Infancia Es Desino

Infancia es destino.

Freud señaló: “las experiencias de los primeros años de vida marcan de manera definitiva al individuo”, y Santiago Ramírez nombra su libro con una frase que ella sola es verdaderamente reveladora en cuanto a la influencia de nuestros primeros años de vida en el resto de ésta: “Infancia es Destino”…

Científicos norteamericanos recién descubrieron que las regiones del cerebro humano que crecen más durante la infancia son aproximadamente las mismas que distinguen el cerebro humano del de los simios y los monos. O sea, infancia es el comienzo de la especie humana, es: su destino.

Santiago Ramírez, desde otro ángulo confirma esto, y nos dice la infancia es el destino del hombre, ya que desde ésta se imprime el sello a los modelos de comportamiento posteriores. Nos demuestra cómo el fin de la terapia es modificar el destino cambiando el pasado por un destino menos traumático y sí más pragmático, aunque deja en claro que habrá de hacerse sin interpretar en ciertos sentidos para no disparar y enfrentar el desafío de las defensas.

En la obra se explica que los mexicanos llevan a cuestas el trauma de la Conquista española, y que por tener un progenitor que se ausenta y una madre (indígena o no) que es relegada y abandonada, los mexicanos la han pasado mal durante siglos y el trauma prevalece, y explica, hoy en día, las causas del abandono de los hijos por el padre y la responsabilidad de la madre que se queda con ellos. Importante es la observación de que, en México, existe toda una atmósfera sociocultural alrededor de la imagen de la mujer en sí, y del rol de ésta dentro de la estructura familiar.

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