible la vida espiritual, sino que ella misma es, a la par, vida corporal y espiritual.
El concepto teleológico de naturaleza, que Aristóteles sostiene, implica que el conocimiento de la naturaleza de un ser lo obtenemos del conocimiento de ese ser en un estado acabado, del conocimiento de las características que ese ser presenta cuando ha alcanzado su plena y normal constitución.
El modo de ser y vivir que el hombre adquiere en la polis constituye la experiencia más completa de la naturaleza humana. La polis representa el contexto adecuado de nuestra búsqueda, de nuestro descubrimiento de lo auténticamente humano.
La perfecta expresión de lo humano no se encuentra en una magnifica privacidad, hacia la que el hombre debería replegarse para conmensurarse con la verdad sobre sí mismo. Si el hombre es un animal político, la plenitud humana solo puede ser un ideal de sociabilidad, de ciudadanía: la perfección de nuestra esencial ligación y dependencia respecto de otros. La autenticidad de lo humano acaba siendo medida en términos de emotividad, pues al hombre, instalando en el santuario de su intimidad, se le hace enajenante.
El yo emotivo no es capaz de comprender que la verdad de lo humano no consiste en una condición emotiva, sino en una condición activa, en una forma de actuar y de estar dispuesto para la acción, y que la acción no es pura expresión de estados interiores, sino proyección e incorporación de nosotros mismo a un mundo que está ahí, ante nosotros, definido y articulado, y que nos define a nosotros mismo conforme nos incorporamos a él.
Por su parte, el cosmopolitismo supone pensar que, para que el hombre quede constituido en su completa humanidad, es preciso ubicarlo, sin mediación alguna, en una ámbito irrestrictamente universal, extrayéndolo de cualquier contexto menor, que es considerado, en consecuencia de la condición humana del hombre.
La pertenencia del hombre a la polis se convierte en un hecho irrelevante, completamente accidental y exterior respecto del contenido y del conocimiento de lo humano.
Los valore, los principios e ideales pueden ser universales, pero por sí mismos no componen ninguna forma real y concreta de vivir. Ninguna comunidad, ninguna clase de vida y acción en común consiste solo en la práctica de valores tomados en su pura universalidad. Esta interioridad social de los valores significa que estos son vividos según la concreción que, dentro de la sociedad adquieren y que los hace practicables.
La polis es la comunidad donde la naturaleza humana se actualiza y manifiesta en toda su potencialidad. Es en la condición política del hombre, en su vivir y actuar políticos, donde podemos encontrar el concepto más adecuado y completo de lo que significa ser humano.
...